| Capítulo 1 |

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AGOSTO 2020

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AGOSTO 2020

GISELLE

Contemplé el cielo despejado de Los Ángeles y los hermosos tonos naranjas y rosados con los que estaba teñido mientras un viento refrescante me rozaba la mano que mantenía fuera de la ventana. La brisa tibia de la tarde había pasado a convertirse en una corriente casi fría que me hizo lamentar no haber cogido un abrigo al salir. Bufé mientras dejaba que una última ráfaga de viento me moviera los cabellos antes de subir la ventana del auto.

Dirigí mi mirada hacia el chico rubio a mi lado y una sonrisa se dibujó en mis labios sin que pudiera evitarlo. Él estaba concentrado en su celular, ajeno a mi mirada. Vi como su rostro se ponía rojo tras responder a un mensaje inapropiado y luego cerraba la conversación para apagar su móvil y guardarlo en su bolsillo delantero.

Decidí no mencionar lo que había visto y volví a molestarlo con la pregunta que le había hecho hacía cinco minutos.

—¿A dónde vamos? —insistí, buscando respuestas.

Jason giró su cabeza hacia mí, permitiendo que algunos rayos de sol iluminaran la mitad de su rostro y su cabello dorado.

—Ya casi llegamos —se limitó a responder, utilizando las mismas palabras de la primera y tercera vez que le pregunté.

—Si no me dices a dónde me llevas, entonces voy a bajarme en el primer instante que tenga oportunidad —lo amenacé, cruzándome de brazos y retándolo con la mirada.

—Inténtalo —sonrió desafiante.

Apreté mis labios, incapaz de soportar su condescendiente mirada que denotaba una seguridad excesiva en que no tendría el valor de llevar a cabo mi atrevida promesa.

«Ya verás de lo que soy capaz».

Cuando el coche se detuvo en el semáforo rojo, supe que había llegado el momento perfecto para cumplir con mi palabra. Sin darle tiempo para detenerme, me deshice del cinturón y abrí la puerta de mi lado, decidida a salir. Estaba tan concentrada en la satisfacción que sentiría al dejarlo boquiabierto que no noté la moto que se acercaba a gran velocidad.

—¡Giselle! —gritaron alarmados Jason y su chofer.

La sonrisa desapareció de mi rostro al darme cuenta de mi imprudencia y luché por regresar al coche antes de que la moto colisionara contra la puerta.

—¡Ciérrala!

Una grosería se me escapó al golpearme el pie. El conductor de la moto se tambaleó y me gritó insultos mientras lograba pasar entre nuestro coche y el de al lado. Exhalé aliviada y me llevé una mano al pecho para sentir mi respiración y calmarme.

Había sido una idea imprudente.

—¿En qué estabas pensando? —rezongó Jason mientras ordenaba a Steve poner los seguros para niños.

Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18Where stories live. Discover now