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Se sentó en una silla desconcertado, y previamente miró al pasillo, donde el hombre del bombín observaba de pie.

— ¿Estás bien? —preguntó Evelyn. —Te pusiste muy pálido.

—Estoy bien. —respondió Robbie. Sentía que su corazón palpitaba al mil. Luego notó que un montón de personas lo observaban. — ¿Por qué hay demasiadas personas?

— ¿Eh? —Evelyn observó a su alrededor, únicamente estaba Zerek, “leyendo” una revista de MAD, en realidad miraba por encima de la revista. —Robbie, no hay nadie. Solo nosotros y Zerek.

Analizó nuevamente a la multitud de personas, por sus prendas no eran personas de la época. En ese momento sintió que lo había arruinado y había mostrado su habilidad.

—Seguro estoy alucinando. —dijo y dejo caer su cabeza, observó momentáneamente el techo.

—Espero no. —habló Evelyn y se cruzó de brazos.

—Seguro que sí. — insistió Robbie y cerró los ojos por un momento, cuando los abrió, notó que alguien lo observaba de cabeza. No se trataba de Evelyn, de hecho, era otra chica de cabellos plateados y largos, con ojos color rojo muy similares a los del hombre del bombín.

Dio un movimiento brusco y cayó de la silla, golpeándose la nuca. Al levantarse se sobó, Evelyn lo miró con cierta confusión y le ayudó a levantarse. Pudo ver con más claridad a la chica que ahora estaba detrás de Evelyn, portaba prendas de color negro algo maltratadas.

— ¡JA! Que idiota. —Zerek soltó una carcajada.

— ¿Me creerías si te dijera que hay alguien detrás de ti? —murmuró Robbie, ignorando por completo a Zerek, quien aun reía.

— ¿A qué viene esa pregunta? —cuestionó Evelyn.

— ¿Me creerías?

—Supongo que no. —respondió. — ¿Por qué? —volvió a preguntar. Robbie dirigió nuevamente su mirada a la chica de atrás, la cual era evidente que nadie más que él podía ver.

—Curiosidad. —respondió Robbie. Había pensado en contarle a Evelyn lo que estaba viendo, sin embargo, no tendría ningún sentido si ella no lo creía. Por alguna razón, se había vuelto escéptica y simplemente no podía entenderlo.

~ ~ ~

Habían pasado las horas, cuando Robbie salió de la tienda acompañado de Zerek; era otro camino igual de silencioso que de costumbre. Pero aquello era tan extraño, desde que Robbie pudo ver a aquella chica de cabellos plateados, sentía que no dejaba de seguirlo. Pensaba que se trataba del mismo fantasma del apartamento, el cual cuadraba con los ojos rojos del armario.

Al llegar no fue un excepción que las cosas se movieran de un lugar a otro, pero aquella vez podía ver al verdadero causante y de eso no cabía ninguna duda.

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