Cap.16=Recuerdos

287 38 9
                                    

Capítulo dieciséis
Pov Molly

Me zafo de su agarre justo cuando cierra la puerta y lo señalo con mi dedo índice de manera acusatoria.

—¿Si sabes que con lo que hiciste ahí afuera nos pueden descubrir? —cuestiono y me doy la vuelta para dejar el pastel sobre la mesa y seguir haciéndome la indignada —deja de poner en riesgo nuestro pellejo. Si te quieres morir, muerete tú solo, pero no me arrastres contigo. —me cruzo de brazos haciendo que este no de un paso más hacia mí y me deje mi espacio vital para poder no caer en sus redes.

Tengo que ser así con él, de lo contrario...

—¿A descubrir qué? —pregunta él encogiéndose de hombros —no pueden decir absolutamente nada de nosotros dos, porque no hemos hecho nada que nos ponga en evidencia de que no somos hermanos —se da vuelta restándole importancia a lo que a acabamos de vivir y yo busco rápidamente un tema en la cabeza para recriminarle.

Piensa, Molly, piensa...

Como la luz llegando a todas partes en segundos recuerdo que él estaba a mi lado en la cama y no dudo en mencionarlo —A parte, ¿Se puede saber qué hacías durmiendo conmigo en la misma cama? —me acerco a él para posicionarme justo delante y subo mi rostro hasta sus ojos mieles que brillan con una intensidad que no había visto antes.

Este tipo no es normal.

Creo que tendrá ceguera de viejo.

—¿En serio, Molly? —levanta una ceja —¿Acaso no te acuerdas que fuiste tú la que me pidió que me acostara a su lado? —menea una de sus manos por en frente de mi rostro —¿Al menos dime si recuerdas algo de lo que pasó antes de que me pidieras eso?

Hago una mueca confundida y ladeo mi cabeza un poco rebuscando información de lo que antes ha pasado, pero simplemente no recuerdo nada.

Es como si todo se me haya esfumado de la cabeza.

Niego bajando la guardia —No, no recuerdo nada... Ni siquiera sé por qué estoy aquí y no en el cuarto de las chicas de servicio.

—Esto es en serio. Voy a relevar a ese idiota —susurra y da un largo suspiro mientras lleva una de sus manos al puente de nariz —a ver —me toma de los hombros y me encamina a la cama para sentarme en ella —dime qué es lo último que recuerdas.

Hago memoria —Sé que dormí y me levanté en la mañana, luego la señora Carolina y Spirit me buscaron para ir de compras.

—¿Recuerdas algo de las compras?

Pregunta y como pequeños flashes llegan varias imágenes a mi mente de él estando con nosotras y hablando con todos los encargados de las tiendas a las que fuimos.

Asiento —En todas estabas hablando con los encargados y traías puesta una camisa blanca.

Mason sonríe de la nada, no obstante esto no detiene su cuestionamiento hacia mí —Se siente bien saber que soy lo primero que tu mente recuerda —admite y mi corazón da un brinco en su lugar haciendo que mi respiración se vuelva pesada.

¡Ah!

Este hombre...

>>—¿Y recuerdas algo de cómo te sentías al final del recorrido? —prosigue sin más y mi estómago ruge de hambre antes de que pueda contestarle.

Ahora sí puedo decir que tengo hambre.

Mason me suelta levantando uno de sus dedos para que me quedé en mi lugar y se da vuelta a la enorme mesa agarrando un plato y poniendo de todo en el.

Chasqueo la lengua —Solo sé que me sentía cansada por estar tanto tiempo de pie y sin comer. —digo y automáticamente por mi cabeza pasa la escena donde mi jefa me manda a decirle a él sobre la comida y el como lo encuentro hablando con el encargado de la tienda diciendo que escogieran todo lo que ella tocará...

Todo lo que ella... Lo que ella... Lo que yo.

Y como por acto de magia todo lo que viví con anterioridad se hace presente en mi mente haciendo que me agarre la cabeza por el dolor que me ha causado el recordar todo de golpe.

“Llama al doctor, Martha, dile que lo necesito aquí ya. Molly está temblando de frío y tiene una temperatura que supera fácilmente los treinta y nueve grados”.

“Ya vienen a ayudarte, estoy seguro”.

“Martha, trae las toallas necesarias para que la atiendas y la acuestas en mi cama a lo que llega el doctor, yo me cambiaré abajo”.

“Inyección lista. Creo que con que le administre estas medicinas y pastillas cada ocho horas”.

“Señora Carolina, ya le dije que el señor Mason dijo que no quería que nadie lo molestará”.

“Quiero tener paz, por favor”.

“Entonces es mejor que me acompañes aquí”.

Junto mis cejas dando pequeños masaje en mi sien y el chico pecoso rápidamente toma asiento a mi lado y me hace un leve examen que estamos acostumbrados a hacer en la base para saber si alguien ha perdido la noción.

Quito su mano de mi rostro y poco a poco recompongo mi cordura dejando mi vista en un punto fijo.

“Estoy segura”.

Recordar mi invitación hacia él y el como lo confirme antes de quedarme dormida hace que un leve color rosado inunde mis mejillas.

¿En serio en qué estaba pensando cuando hice eso?

¿Qué buscaba con eso?

—¿Ahora si sabes lo que pasó? —cuestiona levantando el tenedor a mi altura para que pueda comer un poco de la fruta picada que puso en el plato.

¿Eh? ¿Acaso piensa darme de comer?

Lo observo a los ojos y este mueve un poco el tenedor haciendo que yo abra de manera dudosa y coma mi primer bocado de comida en todo el día.

Esto se siente raro, pero tampoco me voy a poner a luchar con él después de todo lo que hizo por mí, aunque...

Trago. —Escuché y sentí lo que hiciste por mí y te doy las gracias por ayudarme, —suspiro cerrando los ojos por un momento —aunque no sé hasta donde te debo agradecer si puede que después de esto vayas y le cuentes a nuestro jefe que no soy apta para el puesto. —Mason me da otra porción de fruta que no dudo en recibir y deja el plato sobre sus piernas haciendo que el mismo luzca chico sobre ellas.

Y mira que es un plato gigante... Bueno, no gigante, pero medianamente grande.

—Molly, te traje aquí, hice que un médico te viera, estuve pendiente de tu enfermedad, hice que pusieran esto por ti —señala la mesa con la comida —te estoy dando comida para que mejores y después de esto puedas seguir tomando tus medicamentos para que te recuperes y aún así, ¿piensas que le voy a contar algo al idiota del jefe? —sonríe —los únicos que pueden que digan algo sobre esto es Dilan o el equipo si se llegan a enterar, pero si la orden de no hacerlo viene de mí, no lo harán. —vuelve a levantar el plato y me da otra ración de frutas.

Sinceramente es cierto lo que dice, pero aún así no entiendo a qué viene tanto cuidado y especialidad.

¿Qué es lo que está buscando?

¿Qué es lo que desea de mí?

Lo único que me causa todo esto desconfianza.

Termino de comer después de un rato y me levanto por mi propia cuenta hasta la mesa para servirme un vaso de agua y beber. El chico pecoso deja el plato sobre la mesa al haber terminado su tarea conmigo y se encamina a una de las mesitas de noche que hay al lado de la cama, saca dos frascos de la misma y al abrirlos toma una pastilla de cada uno. Regresa todo a su lugar en silencio y justo cuando vuelve a donde estoy saco la rápida y mayor pregunta que mi cerebro se hizo en ese momento cuando él lo dijo y ahora cuando lo he recordado.

—¿Por qué me llamaste por mi nombre en frente de la señora Leprince?


















.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Operación D ©Where stories live. Discover now