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Habían pasado un par de días desde aquella sorpresiva llegada de Zerek. Y las cosas no eran precisamente buenas pero tampoco malas. Zerek se la mantenía fuera del departamento y llegaba hasta muy tarde. Robbie por otro lado, apreciaba el silencio que solía haber durante casi todo el día.

Robbie era todo lo contrario a Zerek al ser una persona demasiado tranquila. No tenía mucho interés en ir de fiesta en fiesta y al contrario, prefería quedarse en casa perdiendo el tiempo con cualquier otra cosa.

Robbie permanecía recostado en su cama, mirando el techo. Algunas gotas de sudor resbalaban de su frente debido al calor. Cerró los ojos brevemente y a los segundos el teléfono comenzó a sonar.

Era de un color azul claro al igual que su base. Estaba ahí desde que Robbie llegó al departamento. Pero en ocasiones le resultaba realmente molesto recibir llamadas y tenerlo prácticamente a un lado. Resopló y tomó el teléfono.

- ¿Hola? ¿Hola? Robbie ¿puedes escucharme? -preguntó una mujer al otro lado. Era su madre.

-Perfectamente. -contestó Robbie.

- ¡Eso es perfecto! -exclamó. - ¿Qué tal todo por allá?

Pasaron varios minutos hablando de temas sin total relevancia. No fue hasta que su madre preguntó:

- Y ¿Has encontrado trabajo?

-No aún no. -respondió.

-Entiendo. Deberías distraerte un poco. -comentó. -Conocer nuevas personas pes bueno para ti.

-Supongo que sí. -acomodo un poco su cabello y se levantó de su cama. Y dio unos pasos hacía el escritorio.

Recogió un periódico que había tomado el día anterior y lo había dejado en su escritorio. Lo miro por encima sin escuchar lo que decía su madre.

— ¿Robbie? ¿Robbie me escuchas? —preguntó.

—Ah, sí. —contestó.

—Como te decía: te llamaré en estos días. ¿Entendido?

—Sí, sí. —respondió.

Luego de unos segundos, colgó el teléfono y volvió su mirada al periódico. Tomó asiento en la silla de su escritorio y se dedicó el resto de la tarde a revisarlo hasta llegar a la sección de “Vacantes”.

Buscar un trabajo de medio tiempo no era una mala idea. Había tenido otros trabajos cuando vivía en Marshalltown. Ahora era un buen momento de buscar otro.

Sacó un marca-textos y comenzó a subrayar algunas opciones: Mesero, ayudante de cocina, cajero de tienda, etc. No cabía duda de que aquello sería una tarea sencilla, pero lo difícil estaba por venir.

Sombras De MedianocheWhere stories live. Discover now