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Habían pasado días desde que su para nada ruidosa compañera se había mudado a su apartamento, y no hacía más que fastidiarlo. Mientras que Zerek no había parado de recalcar lo raro que se había vuelto el comportamiento de Robbie.

— ¡Maldición, deja de hacer eso! —regañó Robbie, quien dio vuelta en su silla, la peli plateada quedó estática en el aire y el libro que había hecho levitar, cayó estruendosamente al piso.

—Pero que aburrido eres. —reclamó la peli plateada y se cruzó de brazos. —Serkins era más divertido.

— ¿Por qué no te quedaste con él? —cuestionó.

—No lo sé, aunque quisiera no podría alejarme. —explicó.

—Que mal. —murmuró Robbie. —Serkins debe saber algo, ¿no?

—Eso es obvio, el me atrapó. —respondió. —Hasta que se rompió mi muñeca.

— ¿Hablas de Rose? —preguntó Robbie, y la peli plateada afirmo con la cabeza. — ¿Fuiste tú la que daba golpes como loca contra la pared y me atacó en la oficina de Serkins?

—¡Esa pluma no era intencional! —se excusó, Robbie se aturdió tanto que le dolieron los oídos.

¿Por qué cuando alzaba su tono de voz, parecía gritar? Le parecía una característica demasiado similar a una del libro, pero no recordaba cual, inclusive en la misma apariencia de la peli plateada le parecía similar.

—No era necesario gritar.

—No grité. —aclaró la peli plateada.

— ¡Casi me revientas los tímpanos! —reclamó Robbie, se reincorporó y tomó el libro de fantasmas de la repisa que estaba encima del escritorio.

— ¡Que manía con ese libro!

—Intenta no subir tu tono, ¿quieres? —pidió y comenzó a hojear el libro. Pasando por: Sombras, Poltergeist, Alma en Pena... Banshee.

Analizó la imagen de un Banshee y después la comparó con la peli plateada, que para su sorpresa tenía la apariencia de uno, por sus ropas algo descuidadas y su cabello plateado. Luego leyó: «Grito aturdidor».

—Ahora tiene sentido... —comentó Robbie y cerró el libro. —Eres un Banshee.

—Claro que no. —aclaró intentando no "exclamar".

—Yo creo que sí. —afirmó Robbie. La peli plateada cambió su semblante a furia total y comenzó a levitar, su cabello se había puesto disparejo y sus ojos se habían puesto totalmente rojos.

— ¡¿Me estás diciendo vieja?! —su voz se escuchaba grave y algo distorsionada. — ¡¿Crees que eres gracioso?!

—No era broma... —aclaró y se escondió detras de la silla antes de que un libro lo golpeara en la cabeza y cubrió sus oidos. —Y no te estoy diciendo vieja.

Robbie tomó un osito de peluche que estaba en una de las cajas a un lado de su escritorio y antes de que la peli plateada pudiera transpasarlo, puso el osito enfrente de él, y la peli plateada quedo atrapada dentro del peluche, pero al ser mucha fuerza, Robbie cayó al piso sosteniendo el peluche.

— ¡¿Pero que demonios?! —exclamó Zerek quien abrió la puerta bruscamente y miraba perplejo el desorden que había en  la habitación de Robbie.

Robbie se levantó rápidamente y escondió el osito de peluche, el cual se movía con mucha insistencia, lo escondió detrás de él y posteriormente lo dejo en la caja de donde había sacado el osito.

Sombras De MedianocheWhere stories live. Discover now