Capítulo 10

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Aquella era su última mañana en San Francisco. Tenía que dejar su habitación de hotel para antes de las doce, y su vuelo de vuelta a casa partía justo después de comer, así que Louis había madrugado.

No solo porque tenía el tiempo justo para ducharse, desayunar algo y dejar su maleta preparada, sino porque Cynthia ya estaba esperando en su habitación y probablemente Harry estaba de camino.

Se suponía que iban a firmar ese divorcio temprano en la mañana, que Cynthia se llevaría los documentos a Nevada y que se encargaría de tramitarlo cuanto antes para cerrar aquel asunto lo más rápido posible.

Era sábado, y eso se veía reflejado en la manera en la que Harry llegó vestido al hotel ese día; en lugar de sus corbatas formales y chaqueta de trabajo, esta vez llevaba un fino jersey color café y una boina a juego. Louis le sonrió al saludarle.

Harry lo intentó, pero en sus labios se dibujó una sonrisa tan débil que Louis terminó por borrar también la suya. Entró a la habitación de la abogada como si sus pensamientos le tuvieran completamente distraído de lo que pasaba a su alrededor, se sentó frente a la mesa y suspiró más de una vez mientras Cynthia repasaba y leía en voz alta el convenio.

Louis quería preguntarle si estaba bien, pero teniendo en cuenta que desde la última vez que le vio solo había pasado una noche, supuso que lo que le tenía golpeando nerviosamente su talón contra el suelo debía de tener algo que ver con su novio. Y en ese caso, él no iba a entrometerse.

Cynthia repasó el convenio punto por punto, y ambos estuvieron de acuerdo en que no querían cambiar ni una sola cláusula.

Así que Louis firmó cuando llegó el momento, pero cuando arrastró el papel por la mesa para ponerlo frente a los ojos de Harry, él no hizo nada.

—Uh... Harry —masculló Louis, empujando el bolígrafo hacia su lado de la mesa para que lo levantase y plasmase su firma en aquel papel.

Pero Harry se quedó observando el documento durante unos segundos en los que Louis y Cynthia cruzaron miradas y ceños fruncidos, hasta que el sonido de la punta del bolígrafo deslizándose bruscamente sobre el papel captó la atención de ambos.

Harry había firmado, pero había dudado. Las cejas arrugadas de Louis se alzaron con cierta preocupación. ¿Por qué mierda había dudado?

—Necesito pretender que no tengo intenciones de divorciarme —los ojos dudosos de Harry oscilaron entre ambos, quienes le miraban incluso más confundidos de lo que estaban hacía solo un momento —. Voy a divorciarme, claro que voy a hacerlo, pero... necesito retrasarlo, aunque sea durante una semana. ¿Podemos hacer eso?

—Claro que podemos, puedo presentar la demanda la semana que viene y no se comenzará a tramitar hasta entonces —habló Cynthia, con su ceño aún fruncido —. Pero... cuanto más tarde lo presente, más tarde os citarán en los juzgados.

—¿Ha pasado algo, Harry? —se atrevió a preguntar Louis.

Harry exhaló un largo suspiro, pasando sus dedos entre la raíz de su pelo y soltando bruscamente el bolígrafo sobre la mesa.

—No es nada —él lamió sus labios, posando una mirada culpable sobre Louis —. Pero... no te importa pausar esto durante una semana, ¿verdad? Tampoco quiero... causarte problemas con tu novio.

—No, no me importa —le aseguró, dejándolo estar sin pedirle más explicaciones, porque era evidente que Harry no quería darlas y Louis no era quien para hacer preguntas.

Pero de lo que sí estaba seguro, era de que todo aquello tenía que ver con Elliot, y eso solo le hacía preguntarse si quizás la culpa había sido suya. Quizás Louis había hecho o dicho algo que les había llevado a discutir, quizás él había sido el motivo por el que Elliot se marchó tan de repente durante la tarde anterior en el club, aún cuando se suponía que la idea de conocerse había sido suya.

Vegas LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora