Capítulo 7

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Narra Damien.
¡Mi hermano, el rey! Siempre está ocupado, ¿por qué está aquí? No había forma de que se hubiera enterado de que había encontrado a mi pareja porque habría llamado. Sabía que debía haber otra razón por la que estaba aquí. Miré a Elodie. Sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa y maldije mentalmente. Lo último que quería hacer después de lo de hoy era decirle a Elodie quién era exactamente. Ella había pasado por tanto, solo quería que se sintiera segura conmigo antes de soltar esa bomba. Solo complicaría las cosas. ¡Un compañero, un licántropo... y un miembro de la realeza! ¿Qué puedo decir? ¡Oh, mi hermano el rey está aquí! Sí, mi hermano es el rey y eso me convierte en el príncipe. Eso sería patético. No puedo decírselo así. Ella se merece algo mejor.
- Bajaré.- respondí al guardia. El asintió y se fue.
- ¿Quieres quedarte aquí o venir conmigo?- suspiré, volviéndome hacia Elodie.
Parecía sorprendida de que le hubiera dado a elegir. Otra cosa porbla que quiero matar a Jordan. Hizo que tuviera miedo de tomar sus propias decisiones.
- Yo... yo...- la mirada de Elodie parpadeo entre la puerta y la habitación. No estaba segura.
Como estaba asustada, no quise presionarla para que respondiera, así que esperé.
- Iré.- respondió finalmente.
Asentí y le tendí la mano para que la cogiera. Elodie miró mi mano y puso la suya lentamente en la mía. Las chispas inundaron mi cuerpo. La más pequeña y ligera conexión de ella calmó a mi licántropo. Desde que llegué, había estado al límite, pero un pequeño toque de Elodie y me convertía en masilla entre sus manos. Pero, por supuesto, ella no tenía ni idea de eso. La saqué de la habitación y nos dirigimos a la planta baja. Mientras bajábamos, eché un vistazo a través de las ventanas. Era obvio dónde estaba mi hermano, a juzgar por la multitud. Al llegar a las últimas escaleras, le di un pequeño apretón del a la mano de Elodie, diciéndole sin palabras que se detuviera. El día de hoy había sido monumental, no quería tirar de ella a través de una gran multitud de lobos y llevarla directamente hasta el rey. Probablemente moriría de shock. Dejaría que viniera a nosotros. Adilah me vio primero. Sus ojos conectaron con los míos y sonrió. Elodi jadeo a mi lado y se aferró más a mi mano. Supongo que ver a la reina te puede hacer eso. Adilah dio un codazo a Adonis, que estaba hablando con la multitud. Él se encogió de hombros y siguió dirigiéndose a los lobos que tenía delante. Sin impresionarse, se abrió paso delante de Adonis y señaló en nuestra dirección. Sentí que Elodi se tensaba mientras Adonis nos miraba a los dos. Intentó esconderse detrás de mí, e incluso yo sentí que quería esconderme. Ese era el poder de la mirada de Adonis, y por eso era un buen rey. Pero entonces me di cuenta de que Elodie se escondía no solo de su mirada acerada, sino del hecho de que era el condenado rey. Me sentí culpable. Si no fuera el príncipe, tal vez podría darle a Elodie una vida normal. Podríamos haber vuelto a Londres, a mi pequeño piso, hacer una vida tranquila y modesta, criar unos cuantos cachorros de licántropos y dejar atrás toda la vida real y mis deberes de príncipe. Pero entonces, si no fuera un príncipe, no habría encontrado a Elodie.
- ¿Vas a estar ahí todo el día?- Adonis levantó las cejas.
- Depende del motivo por el que estés aquí.- respondí.
- Baja y te lo cuento.- Adonis sonrió.
- Creo que estoy bien aquí arriba, en realidad.- Le devolvi la sonrisa.
- ¡Sinceramente, basta! ¿No ves que la pobre chica está aterrorizada?- dijo Adilah, haciéndose cargo-. Sus juegos pueden esperar. Damien, baja ahora. Es una orden real.
Me habría burlado un poco de ella, pero después de ver esa mirada seria en su rostro, y de oírla mencionar a Elodie, decidí escuchar a la reina. Mientras bajábamos las últimas escaleras, Adilah puso los ojos en blanco.
- ¡Por fin! Ha sido como ver un vídeo a cámara lenta.
Adonis se rió de la broma de su compañera mientras yo solo sonreía.
- Bien, vamos. Hablemos en privado.- dijo Adonis.
- Pueden usar esta habitación, está vacía.- dijo el alfa, guiándonos a la habitación.
Entramos todos y la puerta se cerró tras nosotros.
- Bueno, siéntate.- Adonis señaló las sillas.
De mala gana, me senté. Elodie me siguió. Acerqué su silla a la mía, lo que la hizo jadear de sorpresa. Supongo que ya me sentía posesivo con ella.
- ¿Qué os trae aquí a los dos?- pregunté.
- Recibí una llamada de ese alfa con el que debías resolver la disputa de tierras. Mencionó lo enfadado que estaba porque tu decisión era parcial y dijo que nos avergonzabas.
Adonis parecía enfadado. Me empezó a hervir la sangre. Ese maldito alfa patético, debería haberlo matado. Él y su escoria beta, por mantener a mi compañera encerrada como un chucho.
- ¿Te dijo lo que vi allí?- escupí.
- No, no lo hizo. Confío en ti y en tu criterio, pero necesito saber qué te hizo decidirte tan pronto. No permitiré que manches nuestro nombre sin motivo.- explicó Adonis.
Adulah estaba sentada en silencio, sus ojos se dirigían a Elodie y a donde mi mano descansaba en el brazo de su silla. Su mirada encontró la de Elodie. Por el rabillo del ojo, vi que Elodie se quedaba paralizada como un ciervo bajo los focos, antes de apartar inmediatamente la vista y mirar al suelo. Adilah me miró con un poco de comprensión.
- Ahí es donde la encontraste, ¿verdad?- preguntó.
- Elodie. Encontré a Elodie allí.- asentí con la cabeza.
- Que nombre tan bonito.- Adilah sonrió.
- Gracias.- dijo Elodie levantando la vista mientras susurraba.
- ¿Humana?- preguntó Adonis. Asentí con la cabeza.
- ¿Tu pareja?- preguntó.
- No, solo esta siendo posesivo con una chica al azar. Por supuesto que es su pareja.- Adilah puso los ojos en blanco.
- Lo pagarás esta noche, pequeña.- Adonis entrecerró los ojos y le susurró al oído.
Adilah sonrió descaradamente mientras yo gemía.
- En serio, chicos.- dije. Elodie me miró, confundida-. Tienes suerte de no poder oírlos.- Le murmure.
- Volviendo al asunto que nos ocupa. Encontraste a Elodie en su manada.- Adonis se aclaró la garganta.
- Sí, fue reclamada por el beta de allí. Se aprovechó de que era humana y convenció a Elodie de que eran compañeros. Excepto que nunca la trató como una compañera...- bajé la voz a un susurro para que solo él pudiera escuchar-. La trataba más bien como un saco de boxeo.
Adonis gruñó, haciendo que Elodie se estremeciera. Adilah se levantó inmediatamente y se sentó en el regazo de Adonis.
- Calmate, la estás asustando.- sus palabras calmadas parecieron hacer el efecto, y Adonis me miró para continuar.
- La oí gritar cuando los llame desde aquí. Cuando interrogue al alfa y al beta, no me dijeron quién era.
- ¿Cómo la encontraste entonces?- preguntó Adonis.
- Fue sólo porque ka vi pasar corriendo. Cuando la encontré, Elodie estaba aterrorizada. Entonces su patético 《compañero》trató de amenazarla delante mío.
Adonis gruñó. Él tampoco soportaba la violencia contra las mujeres.
- Ya me habían dicho que la manada utilizaba la violencia.- continúe-. Ver lo que le hicieron a Elodie selló el acuerdo. No se merecían esa tierra. Tienen suerte de que no los haya matado a los dos.
- Confío en tu juicio, hermano. Tenías razón. No puedo creer lo que Elodie debe haber soportado.- Adonis sacudió la cabeza con disgusto.
Elodie había estado sentada en silencio, pero de repente levantó la cabeza. Me miró y repitió:
- ¿Hermano?
Diablos, ¿ha dicho eso? Decidí que era el momento. Tenía que decírselo.
- Sí, es mi hermano.- dije, esperando una reacción.
- ¿Eres un.... un licántropo?- preguntó.
Asentí con la cabeza, esperando que se volviera loca, pero nunca llegó.
- Siempre quise conocer a un licántropo.- susurró.
- Bueno, ya has conocido a unos cuantos, y eres compañera de uno de ellos.- Adilah sonrió.
Elodie me devolvió la sonrisa y al ver esa sonrisa casi se me para el corazón. Era impresionante. Quería verla sonreír así todo el tiempo. Nunca me cansaría de eso.
- Creo que es hora de que hagamos una visita a tu antigua manada, Elodie.- suspiró Adonis.
Inmediatamente, la sonrisa desapareció y Elodie me miró con el miedo bailando en sus ojos. Demonios, quiero recuperar esa sonrisa. ¿No podía esperar Adonis?
- Elodie, ahora eres nuestra familia y nunca dejaríamos que te pasara nada. Además, tienes al licántropo más fuerte cuidándote a ti.- dijo Adilah.
Elodie me miró y mi licántropo quedó impresionado. Odiaba admitirlo, pero yo también lo estaba. Elodie era buena para mi ego.
- No lo mires. Soy mil veces el licántropo más fuerte aquí.- se rio Adilah.
Le guiñó un ojo a Elodie y está recupero la sonrisa. Adilah, en cambio, no fue tan buena para mí ego. Lo aplastó sin ningún remordimiento.
- Claro que si, pequeña.- se burló Adonis.
- Bueno, que me llames 《pequeña》no ayuda a mi caso.- Adilah tuvo un berrinche.
Observé como la sonrisa de Elodie se hacia más grande. Dios, no puedo evitar mirar como un asqueroso. Ella era tan hermosa. Ahora se como se siente Adonis. Adilah sabía exactamente lo que estaba haciendo, y no podía agradecerle lo suficiente. Estaba haciendo sonreír a mi compañera.
- Odio romper este tierno momento, pero debemos irnos ya. No quiero que esos patéticos bastardos piensen que han ganado por un momento más.- anunció Adonis.
- ¡Vamos ha hacer que Jordan pague!
- No dejaré que te haga daño. Te tengo. Para siempre.- Le dije a Elodie mientras apretaba su mano.

Reina de los licántropos. (Libro 2)Where stories live. Discover now