Capítulo 9

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Harry había colocado su coche en doble fila a un costado de aquel hotel.

Con una mano aferrada al volante y su atención puesta en la ventana a su lado, repasaba con la mirada a cada persona que veía salir del enorme edificio, esperando que una de ellas fuera Louis.

En el asiento del copiloto estaba Elliot, y en cambio, él se encontraba analizando cada esquina, cada detalle y cada escalón del hotel junto a ellos, inclinándose hacia delante para tener una mejor perspectiva a través del parabrisas. Sus ojos se iluminaron ante las cuatro estrellas metálicas que adornaban la fachada sobre la puerta principal.

—¿Cuánto le cuesta esto por noche? —escuchó a su novio preguntar, pero Harry estaba demasiado ocupado en buscar a Louis con la mirada.

—No lo sé, Elliot —masculló, apoyando su codo en el borde de su ventana y posando sus nudillos sobre sus labios.

Louis había aceptado la invitación de Elliot, sin importar que Harry le hubiera dicho que no tenía por qué sentirse en el compromiso de conocer a su novio; Louis le respondió a ello diciéndole que no importaba, que así estarían en paz.

Así que ahí estaban Harry y Elliot, dos chicos recién prometidos esperando por el esposo de uno de ellos. Cuanto más pensaba en ello, más irreal se volvía la situación.

Pero entonces Louis apareció. Harry le reconoció por su manera de caminar y los pequeños saltitos que daba al bajar las escaleras de la entrada principal, por sus dedos constantemente retocando su flequillo y la forma en la que justo después agarró las gafas de sol que llevaba puestas sobre su nariz, dejando expuestos sus ojos azules. Unos ojos que ahora estaban recorriendo el lugar en busca de Harry.

Golpeó levemente el centro de su volante, haciendo que el claxon sonara brevemente para llamar su atención. Louis sonrió cuando le encontró con la mirada.

—¿Es él? —escuchó a Elliot preguntar, pero no obtuvo respuesta.

Ya no llevaba una sudadera ancha ni pantalones de deporte. Ahora estaba envuelto en una camiseta blanca de alguna banda indie que Harry no conocía, bajo una chaqueta de mezclilla en color negro que combinaba con sus pantalones.

Había colgado sus gafas en el cuello de su camiseta y le había echado una miradita a Harry por la ventanilla antes de abrir la puerta y tomar asiento en la parte trasera del coche.

—Hola —él saludó a todos en general, pero su atención se posó sobre Elliot, quien se había volteado en su asiento para alcanzar a mirar a Louis.

—Hola, ¿Louis? —cuestionó Elliot, estirando su mano hasta la parte trasera del vehículo para llegar a tendérsela a Louis, quien asintió al tomarla en un apretón —. Soy Elliot.

—Me han hablado mucho de ti —aseguró Louis, consiguiendo que Elliot soltase una risita mientras miraba de reojo a su prometido, quien había arrancado el motor del coche y se incorporaba lentamente a la carretera.

—Bueno, no puedo decir lo mismo. Harry no me había dicho nada hasta ahora —comentó Elliot, apoyando su antebrazo en el respaldar del asiento y acomodando mejor su postura —. Pero no te preocupes, no me ha molestado, ni mucho menos. Te aseguro que de lo contrario jamás le habría propuesto a Harry que te invitásemos al club.

Louis solo apretó una sonrisa entre sus labios, Harry lo había visto por el retrovisor.

—Así que... te gusta el golf —comentó Louis, tratando de seguir con la conversación por pura cordialidad.

—Me encanta el golf, es un deporte precioso —Elliot se incorporó en su asiento, mirando de nuevo hacia delante —. ¿Has jugado alguna vez?

—No, nunca —negó Louis, echando un vistazo hacia el retrovisor y encontrándose casualmente con los ojos de Harry.

Vegas LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora