Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18

| Capítulo 13 |

GISELLE

Ambos caminábamos en silencio, perdidos en nuestros pensamientos, hasta que Ethan decidió detenerse. Por un momento, estuve tan absorta en las palabras de Darrell que no le presté atención a mi acompañante.

—Giselle —pronunció mi nombre con suma gentileza, capturando mi mirada expectante—. Sé que tienes muchas dudas, puedo verlo en tus ojos, y lo siento por no poder responder a todas ellas.

—¿Y por qué no? —intenté averiguar, consciente de que podía estar siendo entrometida en un tema peligroso.

Ethan extendió su brazo para tomar mi mano. Seguí su movimiento con la mirada y sentí cómo mi respiración se hacía difícil cuando su pulgar acarició suavemente mis nudillos.

—No es nada importante y, además, es un asunto que concierne más a mi hermano que a mí. Si él no lo comparte antes, yo no tengo derecho de hacerlo por él —explicó con honestidad.

Asentí, comprendiendo los límites de mi curiosidad en ese momento. Aprecié la forma de Ethan para abordar la situación y me sentí en confianza pese a la incertidumbre que rodeaba a sus familias.

—Está bien. —Le devolví una sonrisa de boca cerrada, aunque sabía que no lograba ocultar mi inquietud—. Pero al menos podrías contarme por qué tú y Darrell terminaron en tan malos términos, ¿no?

Ethan se tensó notablemente, su expresión se volvió incomoda.

—En resumidas cuentas... —inició con un suspiro—, en una guerra de bandos, tomé el lado de mi hermano.

—¿Y fue la decisión correcta? —lo cuestioné sin pensarlo mucho.

Ethan ladeó la cabeza y frunció el ceño, mostrando confusión y quizás un poco de indignación.

—Definitivamente —respondió luego.

—Ya veo... —contesté, desviando la mirada y sintiéndome extraña. Difería de su forma de pensar, ya que probablemente no apoyaría el hecho de meterme con la persona que le gustara a mi mejor amigo, como había hecho Eizan en aquel entonces. De repente, mi mano que él sostenía cayó a mi costado, y al levantar la mirada hacia él, me percaté de su expresión endurecida—. ¿Te sucede algo? —pregunté preocupada.

—Giselle, ¿qué es lo que te han dicho? —preguntó de repente, dejándome congelada. Me había tomado desprevenida que ni siquiera pude aparentar que no sabía nada.

—Nada interesante —respondí, pero Ethan insistió, mirándome con intensidad. Suspiré y comencé a mover los pies con nerviosismo, sintiendo la necesidad de confesar algo, aunque solo fuera un poco—. Escuché un par de cosas el primer día de clases —admití, encogiéndome de hombros en un intento de restarle importancia.

—¿Qué exactamente? —continuó sin darse por vencido.

—Ethan, no presté mucha atención. Era solo un vago rumor —respondí con cautela.