Cap.11=Por la luna

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Capítulo once

Estoy cansada, super agotada, pero antes de todo eso, ¿por qué tengo que ir al frente con él?

¿Por qué Spirit no quiso hacerse de copiloto como en la mañana?

Entiendo que sea porque ellas crean que somos hermanos y que deberíamos estar cómodos estando juntos, pero la realidad para mí es todo lo contrario.

Estar en una lujosa camioneta ya es algo que me pone nerviosa, porque nunca en mi corta vida me había subido a una, y ahora también está el sentir su perfume amaderado cerca, ver sus gestos y expresiones mientras maneja con una sola mano de manera segura.

Pinche muralla destroza corazones...

Supongo que es el sueño de cualquiera chica en este momento.

—Mason, nos hiciste salir rápido de la tienda y al final estamos dando vueltas sin parar —mi jefa se adelanta metiendose entre medio de los dos —¿Por qué simplemente no nos llevas a comer y ya? ¿Hay algún problema?

La persona que tengo al lado me observa de reojo, luego a ella y regresa su mirada a la carretera —Hice que reservaran una gran mesa estilo buffet donde podrás comer lo que quieras, la única condición que me pusieron fue que debía esperar unos veinte minutos para poder llegar al lugar, ya que no tenían nada preparado.

—Oh, ¿A qué se debe tanta generosidad de tu parte? —mi jefa palmea su hombro sobre la camisa blanca que tiene y gira a verme a mí —veo que tienes a Laura cerca y te vuelves generoso, —sonríe cómplice —tendré que usarla más seguido. —dice volviendo a su lugar haciéndome sentir como un juguete por su comentario.

Bueno, al menos me estoy acercando a la supuesta jefa y mi objetivo.

—¿Y quién dijo que yo te dejaría usar tan fácilmente a mi querida y amada hermanita? —remoja sus labios haciendo relucir una pequeña sonrisa —¿Acaso no sabes que es mi entretenimiento personal?

¿Cómo?

¿Qué es lo que acabo de escuchar?

Lentamente giro mi cabeza hacia Mason con una cara de interrogante total mientras que él sigue como si no se hubiese dado cuenta de lo que acaba de decir.

¿Al menos sabe que eso se escuchó muy mal?

Escucho unas leves carcajadas en los asientos traseros y disimuladamente me fijo en como a la señora Carolina y a Spirit esto le ha caído en gracia.

¿Estás personas no tienen sentido común o fui yo la única que no entendió el chiste?

Me acomodo en mi lugar otra vez al ver que todo se mantuviese en orden y dejo salir un pequeño suspiro de cansancio. Cuando no es una cosa, es otra con este hombre. Reposo un brazo sobre el reposadero de la ventana del copiloto y dejo caer la cabeza sobre mi mano abierta dejando en evidencia lo aburrida que estoy de todo esto.

Solo quiero comer y descansar.

Sinceramente no sé como es que Spirit aguanta el trote de esta señora y todo lo que conlleva atenderla, porque según ella vamos a la mitad del recorrido y yo ya quiero salir de aquí.

Me duelen los pies, la cabeza y siento mi cuerpo pesado. Solo quiero volver a la casa, o mejor dicho a la base, y poder descansar sin tener que estar cuidando cada movimiento que hago.

Esto es agotador.

—¡Al fin llegamos! —exclama la señora Carolina bajando rápidamente del auto, salgo de mi burbuja y al tener la realidad de frente veo el hermoso restaurante que hay frente a nosotros. —Spirit, vamos, no te quedes atrás —demanda mi jefa y automáticamente me quito el cinturón para ir con ella y atenderla junto a mi compañera, no obstante, al momento que Spirit esta fuera esta cierra la puerta como si yo no existiese y camina directo al lugar protagonizado por madera elegante y rústica.

No entendí... ¿Qué hice mal para que no me quiera con ella?

¿Será por mi actitud de hace un segundo?

Junto mis cejas de manera confusa y jalo la manija para bajarme rápido y disculparme si es que hice algo que no le gustó, pero para mi sorpresa por más que intente abrir la puerta esta no cede.

—¿Mason, qué está pasando? ¿Por qué esto no me deja salir? Necesito ir con la señora Carolina y más que nada disculparme si he hecho algo malo.

—¿Algo malo? —cuestiona y yo me giro hacia él notando su cuerpo dirigido con toda su atención hacia mí.

Sus ojos oscuros brillosos por las lentillas ven los míos con intensidad mientras que acaricia su mentón con una de sus manos, su lengua brevemente juega con su labio inferior y termina con un suave mordisco que revuelve mi sangre volviendola caliente. Trago grueso controlando mi nerviosismo para no ponerme como un tomate en frente de él y me pego un poco a la puerta por tal intromisión a mi espacio, así como también por el incontrolable deseo que me acaba de dar en querer estar pegada oliendo su perfume.

Nunca antes me había gustado tanto un olor de perfume como el de él.

>>—¿Dónde tenías la cabeza cuando Carolina dijo que si te sentías cansada podías quedarte en el auto? —dice regresando a su posición original y yo solo puedo atinar a dar un pequeño suspiro de alivio.

Entonces no era nada al final.

—Lo siento, no estaba en mis cinco sentidos, pero... Puedes abrirme la puerta si quieres, me gustaría comer algo —le doy una sonrisa de boca cerrada para que al final no se de cuenta que mis verdaderas intenciones son huir de él a como de lugar.

—¿Te sientes cansada? —pregunta como si supiese la respuesta, pero si quisiera escucharla de mi boca.

—Sí. —admito dejando caer mis hombros  mientras observo al frente como la señora Carolina y Spirit son bien recibidas por los camareros del lugar. —Me duelen los pies y la cabeza por lo de hoy, pero más que nada me siento agotada, porque no he tenido ni un solo día de descanso en dónde pueda ser yo, Molly Ruiz, sin tener que preocuparme de mis palabras o mis actos.

—Ya te acostumbrarás a tener una doble identidad y será parte de ti, solo que a penas estás empezando y por eso te sientes de esa manera, y con respecto a lo otro, —hace una pausa y giro mi cabeza hacia él aún teniéndola sobre el respaldo —si quieres puedo prestarte mi cama por un día y una noche.

Levanto una ceja de manera irónica —¿En serio me dices eso para que a mitad de mi descanso aparezca tu rubia de farmacia e intente dejarme calva? —niego sonriente —no estoy lista para ser calva aún y tampoco estoy lista para matar a alguien todavía.

—¿Rubia de farmacia? —escucho su carcajada seca —con que así le pusiste, eh. No sabía que tenías apodos tan ingeniosos —admite sonriente y yo decido no responder a eso mientras que cierro los ojos por breves segundos disfrutando del silencio, y tengo hambre, sí, pero también me siento muy agotada y creo que es mejor no gastar la poca energía que tengo.

Una picazón en la garganta hace que quiera toser de manera fuerte y me cubro con el antebrazo al sentir los estornudos en la punta de la nariz.

>>—¿Molly? —su voz llega a mis oídos como melodía y sigo sonriendo ante su mirada fingiendo que sigo estando bien, aunque a quién quiero engañar, es obvio que algo me está pasando.

Mi campo de visión se nubla ligeramente y siento como mi mente da vueltas volviéndose algo molesto por el dolor de cabeza que también cargo. De la nada y sin previo aviso sus manos acunan mi rostro dejándome perpleja ante su tacto y lo único que escucho decir de parte de él antes de volver a cerrar los ojos es: por la luna”.


















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Operación D ©Where stories live. Discover now