CAPÍTULO 4

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Para evitar que fuera el cartero quien le diera a Elliot la noticia de que su prometido ya tenía un esposo, Harry se aseguró de que el certificado de matrimonio llegara al buzón de su hermana.

Gemma lo recibió el viernes de la semana siguiente, y se lo hizo saber enviándole una foto en la que sostenía un sobre enorme en la mano —y una sonrisa divertidísima entre sus labios. Él se saltó el almuerzo ese día. Condujo directo a casa de su hermana tan pronto como salió del trabajo, deshaciéndose la corbata por el camino y tirándola en el asiento del copiloto.

Aún no sabía el nombre de su esposo, pero se había pasado toda la semana intentando recordarlo y ahora tenía una apuesta consigo mismo —si resultaba llamarse Steve, iba a regalarse una camisa nueva.

Cuando llegó frente a la puerta del pequeño apartamento de Gemma, ella le recibió con el certificado ya en la mano. Su novio, Michal, estaba apoyado en la pared del pasillo, justo detrás de ella, y tenía una sonrisita apretada entre sus labios que estaba tratando de disimular.

Harry alzó las cejas cuando escuchó que su hermana se aclaraba la garganta.

—Estado de Nevada, Condado de Clark —recitó, echándole una miradita sobre el filo del papel—... Este certificado de matrimonio certifica que Harry Edward Styles cometió la cagada más grande de toda su vida con...

En segundo plano, su cuñado gesticuló un redoble de tambor. Harry negó con la cabeza, evitando con todas sus fuerzas reírles las gracias y rescatando el certificado de las manos de su hermana.

Contuvo la respiración antes de echarle un vistazo.

Estado de Nevada, Condado de Clark

Este certificado de matrimonio certifica que Harry Edward Styles, nacido en San Francisco, California el día 1 de febrero de 1994, y Louis William Tomlinson, nacido en Las Vegas, Nevada el día 24 de diciembre de 1991 contrajeron matrimonio en Las Vegas, Nevada el día 2 de febrero de 2015.

Harry exhaló brusco. Hacía apenas una semana ni siquiera era capaz de recordar la primera letra, y ahora que lo leía le daba hasta rabia sentirlo tan familiar.

—Tiene nombre de realeza, igual no te interesa divorciarte.

Harry levantó la mirada hacia su hermana. Tenía una sonrisa torcida en los labios; un rasgo que ambos habían sacado de su padre. Se le contagió, por supuesto, y sacudió la cabeza.

—Creo que el único de los dos que llevaba una diadema esa noche era yo, pero... te lo confirmaré cuando consiga dar con él.

—¿Cómo lo vas a hacer? —preguntó Michal.

Él apretó los labios. La verdad era que no lo sabía. Ahora que tenía el nombre y el certificado, se daba cuenta de que lo fácil ya estaba hecho. La parte complicada de verdad iba a ser localizar a su esposo perdido, y encontrar algún tipo de asesoramiento legal que le guiase en el apasionante mundo de los divorcios.

Durante el camino de vuelta a casa se volvió a agobiar. Decidió aprovechar un semáforo en rojo para enviarle un mensaje a Nick pidiéndole ayuda. Era periodista y estaba acostumbrado a investigar nombres, así que le parecía un buen refuerzo. La segunda misión decidió dejársela al Harry del futuro. Consideraba que, antes de contactar con algún abogado, tenía otra cosa más importante que hacer.

Necesitaba hablar con Elliot.

Llegó a casa, soltó el certificado sobre la mesa del salón, y se metió en la ducha a practicar la conversación que estaba a punto de tener. Para cuando salió del baño, envuelto en una nube de vapor y unos pantalones de algodón, Elliot acababa de cruzar la puerta.

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