Capítulo 24

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Narra Elodie.
La precio que se había acumulado en mi interior finalmente se desplomó. Me estremecí y gemi mientras la ola de placer me recorría. Cuando sintió que mi coño se apretaba alrededor de su hombría y cubría su gruesa polla con mis jugos, Damien hundió sus caninos en mi cuello, marcandome como suya. Grité, primero del dolor, pero luego de placer cuando Damien me lamió para limpiar la herida. Todavía estaba en el éxtasis total cuando Damien nos hizo girar rápidamente para que yo estuviera boca arriba.
- Mi turno.- sonrió. La sacó entera, antes de volver a entrar de golpe.
- ¡Oh, Dios, eso es tan jodidamente bueno!- gemí mientras envolvía mis brazos alrededor de su espalda.
Después de un orgasmo tan potente, no pensé que sería capaz de tener otro tan rápido, pero la polla de Damien se sentía también dentro de mí, que ya me estaba tambaleando al borde del orgasmo. Me embistió una y otra vez, cada vez más fuerte.
- Sí, no pares.- dije, sintiendo que mi coño empezaba a cosquillear de nuevo.
Damien dio un último empujón largo y duro, haciendo que los dos nos derritieramos.
- Joder.- gimio mientras me llenaba de su semen.
Nuestros jugos se mezclaron y se derramaron fuera de mí mientras los dos nos sentíamos invadidos por el éxtasis. No nos movimos durante mucho tiempo, simplemente nos abrazamos, disfrutando de los últimos momentos de felicidad. Damien se apartó de mí y me apareció el cuello, besando mi nueva marca. Me estremecí.
- Toda mía ahora.- susurró contra mi piel.
- Fui tuya desde el momento en que me rescataste.- me giré para mirarle.
- Fui tuyo desde el momento en que vi tus ojos color jade.- respondió, besándome suavemente.
- Es curioso como funciona el mundo. Nunca pensé que estaría tan enamorada de alguien.- me reí.
- Sé que soy increíble.- me guiño un ojo, provocando mi risa-. Me has abierto los ojos, Elodie. Me has hecho darme cuenta de cosas que antes no hacía porque era demasiado egoísta.- admitió.
- Supongo que ambos nos necesitábamos más de lo que pensábamos.- suspiré.
- Nos encontramos en el mejor momento posible. Ahora, eres una licántropa, y toda mía.- sonrió.
- He oído algo sobre los licántropos.- dije.
- ¿Qué?- preguntó.
- Que tienen grandes impulsos sexuales.- sonreí.
- Oh, los tenemos. ¿Preparada para un segundo asalto?- sonrió, antes de agarrarme por la cintura y darme la vuelta.

***

Gimiendo, intenté estirasarme pero me sentí atrapada. ¿Qué? ¿Atrapada? Mierda, ¿qué ha pasado? Abrí los ojos y miré mi derecha, donde mi apuesto compañero tenía sus brazos alrededor de mi cuerpo desnudo, atrapándome en su abrazo. Sentí que el calor subía por mis mejillas cuando recordé lo que habíamos hecho muchas veces anoche y esta mañana. Mi cuerpo estaba deliciosamente dolorido, y me encantaba. Damien había borrado todos los recuerdos horribles que tenía con Jordan, ahora lo único que recordaba y lo único que me importaba era lo bien que Damien atendía mis necesidades. Quería verme llegar al orgasmo antes que él, quería que me sintiera cómoda y me daba el control. ¿Cómo tuve tanta suerte? Sonriendo, intenté liberarme, pero me encontré con un gruñido mientras Damien me acercaba a él y aspiraba mi olor. Que cavernícola.
- Necesito orinar.- susurré.
Damien gimió, antes de dejarme ir. Eche las sábanas hacia atrás y corrí al baño, sintiéndome repentinamente tímida. Una vez que hice mis necesidades y me lavé los dientes, decidí ducharme.
- Elodie.- la romca voz matutina de Damien hizo cosas en mi cuerpo.
- ¿Sí?- asomé la cabeza fuera del baño.
- Será mejor que no te duches. Vuelve a la cama.- Damien levantó las cejas.
- Pero... pero ya es de día.- hice un berrinche.
- No me importa, quiero a mi compañera aquí.- dijo Damien.
Un pensamiento perverso entre en mi mente. ¿Debería desafiarlo solo por diversión? Antes, pensar en desafiar a Jordan requería mucho valor, pero con Damien, sabía que nunca me haría daño. De hecho, ahora me encantaba. Desafiar a Damien se estaba convirtiendo en mi cosa favorita.
- Ni se te ocurra desafiarme, palomita.- dijo, gruñendo. Fue como si supiera lo que estaba pensando.
Sonreí inocentemente en dos de cerrar la puerta del baño de un portazo y cerrarla con llave. Oír su gruñido me hizo soltar una risita. Abrí la ducha y espera que se calentara. Acababa de entrar cuando Damien derribó la puerta haciéndome saltar.
- Bien, si tu no vienes a mi, yo iré a ti.- se dirigió a la ducha y me abrazó.
Inmediatamente mi cuerpo se calentó y senti ese deseo palpitar en mis venas.
- Nunca tendré suficiente de ti.- gimio Damien.
Capturó mis labios en un acalorado beso y sentí que me derretia en sus brazos. Cuando rompió el beso, me sonrió.
- ¿Has tenido alguna vez sexo en la ducha?

Reina de los licántropos. (Libro 2)Where stories live. Discover now