Capítulo 18

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Narra Elodie.
Asomé la cabeza después de ponerme un poco más presentable. Damien se paseaba, pasándose las manos por el pelo. Una sensación de temor se instaló en el lugar. ¿Pasó algo?
- ¿Damien?- llamé.
Su cabeza giró para mirarme y tuve que controlarme. Tenía los labios hinchados de haberme besado. Su pelo estaba revuelto por haberle pasado las manos por él. Controlate. Ahora no es el momento. Aunque lo habría sido si no nos hubieran interrumpido.
- Elodie, no me mires así o no podré ver a mis padres.- advirtió Damien.
- ¿Acabas de decir "tus padres"? ¿No se supone que llegan mañana?- pregunté.
- Parece que no podían esperar para torturar a sus hijos. Están aquí, un día antes. Tenemos que ir a conocerlos.- suspiró Damien.
- ¿Conocerlos? ¿Ahora? No estoy preparada. Oh, Dios, no les gustaré.- me moví frenéticamente.
- Oye, cálmate. Ellos te querrán y yo estare contigo. No te estreses, ¿vale? Ve, vístete mientras me ducho.- me dijo, mientras me paraba en seco.
Asentí con la cabeza y me apresuré a entrar en el armario. ¿Qué es lo que me pongo? ¿Algo elegante? No, seguramente no. Esto era demasiada presión. No podía imaginar cómo debía sentirse Adilah. Bueno Dimitri también. Me decidí por unos vaqueros con una camiseta sencilla pero bonita. Me cepillé el pelo y me lo até. Cuando Damien salió de la ducha, me apresuré a entrar en el baño y me lavé la cara. Intenté quitarme de la cara esa expresión de "casi he tenido sexo". Damien ya estaba listo cuando me había maquillado, tenía que hacer un esfuerzo. Se acomodó en su par estándar de jeans negros y una camisa de color granate. Dios, se ve delicioso.
- Dulce palomita, por mucho que me guste que me chequees, tenemos que irnos.- sonrió, como si supiera lo que estaba pensando.
Dulce palomita. Su apodo para mí. No sé de dónde salió, pero me gustó. Era especial.
- ¿Vamos?- pregunté.
- Si es necesario.- suspiró Damien.
Damien me cogió de la mano cuando salimos del santuario de nuestra habitación. Todavía me estaba acostumbrando a ser un licántropo y el poder abrumador de los sentidos era algo que no había conseguido dominar. De todos modos, Damien parecía saber a dónde íbamos. Mi corazón iba muy rápido y sentí que los nervios volvían. No se trataba sólo de conocer a los padres de tu pareja por primera vez, si no de conocer a los antiguos reyes. La personas más importantes de la historia. Nos detuvimos frente a una habitación, donde Damien me dio un apretón de manos antes de llamar a la puerta.
- Está abierto, hermano.- respondió Dimitri.
Damien abrió la puerta y entró, arrastrándome detrás de él. Cuando la puerta se cerró, mis ojos encontraron los de Adilah. Estaba sentada junto a Dimitri, con la mano en la suya. Sus ojos vibrantes parecían apagados.
- Por fin. ¿Qué son estas horas de llegar?- una voz profunda ganó mi atención.
- No os esperábamos tan pronto. Tenía planes.- contestó Damien, mientras apretaba mi mano.
Mis ojos encontraron al dueño de la voz grave y casi jadee. El antiguo rey era definitivamente tan temible como la gente decía. Aunque era un poco más bajo que Dimitri, su cara de "no acepto ninguna mierda de nadie" fue suficiente para asustarme. Sus ojos color avellana no mostraban ninguna emoción al mirar a su hijo menor. Era como si estuviera mirando a un prisionero, no a su propio hijo. Hubiera esperado algo de emoción después de no haber visto a su hijo en años. Pero estaba claro que estaba equivocada. De todos modos, no parecía que Damien esperara algo diferente.
-Disculpas, querida. No podía esperar a veros de nuevo.- dijo una voz más suave.
Guau. La antigua reina era impresionante. Me sorprendió que fuera madre de 3 hijos cuando no parecía tener más de 30 años. Su larga melena estaba peinada a la perfección y lucía una cálida sonrisa en el rostro. Puede que el padre de Damien no mostrara su emoción, pero estaba claro que su madre estaba realmente emocionada por volver a ver a sus hijos.
- Madre. Tienes buen aspecto.- Damien soltó mi mano para besar a su madre en la mejilla.
- Todos los viajes me relajan.- se rió.
La mirada del ex rey encontró la mía y traté de no retorcerme. Damien se dio cuenta enseguida y me acercó a él.
- Madre, padre. Está es mi compañera Elodie.- me presentó.
Mientras la reina sonreía, el rey seguía mirando fijamente.
- Es un placer conocerlos a ambos.- logré decir, sonando más segura de lo que sentía.
- Oh, querida. El placer es todo nuestro. Estoy tan feliz de que todos mis hijos hayan encontrado a sus parejas.- la reina sonrió.
Damien me llevó a un sofá donde nos sentamos. Adilah estaba en el sofá a mi izquierda, con la mirada puesta únicamente en sus zapatos.
- ¿Es como la compañera de Adonsi?- el rey finalmente habló.
La mirada de Adilah encontró la mía. Oh, oh. Parece que las cosas no han ido muy bien. No era de extrañar, a juzgar por las miradas tensas de Dimitri como de Adilah.
- ¿Perdón?- preguntó Damien, la pregunta le pilló desprevenido.
- ¿Es tan franca como la compañera de Adonis?- preguntó.
- Padre, por favor. No hay nada de malo en ser franco.- suspiró Dimitri.
- Hay muchos problemas. Debería estar criando niños, no ocupándose de los problemas de la corona. Ese es el deber de un rey.- se burló el rey.
Los ojos de Adilah se llenaron de furia pero Dimitri le apretó las manos. Miré a Damien que parecía igual de enfadado que Adilah. Le apreté la mano para calmarlo. Discutir tan pronto no era una buena señal.
- Por favor, no discutamos.- la reina trató de calmar la situación.
- Esto no es una discusión. Esto es yo diciéndole a Adonis lo que debe hacer su compañera.- dijo el rey.
- Y estoy soy yo, no escuchando nada de esto.- respondió Dimitri, apretando la mano de Adilah. Una formabde decirle a ella que no dejara que su padre hable así de ella.
- Me escucharás.- El rey se puso de pie.
Damien se tenso a mi lado mientras Dimitri se levantaba también.
- ¿Necesito recordarte, padre, que ya no eres el rey? Yo lo soy. Y mi reina tiene más poder que madre porque valoro su opinión, y porque mi reina quiere compartir ka carga de la corona conmigo. No ver como me vconvierte en un ser humano sin corazón, como hizo madre contigo.- gruñó Dimitri.
La reina jadeó mientras el antiguo rey parecía dispuesto a matar a su propio hijo. Estaba claro que Dimitri tocaba un tema sensible. Damien asintio con la cabeza, dando su apoyo a su hermano.
- Harías bien en recordar...- empezó a decir el rey antes de ser interrumpido por alguien en la puerta.
- Por eso le dije a Adonis que no quería venir aquí y, sin embargo, aquí estoy.
Todas las cabezas se dirigieron a la puerta. ¿Será este un buen momento para desear ser invisible? Hubo demasiado drama aquí.

Reina de los licántropos. (Libro 2)Where stories live. Discover now