| Capítulo 16 |

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ETHAN

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ETHAN

«Tranquilo, tranquilo, tranquilo». Mantuve mi postura con los brazos cruzados mientras observaba a Giselle dar un sorbo a su refresco con evidente incomodidad. El silencio se había cernido sobre nosotros después de recibir la comida, y eso definitivamente no era lo que había imaginado cuando la invité a cenar. Pero bueno, detenernos en un McDonald's tampoco estaba exactamente en mi lista de planes, y ahí estábamos. Y para colmo, los malditos colados...

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me comí una hamburguesa de estas? —exclamó el amigo, esa misma persona que simplemente no podía soportar por razones obvias—. Gracias por la invitación, Ethan —dijo, mordiendo su hamburguesa y esbozando una sonrisa traviesa, consciente de que su presencia aquí no era precisamente bienvenida.

«Que idiota».

—Provecho —murmuré con la mayor amabilidad que pude reunir y tomé un nuggets de pollo de mi cajita para distraerme.

La mandíbula me dolió por la fuerza con la que mastiqué el pollo blando, pero de alguna manera necesitaba desquitarme, y si no lo hacía con la comida, no sabía cómo iba a lograrlo.

—¿Estás seguro de que no quieres pedir algo? —intervino nuevamente el amigo de Giselle, dirigiéndose al otro chico, un castaño que parecía ser el único que entendía lo inoportuna que era su presencia allí—. Pide algo, Ethan invita, ¿verdad?

Ese idiota no sabía cuándo callarse.

—Por supuesto —asentí, alzando las cejas y esbozando una sonrisa forzada.

El castaño llamado Derek apenas necesitó un vistazo para percibir la falsedad en mi gesto.

—No te preocupes, estoy bien así —afirmó con una serenidad que solo aumentó mi irritación.

Pagar la comida no era precisamente el problema. El dinero no era más que un detalle. Lo que realmente me molestaba era tenerlos aquí, sentados en la misma maldita mesa, ahogando cualquier posibilidad de tener una conversación libre con la chica que tenía enfrente y que, por Dios santo, me estaba volviendo loco con ese vestido. Se veía simplemente hermosa.

Apoyé el codo sobre la mesa y acuné mi mejilla en la palma de mi mano para contemplarla. Aunque su mirada no estaba precisamente alzada, ya que estaba concentrada en comer su orden de papas sin intención de hablar con nadie, aún podía percibir la suave tonalidad rosada de sus mejillas, sus largas pestañas adornando sus ojos y sus labios brillantes por el lipstick que había elegido. Su cabello castaño oscuro caía a los costados de su rostro, interviniendo un poco en mi visión hacia su cara. Gruñí internamente. Sentía la fuerte necesidad de extender mi mano y rozarla con mis dedos para colocarle los mechones detrás de las orejas, pero me contuve. Tragué saliva y desvié mi mirada a sus delicadas manos, que en ese momento sostenían una papa frita. Eran tan, estilizadas, bonitas y... sencillas, sin adornos.

Gemelos Macallister [ACTUALIZANDO] +18Where stories live. Discover now