| Capítulo 5 |

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OCHO MESES DESPUÉSAGOSTO 2022

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OCHO MESES DESPUÉS
AGOSTO 2022

Me terminé de poner los tenis y me miré al espejo una última vez antes de salir de mi habitación. Crucé la sala rumbo a la cocina y...

—Hola, pa' —dije a la persona.

«Alto, ¿había visto a papá?».

Me detuve en seco, retrocedí unos pasos y lo contemplé como si se tratara de una aparición sobrenatural. Mi padre me devolvió una amplia sonrisa desde su posición. Estuve a punto de pellizcarme el brazo para asegurarme de no estar soñando, pero su voz me llamó y no quedó lugar para la duda.

—Princesa, ¿no me vas a recibir? —Me abrió los brazos.

Me acerqué con el ceño fruncido, pero también con el corazón lleno de felicidad.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, abrazándolo con fuerza.

Era una mañana de lunes y faltaban solo dos semanas para empezar el colegio. Encontrar a mi padre sentado en la sala del departamento, disfrutando de una taza de café como si fuera lo más normal del mundo, era lo último que esperaba ver.

—¿Ya no se me permite visitar a mi hija? —preguntó con diversión, ladeando la cabeza y entornando los ojos.

—Por supuesto que si —respondí riendo y separándome del abrazo—, pero no hace mucho que viniste a visitarme.

Mi padre asintió y se acomodó en el sofá. Me pareció extraño que se llevara la taza de café contra los labios y no me contestara. Fruncí la boca y miré a mi alrededor buscando a mamá.

—Está en la cocina —pronunció mi padre, como si supiera exactamente lo que estaba buscando.

Retomé mi camino inicial hacia la cocina y encontré a mi madre de espaldas, preparándose una taza de té.

—Buenos días —saludé, acercándome al refrigerador para tomar un yogur.

—¿Cómo dormiste, cariño? —preguntó ella.

—Un poco torcida, la verdad —respondí, abriendo los gabinetes de la alacena y alcanzando un bote de granola.

—Tu padre está aquí —informó, como si fuera imposible verlo en medio de la sala.

—Lo sé. —Abrí mi yogur y añadí un poco de granola encima—. ¿Sabes por qué vino? No me molesta en absoluto, pero es algo sospechoso —comenté, volviendo a colocar el bote de granola en su lugar y luego dirigiendo mi mirada hacia mi madre.

Mi madre tomó su taza de té de la isla de la cocina y también una cuchara que terminó depositando en mi yogur.

—Vino porque tenemos cosas de las que hablar —contestó, deslizando su mano suavemente por mi cabello y acercándose para darme un beso.

Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18Où les histoires vivent. Découvrez maintenant