Capítulo 2

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PRESENTE

Narra Damien.
Habían pasado cuatro meses desde el día en que llegué. Cuatro malditos meses. Podría haber regresado directamente a Londres en cuanto todo estuviera resuelto, pero no pude. Cada vez que iba a reservar un vuelo, algo me detenía. Ayer mismo llamé a mi jefe y le dije que le enviaría un correo electrónico con mi carta de dimisión. Se sorprendió, pero lo entendió. Por supuesto, tuvo la impresión de que mi padre se estaba muriendo, pero eso no importaba. Riley se fue en cuanto termino el drama. Adonis se entristeció al ver que nuestra hermana menor se iba, peor sabía que no quería quedarse.
Adilah, mi nueva hermana. La mitad de las veces me preguntaba por qué me había llamado. Era increíblemente fuerte y valiente y podría haber manejado todo esto por sí misma. De todos modos, más o menos lo hizo. Gimiendo, me levanté y me dirigí al estudio de Adonis.
- Su Majestad, ¿necesita algo?- preguntó una criada.
Seguía odiando mi estúpido título, pero no podía hacer nada al respecto. Me limité a sacudir la cabeza y me apresuré a ir al estudio de mi hermano.
- Tienes que tener un hijo.- solté nada más entrar.
Adonis levantó la cabeza y se rió.
- Ajá. Yo sé por qué estoy desesperado por tener un hijo, ¿pero tú? ¿Tanto quieres ser tío? Riley tiene un hijo, sabes.
- No te hagas el tonto. Sabes que nunca podré renunciar a mi título real hasta que tengas un hijo.- suspiré.
- Ah, sí, sigues siendo el segundo de la fila.- Adonis firmó un documento y lo dejó a un lado.
- Espera, ¿dijiste que querías un hijo? ¿Por qué no tienes uno?- pregunté.
- Por si no te has dado cuenta, no tengo la biología humana para tener un hijo.- dijo Adonis con sorna.
- Ya lo sé.- puse los ojos en blanco.
- Adilah no esta preparada para tener un hijo. Esta disfrutando de su vida y no voy a atarla.- respondió Adonis.
- Te has vuelto un blandengue.- me reí.
- Espera a encontrar a tu pareja, Damien.- señaló Adonis.
- Sí,  me pregunto cuando será...- me quedé sin palabras.
- No te rindas. Mírame. Adilah llegó a mi vida cuando más la necesitaba. Sé que tu compañera también lo hará.- Adonis sonrió.
Quería creer a mi hermano, pero me costaba hacerlo.
- Oye, tenemos una manada que viene aquí mañana. Están teniendo algunos problemas de territorio. Quiero que estés conmigo.- dijo Adonis.
Asentí con la cabeza. Sabía que mi hermano lo hacía para evitar que me fuera, y decidí seguirle la corriente. Después de todo, no podía imaginar como sabe a sentido cuando toda su familia se levantó y se fue cuando se convirtió en rey. Supongo que sentía que se lo debía.
- Llegarán temprano por la mañana. Estate preparado para las 9.- me dijo Adonis.
Por el amor de Dios. ¿Por qué estos alfas no pueden venir a una hora decente? Qsenti con la cabeza y me dirigí a mi habitación. Voy a necesitar dormir si tengo que lidiar con engreidos alfas mañana...

***

En cuanto sonó mi alarma, gemi y le du a la repetición. Tratar con alfas engreidos no era la forma en que quería pasar mu día, pero no tenía otra opción. Me levanté de la cama y me preparé para el día. No era necesario dedicar demasiado tiempo a elegir un atuendo, o quizás no como lo hice yo, de todos modos. Me puse rápidamente unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca lisa. Después de arreglarme el pelo, salí de mi habitación. Adonis y Adilah bajaban de su piso cuando bebieron. Por supuesto, a Adonis parecía todo el rey que era y Adilah... La sencillez de su atuendo no disminuía esa poderosa aura que la rodeaba.
- Buenos días, solcito.- Adilah sonrió.
- Hmm... Demasiado alegre para mi.- respondí.
- Vamos hermano. Debe ser divertido, poner a estos engreidos alfas en su lugar.- Adonis se rió.
- Claro, si es así como quieres pasar la mañana. Prefiero estar en la cama.- puse los ojos en blanco.
Nos dirigimos hacia abajo, Adilah iba en el centro con Adonis, y yo al lado de ella. Aunque Adilah era más que capaz de defenderse por sí misma, yo seguía sintiendo la necesidad imperiosa de protegerla. Y también mi licántropo.
- Su Majestad, ya están aquí.- nos informo una criada.
Adonis asintió.
- Ya sabe donde llevarlos.
- Asegúrese de que pasan los controles de seguridad.- Le recordó Adilah a la criada.
La criada sintió y se marchó punto nos dirigimos a una sala separada donde a Adonis le gustaba celebrar reuniones. Era todo lo contrario a papá en ese aspecto. Papá solo se reunía en su estudio, mientras que a Adonis le gustaba una habitación con mucho más espacio. Recuerdo que me dijo que quería que los Alfa sintieran que podían decir cualquier cosa, y que el estudio era siempre tan asfixiante. Tuve que estar de acuerdo. Todos tomamos asiento. Adonis y Adilah estaban sentados en su propio sofá, mientras que yo me senté en él sillón junto a Adonis. Oh, qué ganas tenía de que acabar esta reunión y ni siquiera había empezado. Un sirviente entró.
- Sus Majestades, el alfa Gibson y el beta Porter.
Todos nos pusimos de pie cuando entraron el alfa y el beta. Ambos se inclinaron en señal de respeto antes de tomar asiento frente a nosotros.
- Así que necesitáis discutir algunas cuestiones de territorio.  ¿Estoy en lo cierto?- preguntó Adonis, sin perder tiempo en empezar.
Siempre estaba muy ocupado, pero al menos tenía a Adilah para hacerle compañía.
- Sí,  Majestad, tenemos un problema con una manada que entra continuamente en lo que creemos que es nuestro territorio. Están causando muchos disturbios y amenazaron con matarnos.- dijo el alfa.
- Hmm... ¿y cómo sabes que este es tu territorio?- preguntó Adonis.
- Bueno, en realidad es una tierra no reclamada. Sin embargo, como está más cerca de la tierra de nuestra manada, tiene más sentido que sea nuestra.- intervino ahora el beta.
- ¿Pero es posible que también sea la tierra de la otra manada? ¿Y la razón por la que dicen que os mataran es porque creen que es su tierra igual que vosotros creéis que es la vuestra?- Adilah hizo acto de presencia.
- Sí, pero está más cerca de nuestra tierra.- dijo el beta, repitiendo el mismo argumento.
Adonis miró al alfa y al beta antes de decir:
- ¿Tienen alguna prueba? ¿Algún plano del terreno? ¿Alguna medida?
Tanto el alf acomo el beta negaron con la cabeza.
- Eso es lo que sospechaba. No puedo ni proclamaré la tierra como suya hasta estar seguro. Como tal, enviaré mi hermano inspeccionar, y lo que a él proclame, será definitivo. Por mucho que vea el asunto, no es lo suficientemente urgente como para que me ocupe de él personalmente, pero no creáis que no nos importa. Damien irá hoy con vosotros para tratar el asunto.- dijo Adonis.
¿Qué? ¿Yo? Miré fijamente a Adonis, a quien no pareció importarle. Por supuesto que no. Debería haber vuelto a Londres cuando tuve la oportunidad.
- Gracias, Su Majestad. Se lo agradecemos mucho.- respondió el alfa.
- Mi hermano hará una maleta e irá inmediatamente.- Adonis me miró.
Estupendo. Esto es por lo que odio ser de la realeza. Todos los deberes que se esperaban de mi me volvían loco. Ya no podía hacer nada al respecto; mi hermano había tomado claramente su decisión.- me levanté y asentí.
- Bajaré enseguida.
- Hasta entonces, podéis esperar en la otra sala. Los guardias os acompañarán allí.- Adonis hizo un gesto a los guardias.
Miré fijamente a mi hermano mientras me iba.

***

No tardé en hacer la maleta. Obviamente, no tenía planes de quedarme más tiempo del necesario. Adonis estaba esperando junto a las escaleras y me apartó.
- Sé que estás enfadado, pero creo que es una buena oportunidad para ti.- dijo Adonis.
- ¿Opotunidad para qué?- pregunté.
- Para encontrar a tu pareja. Yo no pide viajar para encontrar a Adilah, pero tú sí. Enviarte a manadas en diferentes lugares ayuda.- afirmó Adonis.
- Entonces, ¿la única razón por la que voy es porque quieres que encuentre a mi pareja?- pregunté.
- Eso y que tengo asuntos más importantes de los que ocuparme. Tú puedes encargarte de esto.- Adonis me dio una palmadita en la espalda.
Ya que me iba, los guardias reales me acompañarian. No era que necesitara la protección, peri era el protocolo. Puede que Adonis haya cambiado muchas cosas desde que tomó el mando, pero una cosa en la que sabía que nunca cedería era la seguridad. El alfa y el beta ya estaban en su coche.
- No podemos agradecerle lo suficiente que haya venido con nosotros, Su Majestad.- dijo el alfa.
Asentí con la cabeza y me metí en mi coche y, que estaba detrás del suyo. La bandera real ondeaba el viento. Me negué a que alguien más condujera, quería el espacio. Los guardias tenían su coche detrás del mío punto y la dirección ya había sido introducido en el lavador por satélite de mi coche. Solo dos horas de distancia. No está mal. Cuando nos pusimos en marcha, no pude evitar que mi mente se preguntara. ¿Y si realmente encuentra mi pareja? Ella volvería al palacio conmigo, pero ¿volvería a Londres conmigo? ¿Quiero volver al lugar que ha sido mi hogar durante tanto tiempo? El agujero en mi corazón se hacía más grande cada día. Por serte yo no era como Adonis. Millicantropo estaba bien. Por ahora. Sabía que en unos años, podría estar en el mismo barco que Adonis. Después de todo, nuestros licántropos anhelan el vínculo de parejas tanto como nosotros. Tal vez Adonis estaba en algo. Todo este viaje debería ayudarme con él a mi pareja. Incluso pensar en eso hizo que mi licántropo se emocionara.
El trayecto terminó demasiado pronto y, al entrar en laminada, vi a la multitud. Estaba claro que habrían sido informados de mi llegada. La gente estaba allí, emocionada y probablemente queriendo verme punto no era frecuente en la vista de un miembro de la familia real. Tras apagar el motor, suspiré. La guardia ya estaban junto al coche cuando salí. Quise decirles que se retiraran, pero no me importó. Me rodearían.
- Por aquí, Su Majestad.- El alfa me hizo señas para que me acercara.
Sonreí a la gente que agitaba la bandera real y me dirigí al interior de la manada. Me llevaron directamente a la oficina del alfa.
- Desde aquí se puede ver la otra manada, así como la tierra no reclamada.- dijo.
Me acerqué y miré por la ventana. Efectivamente, en la distancia estaba la otra casa de la manada. Había lobos posicionados hasta la línea acordada, pero había una sección de tierra donde no había lobos. Esta era la tierra no reclamada. Desde aquí, parece que estaba más década las tierras de esta manera. Sin embargo, no podía apresurar un juicio tanto como hubiera querido. Se reflejaría mal en Adonis. Maldita sea, tendría que ir a la tierra de la granada y ver desde allí.
- Organiza una reunión. Tengo que ir allí.- dije.
- No creo que hable conmigo.- El alfa suspiró.
- Bien, llama a su número.- levanté el teléfono mientras el alfa marcaba el número.
Solo hicieron falta dos timbrazos para que alguien contestara.
- Ya te dije que no me lalmaras. Eres patético tratando de reclamar la tierra como tuya.- se burló una voz.
- Bueno, ese es ciertamente un saludo para recordar. Sin embargo, creo que descubrirás que no soy el alfa y que no me gusta que me hablen de esa manera.- respondí con dureza.
- ¿Quién es?- respondió la voz.
¿Puedo usar mi titulo real? ¿La que tanto desprecio? ¿O debería dejar a este patético bastardo colgado y dejar que lo vea por sí mismo cuando llegue?
- Es el príncipe.- se burló el alfa.
- Su... Su Majestad, por favor, perdóneme.- tartamudeo la voz.
Supongo que eso me salvo de decirlo.
- Estaré en tu manada en veinte minutos.- no le di a este arrogante bastardo espacio para discutir.
- Por supuesto, esperamos su llegada.- dijo, con un tono de voz cambiado.
Mi respuesta fue cortada por una voz de mujer en el fondo. Era débil, pero la oí.
- Por favor... por favor, no.
Al oír su voz, sentí de repente que toda mi vida había dado un vuelco; se me heló la sangre y mi licántropo amenazó con apoderarse de mí. ¿Qué coño me esta pasando?

Reina de los licántropos. (Libro 2)Kde žijí příběhy. Začni objevovat