Cap.17=Excusas

510 52 20
                                    

Capítulo diecisiete

—¿Por qué me llamaste por mi nombre en frente de la señora Leprince?

Digo sin más tomando el último sorbo de agua que tengo en el vaso y lo dejo sobre la mesa, él detiene su caminar en seco y yo me recuesto sobre la mesa mientras que cruzo mis brazos esperando una explicación en el silencio abrumador que he dejado entre ambos.

Necesito una respuesta para eso.

—No sé de lo que me estás hablando —admite casi al instante sin mirarme a los ojos y prosigue su camino hacia donde estoy —solo sé que la llamé y le dije que consiguiera un doctor rápido y subí al cuarto.

—Entonces no sabes o no recuerdas de lo que te estoy preguntando, pero si sabes exactamente cómo, cuando y dónde lo hiciste —chasqueo la lengua y levanto las cejas por un segundo —interesante.

Me tiende las pastillas y las agarro, —Ya te dije que no sé de qué me estás hablando, solo sé que me preocupe por ti e hice cosas que normalmente no hago —me sirve un vaso de agua para que pueda tomarlas y lo hago rápido para no restarle la debida importancia al asunto—creo que es lo único que debería importar ahora.

—Y ya te di las gracias por hacer todo lo que hiciste por mí, solo que ese pequeño momento me causo curiosidad y no sé por qué motivo no quieres admitir que lo hiciste —lo presiono y Mason me da una rápida mirada por el rabillo de sus ojos y nuevamente regresa a un punto fijo en la pared de la habitación lo que me confirma que sí o sí sabe de lo que estoy hablando.

Conmigo no vas a poder.

Suspira resignado —Está bien, lo dije, —muerde su labio inferior levemente haciendo que mis ojos bajen a estos y nuevamente suban a su mirada casi dorada —de hecho, hasta yo tengo cierto temor de que me pregunten por qué te llamé así y se pongan a investigar tu supuesto origen —hace comilla con sus dedos —por lo tanto fue un error mío y si al final tengo que pagar las consecuencias por ello, lo haré. —pasa una de sus manos, con nerviosismo, por su suave cabello desordenandolo por completo y teniendo una visión fija en mí.

Con que supuesto error, eh.

No sé...

Eso no sonó real, pero le tengo que creer quiera o no.

Dejo caer mis hombros cansada —Solo espero que nadie indague sobre el asunto, de lo contrario estamos muertos —miento para dejar el tema de lado y me detengo a mirar de reojo sus expresiones.

Su rostro denota preocupación, su cuerpo rígido me indica que no se siente nada cómodo con lo que acaba de suceder y su mirada perdida en un punto fijo sobre la pared blanca hace que por fin pueda ver su perfil notando un pequeño tatuaje de unas espadas entrecruzadas en su cuello y un sol en medio de ellas.

¿Por qué no había notado eso antes?

Está bien que no soy muy observadora con él, pero aún así creo que lo habría notado antes de conocernos... Aunque puede que sea reciente.

Sacudo mi cabeza restándole importancia y otra pregunta invade mi mente haciendo que esta vez dude en si preguntarle sobre eso o no.

¿Sería bueno mencionar el tema de la ropa?

Pero qué es lo otro que me puede decir a parte de que lo hizo para que las personas vieran que cuida a su supuesta hermana, o que se interesa por mi bienestar aquí, o que él debe mantener algún tipo de reputación como supuesto jefe segundo después del señor Antonio.

¿Qué es lo otro?

No creo que haya otra razón.

—Esta otra pregunta que haré es personal para ti y quiero que me respondas con total sinceridad— doy y largo suspiro y me giro hacia él dejando caer los brazos a mis costados y teniendo su mirada fija sobre mí y en todos los movimientos que hago —¿Por qué a todos los lugares a los que fuimos le dijiste a los encargados que todo lo que yo viera lo empacaran? ¿Con qué motivo o intención compraste todo lo que me llamaba la atención? —bajo mi cabeza al piso por un segundo y regreso a mi posición inicial —Detrás de esto puede que no haya ningún tipo de intención, ni nada por el estilo y si lo hiciste con el pretexto de que supuestamente somos hermanos, pues me parece un poco...

Hago una mueca dudosa y Mason inmediatamente dibuja una línea recta en sus labios mientras que mete sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

—¿Entonces no te gusto que hiciera eso? —cuestiona sin pensarlo y niego automáticamente.

Creo que no se da cuenta por qué rumbo voy.

—No es que no me gustará...

Me corta —¿Entonces? ¿Si te gusto qué hay de malo en hacerlo?

—Okay, pongamos este ejemplo —levanto mi dedo índice —Si aquí estuviese otra chica que no fuese nada tuyo, al igual que yo, y le comprarás todas esas cosas y le dieras atención y le haces notar que te preocupan sus cosas —hago una pausa rápida viendo de reojo y volviendo a él —básicamente se podrían malinterpretar tus actos con otras cosas. —termino y Mason se da la vuelta inmediatamente no sin antes yo poder ver como una sonrisa se instala en su rostro.

—¿Así que todo esto de la ropa va por qué estás malinterpretando mis acciones contigo? —se gira otra vez para estar frente a frente y remoja sus labios volviéndolos más brillantes y suaves —¿Es eso, mi pequeña novata? —suelta su típico apodo hacia mí haciendo que mi cuerpo se erice por completo y junto las cejas molesta debido al tonito de burla que sale de él.

¿En serio?

¡¿Ah, para qué pregunté por eso si solo iba a terminar burlándose de mí?!

—No es que lo este malinterpretando, —digo con un tono neutro y doy un paso hacia atrás manteniendo mi círculo vital —es que se puede hacer de su parte y no quiero confundir las cosas, porque al final del día usted es mi superior y yo una simple novata —comienzo a caminar en dirección a la puerta al mismo tiempo que escucho sus pasos detrás de mí —asi que la próxima vez que piense en comprar algo para mí mejor compreselo a las otras mucamas que yo ropa tengo, y bastante, como para recibir algo de usted y que usted diga que malinterpreto sus acciones.

Agarro el pomo de la puerta al estar frente a ella para poder salir y abro sin dudarlo, no obstante una de sus manos me sujetan fuerte de la cintura haciendo que retroceda con él mientras que la otra cierra la puerta de un portazo y me lleva de lleno contra la misma. Sus ojos mieles sobre los míos hace que me vuelva una jodida bolita en mi lugar y me encierra con sus brazos para que no pueda huir a ningún lado.

Madre mía...

>>—¿Ahora qué? —demando con tono molesto fingiendo que lo que él está haciendo no me está afectando ni un poquito, pero la verdad es que creo que sí se acerca un poco más voy a perder la poca cordura que me queda.

—Novata... —habla y su voz entra como melodía por mis oídos —¿Ya te he dicho lo linda que te ves cuando te pones enojada?

Ruedo mis ojos —Y lo está volviendo a hacer, pero si digo que lo que usted hace se puede malinterpretar, automáticamente yo soy la que está mal pensando todo.

Sus labios se curvean dejándome ver su hermosa sonrisa colgate y mi corazón da un brinco en su lugar mandándome olas de choque eléctrico por todo mi cuerpo.

No, ahora no, mi cara roja ahorita no...

>>—Novata... —vuelve a recalcar esta vez de manera más suave y poco a poco voy sintiendo su respiración agitada junto a la mía —¿Ya te he dicho lo hermosa que te ves cuando te sonrojas? — remoja sus labios y pega su frente con la mía al estar cerca, su mirar intenso no abandona mis ojos verdes ni un segundo y trago grueso al sentir mi corazón ir a mil por segundo al tener todo de él, incluso su olor, pegado conmigo.

Esto ya es suficiente... Necesito huir o voy a morir.

>>—Novata... —susurra estando a pocos centímetros de mis labios y deja una breve pausa entre los dos haciendo eterna la espera por lo siguiente que va a salir de su boca —¿Ya te he dicho que eres la única que quiero que malinterprete mis actos? —suelta sin más y sin previo aviso siento sus labios estamparse sobre los míos haciendo que en mi corazón haya una explosión de emociones que no logré controlar, ni aunque mi mente me diga que esto no está bien.

Al carajo todo.

























.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Operación D ©Where stories live. Discover now