Capítulo 6

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Narra Damien.
Nunca había sentido esta rabia por nadie. Tampoco había luchado nunca por controlar a me licántropo, pero hoy todo se fue por la ventana. Toda mi vida había cambiado en cuanto miré esos ojos. Esos ojos que escondía tanto dolor. Esos ojos que deberían haber albergado el amor y el deseo por mí, pero que, en cambio, contenían la oscura verdad. Jordan pagaría, me aseguraría de ello.
- Quita tu asquerosa mirada de mi compañera.- gruñi.
- Ella es mía, no tuya.- Jordan luchó contra mis guardias.
Elodie seguía escondida detrás de mí, su respiración se volvía más errática.
- Cierra la boca. La estás asustando.- grite.
- ¿Estás seguro de que no eres tu? El señor Grandote...- Jordan se burló.
Solté la mano de Elodie mientras me precipitada hacia Jordan, sujetandolo por la camisa antes de que pudiera terminar su declaración.
- Eres un patético desperdicio de espacio. Tu eres el que la traicionó, tu eres el que se aprovecho de ella. Le hiciste creer que era tu compañera todos estos años.
Nadie en su sano juicio hace daño a su pareja. Elodie merecía ser tratada como la reina que es. Mi licántropo no pudo evitar enfadarse por la forma en que Elodie había sido tratada por este bastardo. Lo dejé caer y le dio una patada en el estómago, haciéndole gemir de dolor. Oírle gemir era satisfactorio, pero no era suficiente. Necesitaba sentir más dolor. En lugar de una expresión de dolor en su rostro, sonrió.
- Puede que ne haya aprovechado de ello, pero por fin puede ver el monstruo que eres.
Las palabras de Jordan se hicieron sentir y maldije en voz baja punto dejé que mi ira se apoderara de mí. Debería haber ha habido que Elodie estaría muerta de miedo, ya ha pasado por mucho. Las sonrisa de Jordan se hizo más grande al darse cuenta de que había metido la pata.
- Ella vendrá a mí porque sabe que no debe desafiarme.
Estuve a punto de abalanzarme sobre él, pero me detuve. Eso era lo que quería; si perdía el control, Elodie se aterrorizaría. Gruñendo, me giré para mirar a Elodie. Ella miraba la escena sin moverse. Las lágrimas caían por su cara. Parecía rota. Todo esto fue culpa mía.
- ¿Elodie?- dije suavemente.
Sus ojos color jade finalmente me miraron y todo lo que quise hacer fue huir, esconderla de los horrores a los que se había enfrentado.
- ¿Es cierto?- susurró.
¿Está hablando de que soy un monstruo? ¿Cómo debo responder? Los humanos sabían que los licántropo existían, pero rara vez se encontraban con uno, y mucho menos se emparejaban o apareaban con uno. Abrí la boca para responder, pero Elodie se me adelantó.
- ¿Se aprovechó de mi?
La mire con asombro. ¿No está preguntando por mi? Claro que no, idiota. Quise darme un patada. Ella había escuchado algo mucho más importante para ella. Elodie escucho lo que dije sobre Jordan, y claramente no tenía ni idea de que él se había aprovechado de ella. ¿Que tan desastrosa es esta situación?
- Si.- suspiré.
Me miró a mí y luego a Jordan, con lágrimas en la cara.
- No le hagas caso. Ven aquí ahora, ya sabes lo que pasa cuando me desafias.- grito Jordan.
Elodie gimió, y bloqueé la vista de él. Tenía el valor de amenazar a Elodie delante de mí. O está loco, o cree que puede tener a Elodie bajo control. El vínculo de nuestra pareja superaría cualquier tipo de control que tuviera Jordan sobre Elodie, y Jordan sería testigo de primera mano.
- Elodie se viene conmigo, y nunca volverá aquí. Nunca.- gruñi-. Quería hablar contigo de hombre a hombre, pero no eres más que un Alfa débil. La tierra no es tuya, no la invadas más. Tu violencia hacia la otra manada y las mujeres han dejado clara mi decisión. Has perdido la tierra.- me burle, volviéndome hacia el patético alfa.
Sin inesperar una respuesta, me di la vuelta, cogiendo la mano de elody mientras salía furioso. Cada parte de mí quería matar a Jordan, pero no podía, no sin el permiso de Adonis. Sigo representando al palacio y a mi hermano. Elodie iba detrás de mí. Sus nervios eran evidentes. Apreté su mano para tranquilizarla mientras nos alejábamos del infierno que había sido la prisión de mi compañera. Mis guardias nos seguían; sus ojos estaban atentos a la manada por si había alguna amenaza. Cuando volvimos a la casa de la manada, me dirigí al Alfa y le dije:
- La tierra es vuestra, haced con ella lo que queráis y tratad a los intrusos de la forma que consideréis oportuna.
Asintió con la cabeza y me dio las gracias. Todavía de la mano de Elodie, me dirigía a la habitación donde estaban mis cosas. Elodie se puso de pie, temblando, con los ojos mirando hacia abajo.
- Oye, no tienes que tener miedo.- Le dije suavemente.
Sus ojos conectaron con los míos antes de negar con la cabeza. Sabía que Jordan había destruido su confianza en los hombres, así que tenía que tomarlo con calma.
- ¿Qué tal si te sientas? Me sentaré lejos de ti, no te preocupes.- sonreí.
Elodi me miró pero se dirigió lentamente a la cama punto progreso. Mientras ella se sentaba, yo me dirigí a la silla del rincón donde me senté.
- Siento mucho que Jordan te haya tratado así.- empecé, esperando que hablara.
- ¿Me dejaras ver a tu familia?- susurró.
Decir que me sorprendió es quedarse corto. No ha visto a su familia.
- Por supuesto. ¿Por qué lo preguntas?- Le contesté.
- Yo... no los he visto en dos años.- contestó, con lágrimas en los ojos.
Mi licántropo exigió la sangre de Jordan, pero lo mantuve a raya. Lo último que necesitaba era asustarla aún más.
- ¿Ese es el tiempo que has estado con Jordan?- pregunté.
Ella simplemente asintió.
- ¿Puedo volver con mis padres?- pregunto.
Como su compañero, debería haber dicho que no. Pero ella estaba muy rota, su confianza en los hombres destruida, quería que pudiera confiar en mí.
- No veo por qué no.- dije.
- Dijiste que soy tu compañera. ¿No se supone que los compañeros deben permanecer el uno con el otro?- pregunto Elodie.
- Sí, lo eres, y sí, eso es lo que se espera. Pero tu situación es única, y creo que pasar tiempo con tus padres es lo que necesitas. Muchos compañeros visitan a sus padres, no hay ninguna restricción al respecto.- sonreí.
Parecía asombrada de que yo hubiera dicho eso y, por un momento, dudé de mí mismo. He dicho algo equivocado. Su pequeño sonrisa me hizo estar seguro de que no lo había de hecho punto esa sonrisa, aunque fuera pequeña, me produjo escalofrío. Quería hacer sonreír a él lo vi, quería hacerla reír, porque ves la sonreír era lo más precioso del mundo para mí.
- Gracias. Jordan...- se interrumpió, mirando a un lado.
- No tienes que tener miedo; no te haré nada.- la tranquilice.
- Jordan dijo que una buena compañera nunca se aleja de su compañero, pase lo que pase.- susurró.
- Jordan era un montón de mierda. Era un hombre cruel, pero patético, y sabía que nunca podría tener una compañera tan hermosa como tú, así que te engañó.- me burle, con mi ira a flor de piel.
- ¿Crees que soy guapa?- me pregunto, con sus ojos color jade atrapandome en un trance.
Simplemente asentí, y un hermoso rubor rosado cubrió sus mejillas. Un sentimiento de orgullo me llenó; hice que se sonrojara. Eso era un gran punto ante mis ojos.
- Jordan nunca me llamó así.- admitió.
- Jordan nunca supo lo afortunado que era entonces.- respondí.
Como se ganó a elody estaba más allá de mí. Era una pregunta que había querido hacer, pero sentí que era mejor no hacerla ahora. Primero tenía que sentirse cómoda conmigo. Durante un breve momento, mis ojos se posaron en sus labios y me pregunté cómo se sentirían contra los míos. Intenté apartar ese sentimiento del fondo de mi mente, pero tener a mi compañera delante y no poder hacer nada era una pura tortura.
- ¿Qué eres? Jordan te ha llamado monstruo.- pregunto finalmente la temida pregunta.
No me avergonzaba de ser un licántropo, estaba orgulloso. Sin embargo, mi pobre compañera había pasado por tanto hoy. Realmente quiero decirle quién soy. Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió de golpe, haciendo que Elodie chillara y corriera hacia mí. Inmediatamente, me puse en pie, dispuesto a asesinar a quien quiera que hubiera asustado a mi compañera. Mi guardia entró, sin aliento, con miedo en los ojos. Está la manada bajo ataque. Mis hombros se tensaron, listos para la batalla.
- ¡El rey y la reina están aquí!- anuncio-. Y el rey no parece muy contento...
Frunci el ceño.
- Es normal.- dije.
- Esta peor que de costumbre.- El guardia se seco el sudor de la frente.
Mi hermano, conocido por su famoso mal carácter, estaba de peor humor que de costumbre. Bueno, mierda. Esto no puede ser bueno.

Reina de los licántropos. (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora