Capítulo 27

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Narra Elodie.
Adilah tardo cinco minutos en volver con la prueba de embarazo en las manos. Estaba temblando y las lágrimas le corrían por la cara.
- Yo... estoy embarazada.- sus rodillas se derrumbaron mientras caía al suelo.
Miré el miedo en los ojos de Adilah y supe exactamente cómo se sentía. Todas lo sentimos. Lo que estaba en juego se había vuelto, de repente, muy importante.

Narra Damien.
- ¿Crees que la película ya ha terminado?- preguntó Evan.
- Han pasado diez minutos, Evan.- Gabe negó con la cabeza.
- Entonces, ¿casi termina?- dijo Evan.
- Sabes que solo estás probando a nuestras compañeras, ¿verdad?- levanté las cejas.
- Seguro que también nos hechas de menos.- protestó Evan.
- Sí, por eso siguen arriba, y podemos oírlas reír.- respondió Adonis sarcasticamente.
- Vamos a ver algo entonces. Necesitamos pasar el tiempo.- Evan se levantó para coger el mando a distancia.
- Estoy listo, Elijah está profundamente dormido de todos modos.- Gabe cogió el monitor del bebé y se puso cómodo.
- Tal vez deberíamos relajarnos, alejar nuestra mente de todo lo que ha sucedido.- suspiró Adonis.
- Necesitamos relajarnos, especialmente tú, hermano.- asentí con la cabeza.
Evan eligió una película como pero al mismo tiempo llegaron las pizzas. Fui a dejar el pedido de las chicas. Ver a Elodie reír y parecer tan relajada me hizo sonreír. Me alegré de que se lo estuviera pasando bien. Cuando volví a bajar, la película estaba en marcha y los chicos estaban comiendo su pizza. Mis oídos captaron lo que parecía haber será alguien que cruzaba corriendo, pero no podía estar seguro. Mirá mi hermano, que estaba concentrado en la película. ¿Quizás estaba pensando demasiado? No quería causar un escándalo; era la primera vez que mi hermano parecía relajado. Sacudiendo la cabeza, me concentre en la película. Hacía el final, el pequeño Elijah hizo acto de presencia.
- Buen momento, hijo.- Gabe se levantó.
Si ya casi terminábamos, las chicas ya debían haber terminado su película. Evan, que había puesto un pausa la película por Gabe, giró la cabeza hacia las escaleras. Claro, nuestras compañeras habían bajado con las cajas de pizza. Elodie parecía tensa, pensé que esta noche era para que se relajaran. Adonis se dio la vuelta e inmediatamente se puso de pie. Bien, definitivamente algo iba mal. Mi hermano parecía tenso y preocupado. Miré a Adilah, que deliberadamente no hacía contacto visual con Adonis. Se aferraba a la mano de Niya como si fuera su salvavidas. ¿Qué coño había pasado? Antes de que Adonis pudiera decir nada, Adilah había soltado la mano de Niya y corría hacia arriba.
- Joder.- Adonis maldijo antes de correr tras su compañera.
- ¿Qué me he perdido?- Gabe salió en ese momento con Elijah y se volvió hacia nosotros confundido.
- Creo que deberíamos volver a nuestras habitaciones. Necesitan un tiempo a solas.- Lexi suspiró.
Niya agarró la mano de Evan antes de que pudiera decir nada,  y Lexi se fue con su compañero y su hijo. Elodie me esperaba junto a las escaleras y yo me acerqué. Me cogió la mano y su cuerpo se relajó. Mi licántropo estaba de los nervios, sin saber que había hecho que Elodie se pusiera tan tensa. Volvimos a nuestra habitación en silencio. Quería preguntarle a Elodie tantas cosas, pero decidí que era mejor esperar hasta que estuviéramos en nuestra propia habitación. En cuanto estuvimos en nuestra habitación, Elodie suspiró.
- No me pidas que te cuente lo que pasó porque no puedo. Eso es entre Adilah y Dimitri, estoy segura de que nos ko dirán pronto.
Aunque me molestó, respeté la decisión de Elodie. Ella tenía razón, esto era algo personal entre mi hermano y Adilah, y esperaría hasta que ellos consideraran oportuno decirnoslo. Algo más no estaba bien. Parecía que Elodie tenía algo más que decir, pero estaba dudando.
- ¿Elodie?- pregunté.
Su cabeza giró hacia la mía y vi el miedo en sus ojos. El mismo miedo que vi cuando la conocí.
- ¿Qué pasa? Por favor, tienes que decírmelo.- suplique, mi licantropo necesitaba que lo tranquilizaran.
- Oh, Damien, no sabía que más hacer.- Elodie rompió a llorar.
¿Estaba enferma? Todos estos pensamientos pasaron por mi cabeza. Elodie moqueo y se metió en el armio y salió con cartas. ¿Cartas? La mire confundido. ¿Que pasaba con esas cartas? Elodie me lis entregó, con las manos temblorosas. Mis ojos pasaron por encima de la primera y vi rojo. Había algo muy malo en estas malditas cartas.
- Por favor, no te enfades conmigo Damien, no quería que te hicieran daño.- Elodie sollozó, mientras se sentaba en la cama.
Oír los gritos de mi compañera me sacó de mi confusión alimentada por la ira. Me arrodillé y le limpie las lágrimas. Mi pobre Elodie. Mi dulce palomita. Alguien se aprovecho de que era una persona cariñosa.
- Nunca podría estar enfadado contigo, cariño. Estoy enfadado con la persona que cree que está bien amenazar a mi compañera. Aprovecharse de su naturaleza bondadosa.- gruñi.
Mi licántropo quería sangre, quería la cabeza de quien hizo llorar a mi compañera, y yo accedí.
- No pierdas el control, quédate conmigo.- la suave voz de Elodie lleno mis oídos-. Quiero a Damien, no a su licantropo.- dijo Elodie.
Sacudí la cabeza y respiré profundamente varias veces.
- Estoy aquí.- Le contesté.
- Bien.- se aferró a mi mano y respiró profundamente-. Creo que Jordan me ha estado enviando esas cartas.
Dejé escapar un gruñido bajo pero mantuve la compostura. Me dolía admitir que yo pensaba lo mismo. Me dolía haber dejado que ese chucho de mala vida hiriera a mi elody una vez más. Arrojando las cartas a un lado, tomé la cara de Elodie entre mis manos.
- Ese chucho de mala vida ya no puede tocarte. Eres una licántropa muy mala, Elodie. Recuerdalo.
- Te amo Damien.- asintió Elodie.
Respire con fuerza mientras miraba a Elodie en busca de confirmación. ¿Lo dijo? ¿Realmente acaba de decir...?
- Te amo, mi licántropo fuerte, posesivo y súper caliente.- ella soltó una risita.
Eso me saco de mis casillas. Me levanté y la levanté, ella chilló. No esperé, la tiré más arriba en la cama y me arrastra hacia ella. Dios, como he echado de menos esto. Atrapando sus suaves labios con los míos, la oí gemir.
- Te amo mucho, mi dulce palomita.- Le respondi-. Tanto que nunca te dejaré ir. Estás atada a mi por el resto de tu vida.- sonreí.
- Oh, no, que horror.- puso los ojos en blanco-. No quiero quedarme con alguien que me cuide y que sea jodidamente increíble en el sexo.- vi el brillo travieso en sus ojos cuando dijo eso.
- Mala suerte. Estas atrapada.- piqué su marca.
- Oh, bueno, supongo que será mejor que lo aproveche.- suspiró dramáticamente.
No pude evitar reírme. Ver que mi Elodie volvía a ser ella misma me quitaba un peso de encima. Mi dulce palomita estaba de vuelta, e iba a mostrarle exactamente lo que se había perdido estos últimos días. Vio el hambre en mis ojos y se movió más hacia la cama. Le dio una reprimenda y tiré de ella hacia abajo.
- ¿No quieres saber lo que te has perdido estos últimos días?- Le susurré al oído, haciendo que se estremeciera.
- Tengo el presentimiento de que me vas a enseñar.- ella respondió.
- Espero que hayas comido toda la pizza; vas a necesitar la energía.- sonreí.
Jadeo cuando le arranqué la ropa, dejándola desnuda delante de mí.
- Mi dulce palomita. Has sido traviesa, privandome de tu cuerpo.- gemí.
Ella se estremeció de anticipación mientras yo recorría su cuerpo con el dedo, amando la piel de gallina que aparecía.
- Yo... yo...- Elodie tartamudeo.
- Hmm.- detuve mi dedo justo por encima de su núcleo y miré amhacia arriba.
Su rostro estaba sonrojado, sus ojos hambrientos de deseo y su aspecto era  absolutamnete deslumbrante. Supongo que era hora de ponerse a trabajar...

Reina de los licántropos. (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora