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— ¡¿Qué carajo?! —exclamó Evelyn. — ¡¿Qué está pasando?!

—La hice enojar. —contestó nerviosamente, Robbie. —Tienes suerte de escuchar lo que dice. —se asomó, pero el cúter que había quedado sobre la caja, voló hacía él, se agachó inmediatamente y el cúter quedó clavado en la pared.

—No hace falta escucharlo. —aclaró Evelyn, refiriéndose al cúter que quedó encajado en la pared.

— ¡¿CREES QUE ERES GRACIOSO, ROBBIE HAMLIN?! —gritó, su voz se había distorsionado, haciéndola parecer un poco más grave. — ¡CUANDO TOME TU ALMA, DISFRUTARÉ VERTE SUFRIENDO EN EL INFRAMUNDO!

—Ya se le pasará. —dijo Robbie. —Si no nos envía al hospital primero. —un jarrón voló en dirección a ellos y al estrellarse se rompió en mil pedazos. —Sí, definitivamente nos enviará al hospital.

— ¿Acaso no sabes como tranquilizarla? —cuestionó Evelyn.

—No. —contestó.

— ¿La hiciste enojar pero no sabes como remediarlo? —regañó, pero no recibió una respuesta de Robbie, en realidad solo se quedó callado y apretó los labios. Mientras que Rose seguía gritando cosas aleatorias sobre lo que haría si tomase el alma de Robbie, levantó esta vez un espejo de plata y nuevamente lo lanzó contra ambos, quienes se cubrieron nuevamente con el respaldo del sillón. El espejo se estrelló y quebró en pedazos, provocando que Rose riese en ese momento. — ¡Robbie eres un idiota!

Rascó su nuca apenado y miró en todas las direcciones posibles de la habitación, buscando algo que Rose pudiese poseer o al menos entretenerla como el peluche que tenía en su habitación.

—Creo que ya sé que hacer. —dijo Robbie.

— ¿Qué cosa? —preguntó Evelyn.

—Necesito un objeto, como un juguete o algo que pueda poseer. —explicó.

— ¿Algo así como el payaso de la vitrina? —supuso Evelyn.

—Sí, como el payaso de... La vitrina —observó fugazmente hacia la vitrina del fondo donde posaba ese horripilante payaso de peluche, luego buscó en el bolsillo de su pantalón, la llave que abría dicha vitrina. Pero para su mala suerte, no la tenía consigo. —Maldición... —murmuró, una vez recordó que la llave había quedado en la mesita de enfrente del sillón.

— ¿Qué?

—Dejé la llave en la mesa de enfrente. —contestó. Tomó un poco de aire y gateó hacía la mesa, esperando que Rose lo no viera o le arrojara algo que lo dejase inconsciente.

Alcanzó la llave, se puso de pie y caminó cuidadosamente hacía la vitrina. Pero Rosé lanzaba objetos cada vez más peligrosos, como un tenedor de plata, otro espejo y una vieja lampara que Robbie pudo esquivar por un pelito. Cuando finalmente pudo llegar a la vitrina, un antiguo teléfono salió disparado, estrellándose contra la vitrina y provocando que el mismo se quebrara en mil pedazos que se esparcieron por el piso.

Todos los objetos de su interior cayeron y se regaron por el piso, el payaso salió disparado y rodó al otro lado de la habitación, quedando a unos centimetros de otro estante al lado derecho de la habitación. Rose lanzó una oxidada plancha de ropa que Robbie no pudo esquivar sin caer encima de todos los trozos de vidrio. Cayó sobre su mano derecha y encajó multiples trozos de vidrio, provocando un sangrado brutal.

—CREÍSTE QUE PODRÍAS LIBRARTE DE MÍ, ROBBIE HAMLIN. PERO NADIE HUYE DE MÍ. —volvió a gritar Rose, cuyo cabello ahora estaba alborotado, sus ojos completamente pintados de rojo y una dentadura filosa.

Robbie vio a Evelyn salir detrás del sofá e ir cuidadosamente tras el peluche de payaso. Una vez que lo tomó, lo lanzó en dirección a Robbie; lo atrapó y puso en su pecho justo antes de que Rose intentara poseer su cuerpo. Entró en el muñeco y todos los objetos que faltaban a su alrededor cayeron estrepitosamente.

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⏰ Última actualización: Mar 31 ⏰

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