Érase una vez, en un reino muy lejano, un príncipe se vio obligado a elegir un alfa para casarse y compartir el trono.
Pero algo no sale según el plan...
- 𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓶𝓪𝓻𝓬𝓪𝓻𝓽𝓮 𝔂 𝓱𝓾𝓲𝓻 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓲𝓰𝓸, 𝓷𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮𝓼 𝓼𝓮𝓻 𝓶𝓲 �...
—Gracias por acompañarme. Nos vemos.— Taehyung lo besó en la mejilla y corrió dentro del palacio.
—Nos vemos.—
Ya estaba oscuro y Jungkook regresó a la cabaña al río.
Una vez adentro, se acostó en la cama observando las estrellas desde la pequeña ventana del lateral.
Después de un rato sus párpados comenzaron a ceder y decidió hundir su cabeza en la almohada, donde el olor del omega aún estaba impregnado haciéndolo conciliar el sueño aún más rápido.
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A la mañana siguiente, Taehyung había decidido volver al río a ver a Jungkook. Así que de puntillas, asegurándose de no hacer ruido, intentó llegar a la puerta para salir.
—Taehyung, ¿adónde sales tan temprano?— habló su padre Namjoon, quien estaba sentado en la mesa firmando unos documentos.
—Yo... yo...— Taehyung trató de inventar una excusa lo más rápido posible.
—Tú...— lo miraba con ceño fruncido.
—Un señor me pidió que lo ayudara a comprar comida para sus gallinas y darles de comer durante su ausencia...— respondió con una sonrisa poco convincente.
—¿Gallinas? ¿Hablas del señor Lee?—
—Exacto, si... Él.— finalizó.
—¿Y por qué le preguntó al príncipe al respecto?—
—No sé.—
—Está bien, regresa a la hora del almuerzo.— ordinó.
—Lo haré.— así que Taehyung salió rápidamente del palacio y se infiltró en el camino que conduce al río.
Una vez que llegó a la cabaña, sin llamar, entró encuentrandose con el alfa dormido como un cachorro, aferrado con la almohada en sus brazos.
—Kookieee...— susurró a su oreja.
—Mh...— Jungkook intentó abrir los ojos y darse la vuelta para encontrar a Taehyung. —Ey... buenos días.— respondió todavía medio dormido.
—Buenos días.— respondió con una sonrisa, sentándose en la cama mientras Jungkook se levantaba, crujiendo su cuello.
—¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No se enterarán?—
—Le dije a mi papá que estaba dando de comer a las gallinas del Señor Lee y que volvería para el almuerzo.—
—¿Ya desayunaste?— preguntó Jungkook.
—No, ya no.—
—Esperame aquí.—
—¿Adónde vas?—
—Ahora vuelvo.— Jungkook se levantó saliendo de la cabaña, yendo a recoger algunas bayas y manzanas del bosque.
