Cap.19=Gato encerrado

152 23 3
                                    

Capítulo diecinueve

Es un nuevo día.

Algunos pequeños rayos de sol se cuelan por las enormes ventanas de la habitación y estiro mi cuerpo en la enorme cama después de haber dormido a cancha libre.

Definitivamente se nota la diferencia entre él y yo con respecto a quien es más importante que quien.

Me quito las sábanas de encima para salir de la cama y quitar toda la pereza que he acumulado en dos días en los que no he hecho absolutamente nada, no obstante, un ruido sordo proveniente del armario hace que me gire inmediatamente a esa dirección y me ponga en guardia.

Quién podría ser si al final si no es él soy yo y no creo que después de lo que discutimos anoche este de ánimos como para estar aquí a dentro.

Flashback

—¿Acaso estás haciendo que esta operación fracase a propósito? —suelto sin un gramo de titubeo y automáticamente sus ojos, ya más oscuros, enfocan mi rostro mientras toma una postura recta y seria ante mí.

—¿De qué hablas, Molly?

—Lo que escuchaste. —hago un ademán con mi cabeza en su dirección.

El chico de ojos mieles levanta una de sus cejas y toma el puente de su nariz después de unos minutos de estarme observando sin decir absolutamente nada. —¿Entonces piensas que el que la operación D aún no haya tenido resultados de nada tiene que ver conmigo directamente porque soy un traidor? —cuestiona y no dudo ni un solo segundo en responderle.

—Ombre, si dices que es un plan que no tendrá éxito jamás, pues...

—No lo decía literal, solo date cuenta que esto es algo que no se va a acabar de la noche a la mañana.

—Sé que no, pero aún así con tus palabras me hiciste dudar, además, mi mente ya no está tan concentrada en lo que acaba de pasar, sino en que tan pertinente eres para estar en el puesto en el que estás —me cruzo de brazos y adopto la misma postura de superioridad que él.

Siento que me estoy metiendo en un terreno peligroso, pero no me pienso quedar con mis dudas y lo que tengo que soltar cuando lo tengo que hablar.

—¿Ahora estás dudando de mi capacidad para estar en el mando, en serio, Molly?

Me encojo de hombros —Yo no he dicho eso, pero aún así, tienes el deber de alentarnos, no decirnos que estamos en una operación que no tendrá éxito jamás.

—Ya te dije que... —hace una pausa y niega abiertamente, deja que sus piernas lo guíen a las puertas y sale sin mirar atrás dejándome en la infinidad del vacío dentro del cuarto.

No lo he confirmado, pero ahora más que nada sé que él guarda algo...

Algo que descubriré.

Fin flashback

—¿Mason? —demando. —¿Eres tú? —vuelvo a hablar, pero no obtengo una respuesta. —¿Hola?

Me acerco con cautela a la puerta y justo antes de tomar el cerrojo veo como esta es abierta por Britney. Su rostro expresa sorpresa al tenerme frente a ella y en menos de un segundo la repaso de arriba a bajo notando que carga parte de la ropa que supuestamente Mason compró para mí.

>>—¿Puedo preguntar qué haces aquí? —cuestiono confusa y ella rueda sus ojos volviendo dentro sin darme ninguna explicación —¿Britney? —la sigo.

—¡Ay, ya! —chilla moviendo sus manos de un lado a otro —solo es ropa y me la estaba probando, ni que me la fuera a robar.

—No estoy interesada en si te la quedas o no, pero de lo que estoy segura es que si le digo a tu tía sobre lo que estás haciendo...

Me corta —Ella no lo tiene que saber, —se gira levemente y me mira por el rabillo de sus ojos — no seas soplona.

—Si no quieres que lo sea, entonces no hagas nada que amerite que yo diga algo —me cruzo de brazos y levanto mis cejas —y es mejor que agarres el uniforme y la ropa que cargas puesta y salgas de aquí antes de que empieces a decir otras cosas que puede que me molesten y esto termine mal —suelto un gran suspiro y camino de regreso a la habitación.

—¿Y qué es lo que te hace pensar que te haré caso solo por ser la consentida de Mason? Si no hay nadie cerca no tengo por que seguir las órdenes de alguien como tú que recién llega a la manada.

—¿Eh? —¿Manada dijo? Me quedo estática cerca de la puerta y hago que mis pies me giren para tenerla de frente de nuevo —¿Manada? ¿A qué es lo que te refieres?

—También me encantaría escuchar esa respuesta, Britney —por la puerta aparece mi jefa con un cesto de ropa doblada y se posiciona justo a mi lado, su mirada fija sin parpadear hace que me intrigue más lo que esté pasando. —¿Nos puedes explicar a Laura y a mí eso de manada?

Ya nada ni nadie me quita que aquí hay cosas que están sucediendo y no tengo ni la menor idea.

—Yo... Eh... Yo... —titubea —Yo no dije eso, me hacía mención a la casa, a que somos como una familia unida, a eso me refería —sonríe de manera nerviosa y lleva una de sus manos hasta los mechones sueltos de su cabello para colocarlos detrás de la oreja —y creo que no hay nada de malo con llamarnos así, ¿cierto, Laura? —me incluye en su discurso, no obstante el silencio que dejo fluir hace que tanto ella como su tía me observen para rectificar si me he creído su mala respuesta.

Ay señor...

Puedo ser despistada algunas veces, pero nunca tonta.

—Iré a ver qué hay de desayuno, tengo hambre. —les doy una sonrisa de boca cerrada y salgo de aquel lugar sintiendo lo pesado que estuvo el ambiente con lo que acaba de pasar.

Hoy en la noche, casi madrugada, estuvo lo de él y ahora esto.

Ya van dos cosas que no me van a dejar tranquila y van a estar rondándome la cabeza hasta que una cabos y las resuelva.

Salgo de la habitación y me encamino por el pasillo hasta las escaleras, bajo con cuidado de no caerme y al llegar a la planta baja escucho las voces de mis jefes discutiendo desde el salón.

—A ver, Carolina, ya te dije que que él me recalcó que no quería que estuvieses molestándola por más actos de servicio que quieras hacer para verla bien y enmendar las cosas, así que ya deja la terquedad, por favor.

—Pero solo quiero hablar con ella para hacerle ver que te está explotando y te deje tranquilo un poco, eso es todo.

—¡¿Y como piensas decirle a ella que no sabe nada de nosotros algo como eso?! —el señor Gaspar le levanta la voz.

—Ya encontraré una manera de hacer que ella lo sepa para que indirectamente...

La corta —Mira, Carolina, ya he tenido suficientes problemas por ti con todo lo que ha pasado, así que te pido amablemente que no hagas nada más que me pueda poner otra vez mal, porque si Antonio te vuelve a poner otro castigo esta vez no te voy a salvar.

¿Antonio?

¿Pero Antonio no es él?

Si él no es Antonio, ¿entonces quién es?



.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Operación D ©On viuen les histories. Descobreix ara