| Capítulo 3 |

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GISELLE

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GISELLE

Tomé mi maleta del compartimento de mi asiento privado y salí del avión deslizándome por el túnel hacia el aeropuerto. Después de pasar rápidamente por el control de seguridad, me dirigí hacia la puerta de llegada, donde esperaba ver a mamá.

Las puertas se abrieron para revelar a un grupo de personas esperando a sus familiares y amigos. Reconocí a mi madre de inmediato y me apresuré a su encuentro para darle un abrazo.

—¿Cómo te fue, cariño? —Me dio un beso en la cabeza para luego tomar mi maleta y comenzar a caminar juntas.

—Bien, Jason me presentó a sus amigos y creo que son agradables.

—Que bien. Por cierto, tu padre me agradeció la supuesta corbata que le envié.

Apreté mis labios y luego le sonreí inocentemente.

—Si, la vi. Era muy bonita.

—Giselle. —Su tono era de advertencia mas no de regaño.

—Era su cumpleaños y no me diste nada para darle —exclamé en mi defensa—. Pensé que se te había olvidado así que le compramos uno Jason y yo para dárselo de tu parte.

—No se me olvidó —aclaró.

—¿No? —pregunté sorprendida—. ¿Cuándo se lo diste?

—Lo envíe hace tiempo. Te dije, solo que estabas hablando con las chicas.

—¿En serio? —Me rasqué la cabeza—. No recuerdo.

Mi madre simplemente sonrió y negó con la cabeza.

—¿Tienes hambre? ¿Comiste algo en el vuelo? —preguntó mientras caminábamos hacia la salida del aeropuerto.

—Dormí todo el vuelo, no había descansado bien.

—Te prepararé algo cuando lleguemos.

Asentí y seguimos caminando hasta el estacionamiento, donde mi madre abrió la cajuela y dejé la maleta. Me senté en el asiento del copiloto mientras ella conducía hacia una parte de Manhattan. Nueva York era una ciudad impresionante, llena de edificios y rascacielos, y Manhattan era el distrito más turístico de todos. Mi madre y yo vivíamos en un lindo departamento de lujo moderado, en uno de los edificios residenciales más bonitos de la ciudad.

Ya estaba ansiosa por llegar a casa y llamar a mis amigas para hablarles sobre Ethan. Sin embargo, traté de contener mi emoción y hablé con mi madre sobre todo lo que había hecho durante el verano.

Le conté sobre la noche en el cine con Jason, y cómo éste tropezó y tiró todas las palomitas frente a toda la sala. Mi madre sonrió mientras contenía la risa y me preguntó si lo había ayudado.

—Por supuesto, pero antes me reí a carcajadas. No sería una verdadera amiga si primero no me burlaba y luego lo ayudaba, ¿verdad?

—Ay, cariño.

Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18Where stories live. Discover now