8. El Nuevo Fantasma De La Tienda

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Desde aquel día, todo continuaba siendo "Normal". Aparentemente nada extraño solía ocurrir en aquellos días, o eso era lo que creían.

La tienda había tomado un ambiente sumamente frío e incluso tenso. Era tal el ambiente, que en ocasiones se sentía una mirada al subir a la segunda planta y en otras, golpes contra la pared.

Aunque aquel día no era la excepción, estaba más que claro que los golpes contra la pared eran más de lo común.

- ¡Esos golpes ya me tienen harto! -se quejo Zerek. - ¿Cómo es que Serkins tiene tanta energía para golpear paredes?

-Serkins no esta en la tienda. -aclaró Evelyn, quien leía «El fantasmal mundo de los fantasmas».

- ¡Genial! Entonces los de a lado -acusó. Posteriormente, el sonido de un objeto de vidrio cayendo se hizo presente. -. O un fantasma. -dijo sarcastico. - ¡¿Por qué todo lo que se cae es de vidrio?!

- ¿Por qué no vas y se lo preguntas al fantasma? -contestó sin darle ninguna importancia, Evelyn.

-Iré a recoger eso. -anunció Robbie. Ahora caminando hacía las escaleras.

-Saluda al fantasma por mí. -dijo burlonamente Zerek. Recibiendo un golpe en la cabeza con el libro por parte de Evelyn.

-No hace falta, esta detrás de ti. -mintió Robbie, y río al ver a Zerek asustado.

Posteriormente, Robbie subió a la segunda planta y encontró una lampara de vidrio amarillento y sumamente oxidada. Para su sorpresa, se suponía que aquella lampara estaba en un lugar en donde no podia caerse. Tomó la escoba y comenzo a juntar los trozos de vidrio.

Cuando estaba por bajar, sintió como una gota de agua cayo en su cabeza. Era demasiado extraño porqué afuera no estaba lloviendo, estaba totalmente despejado y con un sol tan radiante como siempre. Se resigno a caminar, pero nuevamente una gota cayó unos centímetros enfrente de él.

Y nuevamente no había rastro de aquella gotera. Nunca se percato que a sus espaldas, algo gateando desde el techo y se escondía detras de un estante, dejando ver únicamente sus fosforescentes ojos color rojo. De nuevo, algo volvió a caer; por suerte no era nada de vidrio, pero era un baúl de madera vieja.

Cuando se dispuso a recogerlo, se percató de que en la pared, justo donde estaba tirado el baúl. Había una extraña mancha color negro. Robbie se agachó y analizó por segundos la mancha, la tocó y mancho sus dedos con aquel dudoso líquido. Pero nunca contó con que de aquella mancha saldría una mano huesuda de color gris, que haría que Robbie terminara retrocediendo luego de caer al piso.

Sombras De MedianocheWhere stories live. Discover now