86 - Ella

0 0 0
                                    

El tiempo pasó. Lo esperé. Él sabía dónde encontrarme, pero nunca apareció. Nunca supe donde estaba para poder buscarlo pero él sí lo sabía y no lo hizo. No me buscó. Y entendí que lo que habíamos vivido había sido un amor efímero. No por eso menos importante o verdadero, pero sí efímero.

Con el tiempo, su recuerdo quedó guardado como una linda experiencia y como un amor del pasado, uno que guardaba en un lugar especial de mi corazón, pero que era solo eso: un amor pasado.

Con el tiempo, con la vida pasando, mi corazón volvió a latir. Y pude ver que había amor después del amor.

Aquel hombre apareció en mi vida para cambiarla por completo. Me regaló un presente lleno de seguridad y certeza, me regaló calma, me regaló serenidad, amaneceres, nuevos comienzos.

Nuestro amor fue sincero, puro.

Al año, caminé hacia el altar muy enamorada, y él me observó emocionado.

De nuestro amor, surgieron dos seres hermosos; dos princesas que iluminaron mis días.

Mi vocación, mis dos hijas y él hicieron de mi vida un viaje hermoso.

Pero jamás olvidé aquel amor de mi juventud.

Guardé siempre su carta y en momentos donde la rutina ahogaba el amor que sentía por mi marido, volvía a aquella carta para revivir el sentimiento en mi interior. Para saber que aquello que había sentido alguna vez, seguía presente en mi corazón, para recordarme que el latido era posible siempre.

Corazón de hojas (Amor de estaciones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora