Capítulo 13

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Rozaban las tres de la mañana cuando Louis y Luke volvieron a cruzar toda esa marea de gente en busca del resto. Consiguieron encontrarles después de quince minutos ahogándose entre la multitud, y la ausencia de uno de ellos fue lo primero que Louis notó.

Agarró a Calvin del brazo, interrumpiendo su bailecito al ritmo de Rihanna y preguntándole al oído.

—¿Dónde está Harry?

—Ha salido —fue la única respuesta que le dio Calvin, bebiendo un trago de su copa.

—¿Por qué? —la mirada de Louis viajó hacia Oli esta vez —. ¿Y por qué nadie le ha acompañado?

—Le preguntamos si quería que le acompañásemos, pero nos dijo que no —explicó Oli, encogiéndose de hombros.

Antes de que cualquiera de ellos pudiera añadir algo más, Louis sintió como el codo de Luke se clavaba en su brazo. Al mirarle, le encontró haciendo un gesto con su cabeza y señalando hacia la salida.

—Ve.

Y Louis ni siquiera se molestó en ponerle pegas a la sugerencia de Luke esta vez, suspiró débilmente y se alejó de sus amigos, haciéndose paso entre la multitud en un intento de salir de aquel club lo más rápido posible.

Al atravesar las puertas, el calor sofocante del interior fue rápidamente sustituido por el aire cálido de las noches de Nevada, y aunque el viento ni siquiera soplaba, fue suficiente contraste de temperatura como para que sus mejillas dejasen de sentirse ardiendo y el calor que llevaba arrastrando desde que la noche comenzó se aliviase un poco.

Echó un rápido vistazo a su alrededor; encontrar a Harry no fue difícil. Estaba apoyado contra la pared del local, a un par de pasos de la puerta. Aún había mucha gente por la calle, pero Harry no estaba prestando atención al ambiente que le rodeaba, porque tenía su teléfono apretado contra su oído y sus pómulos marcados por la manera en la que mordía el interior de sus mejillas.

Al parecer Harry también estaba frustrado aquella noche, pero algo le decía que no compartían el mismo motivo.

Le vio soltar un suspiro frustrado cuando separó su teléfono de su oído. Louis se acercó a él cuando Harry estaba a punto de volver a marcar otra llamada.

—¿A quién intentas llamar a las tres de la mañana? —cuestionó casualmente, captando en un segundo la atención de esos ojos verdes que le siguieron hasta que Louis se apoyó a su lado en la pared.

—A Elliot —respondió Harry.

Louis lamió sus labios al escuchar aquel nombre, y tuvo que tragarse un suspiro pesado. Del bolsillo trasero de su pantalón sacó un paquete de tabaco y puso un cigarro entre sus labios.

—No creo que te responda a estas horas —el cigarro se balanceó entre sus labios al hablar, y su atención estaba puesta en sus manos intentando prender la llama de su mechero verde.

Lo encendió al tercer chasquido, justo cuando Harry habló de nuevo.

—No escuchaste lo que te dije ahí dentro, ¿verdad?

Louis alzó la mirada hacia él; su ceño se arrugó en una expresión culpable, y negó lentamente con su cabeza mientras el humo de esa primera calada se escapaba de su boca.

—¿Qué me dijiste?

—Te pedí que me acompañases fuera.

Y ahora, después de aquella revelación, más que culpable se sentía imbécil.

Porque Louis no solo había estado demasiado distraído con sus labios como para escuchar lo que salía de ellos, sino que además había huido hasta la otra punta del maldito club sin darle ninguna explicación coherente después de que Harry le hubiese pedido un poco aire fresco y compañía.

Vegas LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora