Lanzarme a un viaje sin rumbo fijo ni fecha de retorno fue una locura para quienes me rodeaban. Y para mi también, no lo niego. Tenía algo de miedo, pero las ganas de conocer mundo eran mucho mayores.
Cuando finalmente me decidí a hacerlo, la emoción por lo que vendría fue lo que me empujó a dar el primer paso.
Los planes iniciales se atrasaron un poco y terminé saliendo a mediados del verano. No era lo mejor para alguien que caminaba con una mochila grande a cuestas, pero no quería atrasar mas la fecha de salida.
Avancé por la ruta hasta llegar a los primeros pueblos cercanos a Colonia Basilia. Si bien eran conocidos, nunca me había detenido a observar, conocer y recorrer realmente sus calles.
En el primero quedé solo una noche, en la cual me permití descansar al aire libre. En el siguiente decidí quedarme un poco mas ya que me topé con el dueño de un museo y quise interiorizarme mas en la historia que escondía cada rincón.
Como el fin de semana estaba cerca, me ofrecieron quedarme a ayudar en las guías que hacían a los turistas. No dudé un segundo en aceptar.
Parte de este plan de viajar era poder recolectar diferentes experiencias.
Estaba convencido de que la vida era eso; coleccionar experiencias que me hicieran sentir realmente vivo.
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Corazón de hojas (Amor de estaciones #2)
Short StoryUn joven arma su mochila y sale de su pueblo con destino a todas partes. Su único objetivo es recorrer el mundo. Una joven de la gran ciudad está viviendo su sueño de ser maestra. En esos años son muy pocas las mujeres que logran tal independencia...