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Al terminar de acomodar y limpiar un poco la tienda, los cuatro salieron y caminaron a sus respectivos departamentos. No estaban tan alejados uno del otro, pues estudiaban en la misma escuela. Pero aquella noche no parecía ser tan tranquila, haciendo excepción de Rose como un ente "único" que los seguía, parecía haber alguien más acompañándolos.

— ¿No tienen la sensación de que alguien nos sigue? —preguntó Zerek.

—Un poco, sí. —coincidió Robbie.

—Creo que un hombre con traje y sombrero nos está siguiendo. —contestó Evelyn.

—Seguro viene por la misma ruta que nosotros. —dijo Zerek, luego dedicó una breve mirada hacía atrás de ellos. — ¿Acaso está flotando?

El hombre estaba justamente detrás de ellos, observando tal cual lo había hecho con Robbie algunas horas atrás. Parecía no pisar el cemento, más bien flotaba y cada que ellos avanzaban, él también lo hacía.

— ¿Qué dices? —cuestionó Robbie.

—Está flotando. —insistió Zerek. —Solo mira. —tomó a Robbie por los hombros y le hizo voltear hacía la misma dirección que él, Evelyn a los pocos segundos hizo lo mismo.

Era el mismo hombre de la tienda que días anteriores estuvo a nada de atacar a Robbie. ¿Por qué los seguía ahora? En ese momento también se preguntaba por qué Rose estaba tan callada en ese preciso momento. Volteó a su alrededor pero no logró ubicarla, ¿dónde estaba Rose?

—Deberíamos irnos. —dijo Robbie.

—Tienes razón. —afirmó Evelyn.

Los tres siguieron su camino, y a medida que ellos avanzaban, el hombre del bombín continuaba siguiéndoles. Aquello les generaba miedo e incomodidad. Pasaron minutos hasta que un auto de color azul se detuvo a un lado de ellos.

— ¿Qué sigue ahora? —murmuró Zerek y cubrió su rostro con ambas manos.

La ventana bajó y pudo verse al señor Serkins y un poco más al fondo, un hombre que aparentaba tener cerca de treinta años.

— ¿Qué están observando? —cuestionó Serkins. — ¿Tienen idea de la hora que es?

—Papá, acaban de dar las nueve. —dijo su acompañante.

—Eso es tarde. —insistió Serkins. —Y es peligroso andar por ahí.

—Si tú lo dices... —dijo su acompañante. — ¿Gustan que los llevemos?

—No queremos ser una molestia. —dijo Evelyn.

—Solo di que sí, no quiero caminar. —susurró Zerek. Quien posteriormente recibió un codazo por parte de Evelyn.

— ¿Molestia? ¡Claro que no! —aclaró el sujeto.

Los tres no tuvieron más opción más que aceptar, subieron al auto y este arrancó, dejando atrás al hombre del bombín. Robbie se había sentado en la orilla y acomodo su mochila en su regazo, Evelyn por otro lado, se había sentado a un lado de Robbie y Zerek estaba al otro lado.

— ¿Lo dejaron atrás? —dijo Rose, quien había salido repentinamente de la mochila de Robbie, solo podía verse parte de su cintura para arriba. Robbie, quien se había sobresaltado por la repentina aparición de Rose, se reincorporó, aclaró su voz y afirmó con la cabeza disimuladamente. —Menos mal. —suspiró y volvió a esconderse en la mochila de Robbie.

Si había algo que Robbie no comprendía, era la razón por la que Rose se había escondido. Era como si por ese momento hubiera sentido un gran temor hacía el hombre del bombín.

Sombras De MedianocheWhere stories live. Discover now