49. Supongo que hay que despedirse

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Un día cualquiera de finales de junio, en el hospital, por la madrugada.

Me he quedado a «dormir» en el hospital. Pero sé que no voy a poder dormir, mi cabeza solo piensa, piensa y sobrepiensa.

Sí, tengo sueño pero no puedo dejar de pensar en todo lo que está ocurriendo.

Los doctores nos han informado que esta noche será la última. La última en la que Cat esté con vida.

Nos han rogado que en ningún momento entremos en su habitación ya que eso podría alterarla y acelerar la hora de su muerte.

Muerte. Solo de pensar en ello me entra un escalofrío.

Bueno, el caso es que no he podido despedirme como es debido de ella. Así que me desahogaré para vosotros.

Volvamos tiempo atrás...

Cuando era pequeño soñaba con estar con mi madre y con mi padre para siempre. Nuestra familia era perfecta. Un padre divertido, una madre cariñosa, una hermana adorable y, bueno, y yo.

Recuerdo que mi padre siempre me decía: «Hay personas que no son de tu misma sangre pero son consideradas familia».

Cuando mi padre murió, empecé a sentir miedo por perder a las personas a las que quería.

Es por eso que no me tomaba nada en serio, no me importaba lastimar a las chicas con las que salía y tampoco me importaba acostarme con ellas y después dejarlas tiradas.

Si en algún momento comenzaba a sentir algo más que deseo sexual o atracción, la apartaba completamente de mi vida y yo desaparecía de la suya.

Fui un idiota por comportarme así durante tanto tiempo.

Por suerte, la conocí a ella. La vi entrar ese día de clases con ese aire despreocupado. Desde el primer minuto me demostró que ella era especial.

Ella me iba a hacer sentir otro tipo de sentimientos, el famoso y adorado amor.

Me enamoré de ella, me hizo ver el amor de otra manera. Sentí lo que pensé que nunca iba a sentir por nadie. Esto puede sonar muy cursi pero nunca imaginé sentir tanto amor y tanto aprecio hacia una chica, les he avisado, demasiado cursi.

El caso es que a pesar de nuestras diferentes personalidades nosotros nos queríamos demasiado.

¿Hemos tenido nuestras discusiones? Sí, igual que cualquier tipo de pareja. Pero dicen que lo mejor de discutir es la reconciliación. Sonrío para mis adentros.

Todas sus bobadas, sus caprichos, sus pequeños enfados y sus tonterías, me animaban a seguir viviendo.

Nunca pensé que ella podría dejar de hacerlo, dejar de vivir. Cat me hizo descubrir el sentido de la vida, y ahora está peleando por ella.

¿Es eso justo? No, la vida no es justa. Nunca lo ha sido y nunca lo será.

Quitarle la vida a ella, una persona que no hacía ningún mal, eso es realmente injusto.

Pero lamentablemente no sirve de nada lamentarse ni quejarse. Si pudiera retroceder en el tiempo y ir al día de la boda, la hubiese acompañado para que no le hubiese pasado nada.

¿Cómo puede haber gente tan malvada? Ellos sí que se merecen la muerte, pero Cat no.

Ella es lo única persona que me entiende y la única a la que amo. ¿Por qué tiene que irse?

Cat, no te marches, hazlo por mí. Pero estoy seguro que si fuese por ella, si fuese su elección, seguiría viviendo, seguiría conmigo.

Me sacrificaría por ella, moriría por ella, pero la muy idiota no me dejaría hacerlo. Sonrío tristemente mientras una lágrima se asoma.

Enséñame a quererteWhere stories live. Discover now