| Capítulo 6 |

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GISELLE

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GISELLE

Salí del aeropuerto arrastrando una maleta, con mi madre caminando a mi lado y dos maleteros asistiéndonos con el transporte del resto de nuestras maletas. Sonreí al ver a mi padre bajar de una camioneta.

—¿Qué tal el vuelo? —preguntó, abriendo la cajuela para que los maleteros subieran nuestro equipaje—. También en la camioneta de atrás, por favor —informó, señalándoles la camioneta blanca de Mario, el chofer de papá.

Saludé a Mario desde lejos, recibiendo un saludo coloquial de mano antes de que se pusiera a subir maletas.

—Cansado —admitió mi madre.

—¿Quieres que vayamos a descansar un rato a la casa o...?

—No —respondió precipitadamente—, tengo muchas ganas de ver a Carrie y a los demás.

Mi padre asintió, acercándose para tomar mi maleta y subirla a la camioneta.

—Que gusto me da verte aquí de nuevo —dijo mi padre, sacudiéndome el cabello y luego dándome un beso.

—A mí también —contesté, sonriendo y alisándome el cabello—. ¿Entonces iremos ahora a ver a los Green?

—Claro.

—Listo, señor —informaron los maleteros al terminar la tarea.

—Gracias, aquí tienen. —Mi padre les dio una propina generosa a cada uno, provocando amplias sonrisas en sus rostros antes de que se retiraran.

—Señora Bennett, señorita Giselle —saludó Mario al acercarse—. Qué gusto volver a tenerlas en la ciudad.

—Mario, qué alegría verte y saber que sigues trabajando —dijo mi madre, ofreciéndole la mano a Mario, quien la aceptó gustoso.

—Estoy muy agradecido con su familia, señora.

—Me haces sentir muy mayor, solo Olivia, por favor.

—Como desee —respondió Mario, sonriéndole y luego volteándose hacia mí—. Giselle, qué grande estás.

—¿Tú crees? Creo que crecí dos centímetros en los últimos dos años, ahora mido un metro setenta —dije con satisfacción.

—Me alegra escucharlo —respondió sonriente—. Señor Wellington, llevaré esto a su casa como ordenó —informó Mario.

—Por favor, después de eso puedes descansar —indicó mi padre.

—Sí, señor —asintió Mario con cortesía ante los tres y luego se marchó.

—Andando, hay un poco de tráfico a esta hora —dijo mi padre, abriendo la puerta del copiloto para mi madre, y para mí en los asientos traseros.

Los tres nos acomodamos en el vehículo. Aseguré mi cinturón y encendí mi celular. Decidí enviar un mensaje a las chicas para informarles de que había llegado sana y salva, acompañado de una foto divertida en la que posaba frente a la ventana haciendo el gesto de amor y paz con la mano. La misma imagen la compartí en mi cuenta de Instagram.

Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18Where stories live. Discover now