Capítulo 8

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—Pues ya está todo hablado —Cynthia echó un vistazo rápido a la pantalla de su portátil antes de cerrar la tapa y alzar la mirada hacia ambos —. Lo único que queda por hacer es redactar el convenio y revisarlo.

Harry miró a Louis.

De las pocas cosas que recordaba sobre la noche en la que se casó con él, la que más ruido estaba haciendo ahora en su cabeza era la manera en la que Louis nunca pareció estar convencido de dar el primer paso, la manera en la que esos ojos azules le miraron incitándole a hacer algo que él no se atrevía a iniciar.

—Acabaremos con eso mañana, ¿no? —asumió Louis.

Si hubiera estado sobrio, quizás habría sido capaz de llegar a imaginarse el motivo por el cual Louis nunca le besó primero, pero el alcohol que recorría sus venas aquella noche jamás le dejó siquiera plantearse la opción de que Louis pudiera tener pareja.

—Sí, creo que entre mañana y pasado habremos acabado el papeleo.

No estaba completamente seguro de cuánto tiempo podrían llevar en aquel entonces, pero lo que sí estaba claro, era que Louis y ese tal Trevor habían estado en la vida del otro incluso más tiempo de lo que Elliot llevaba en la de Harry.

—Supongo que tramitarás el divorcio en Nevada.

Y visto de aquella manera, podía llegar a entender que el chico estuviera enfadado. Pero no entendía por qué había decidido pagarlo todo con él. Harry no sabía nada, pero si hubiera sabido que Louis no estaba soltero cuando le conoció, jamás se habría dejado influenciar por sus ojos azules, y entonces nunca habrían acabado frente a Elvis en una capilla de la que ya no tenía recuerdos. O quizás sí.

—Evidentemente, Harry tendría que viajar a Las Vegas para cuando salga el divorcio. Pero eso no será un problema, ¿no?

Quizás ese dato le hubiera importado una mierda incluso aunque hubiera sabido algo al respecto, porque, por favor, estaba hasta las cejas de alcohol y el Louis de sus recuerdos le había tenido obsesionado durante toda la maldita noche.

—¿Verdad, Harry?

Y probablemente habría seguido teniéndole obsesionado durante los siguientes días si simplemente no hubiera acabado la noche hasta las cejas de alcohol, pero bueno.

Las cosas habían ocurrido como habían ocurrido y tenían que acabar como tenían que acabar. Al final del día, Louis llevaba mucho tiempo con su pareja, Harry estaba comprometido y muy enamorado, y ambos necesitaban dejar de estar casados lo antes posible.

—Harry —la voz de Louis pronunciando su nombre con cierto tono inquisitivo le hizo parpadear.

—¿Huh? —no había escuchado nada, se había quedado en trance, y acababa de darse cuenta de que todo ese tiempo sus ojos habían estado clavados en Louis —. ¿Qué?

—Que el divorcio va a llevarse a cabo en Las Vegas —la abogada tomó la palabra, así que Harry apartó sus ojos de Louis para mirarla a ella —. Tendrías que volar a la ciudad para presentarte en los juzgados cuando sepamos la fecha.

—Está bien, no hay problema —aseguró Harry.

—De acuerdo, entonces ya está —finalizó Cynthia, terminando de guardar sus cosas y dejando la mesa frente a ellos libre de papeles —. ¿Mañana a la misma hora? Para redactar el convenio —Harry tuvo la impresión de que lo repitió solo para asegurarse de que esta vez sí la escuchaba.

Asintió con la cabeza, levantándose por inercia de su asiento cuando vio que Louis lo hizo.

—Muchas gracias, Cynthia —le dijo Louis, apoyando sus manos sobre la mesa e inclinándose para hablar con ella —. Compensaré tu trabajo de alguna manera en cuando volvamos a Las Vegas.

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