2. Confusión

633 30 12
                                    

Ese mismo día de abril, en esa ciudad, unas horas después.

Papá, ¿cuánto queda?

—Muy poco, ten paciencia, con esta lluvia es difícil conducir.

El tiempo siempre fastidiando. Se ha puesto a llover justo cuando estaba de camino a ver a Max, por suerte mi padre se ha ofrecido a llevarme en coche. Caen pequeñas gotitas de lluvia en mi ventana.

Observo como un grupo de adolescentes corren por la calle con la mano en la cabeza intentando no mojarse mientras se ríen a carcajadas.

—Catalina... —dice mi padre confundido

—¿Qué pasa?

—Vas a romper con Matt, ¿no?

—¡Papá! Se llama Max, y por supuesto que no voy a romper con él.

—Hija... las relaciones a distancia son difíciles y se sufre mucho, sé lo que digo.

Bah, él qué va a saber sobre eso. Espera. «Sé lo que digo». ¿Mi padre ha tenido una relación así?

—¿Has tenido una relación a distancia? —pregunto confusa.

—Eh... ¿Cuándo he dicho eso? Bueno, es cierto, la tuve y fue muy difícil para ambos. Lo mejor que puedes hacer es romper con Matt, digo, Max, y así acabareis mejor.

Lo que me faltaba, papá dándome consejos de amor. Nunca he hablado mucho de esos temas con mi padre. Me da vergüenza que vea ese lado de mí.

Me acuerdo que una vez me dio una charla sobre las relaciones sexuales. Fue la situación más incómoda que he vivido hasta el día de hoy.

—Papá, tranquilo, todo irá bien —respondo para no seguir hablando del tema.

Mi padre asiente con la cabeza.

En ese instante veo de lejos la casa de mi novio. El corazón me late muy fuerte. Siempre me pasa eso en los exámenes o cuando estoy muy nerviosa.

Ángel, mi padre, aparca el coche y me hace una señal para que salga del vehículo. Le correspondo con una sonrisa nerviosa.

Cada paso que doy hacia la puerta de la casa me entran más nervios. ¿Y si es verdad lo que todos me dicen, que nuestra relación no va a funcionar? ¿Max quiere intentarlo o quiere romper? Uf, que agobio. Vale, ya está, dejo de pensar en eso.

Toco el timbre. No pasan ni cinco segundos y alguien me abre la puerta. Es él. Mi novio. Con una de sus maravillosas sonrisas, me invita a pasar.

—Hola, Cat. Siéntate —dice señalando al sofá.

Sonrío tímidamente y le hago caso. Él hace lo mismo y se sienta al lado mío.

—Bueno... mañana me voy al aeropuerto.

Los dos suspiramos.

—Te voy a visitar, y tú a mí. Cuando te des cuenta estaremos los dos juntos otra vez. Te quiero —exclama Max mientras se acerca para besarme los labios. Un beso cortito pero con mucho amor.

—Ya... —digo pensativa.

Me acuerdo de todos los momentos que he pasado con él; nuestro primer beso, nuestra primera vez, cuando conocimos a nuestros suegros y al resto de la familia, todos los besos, todas las caricias, todas las risas... Nostalgia.

Él y yo llevamos dos años juntos. Ha marcado mi vida de una manera positiva. Pero... tal vez es el momento de dejarle ir. Le quiero mucho, pero no sé si le sigo queriendo de la misma forma que cuando empezamos a salir.

Max me mira confuso.

—¿No es eso lo que quieres? —exclama nervioso, preocupado.

—Oh, claro que es lo que quiero. Perdona, estaba pensando en otra cosa —me disculpo.

—¿En qué estabas pensando?

—Da igual, no tiene importancia.

No le voy a decir que en lo que realmente estaba pensando es en que si estoy tomando la decisión correcta y... si de verdad estoy tan enamorada de él como pensaba, o no.

Enséñame a quererteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora