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Pasaron las horas en aquella habitación, Kaburamaru siempre se encontró contigo acompañándote, e Iguro también solo que este a diferencia de su Serpiente estaba a fuera de la casa ya que no podía entrar

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Pasaron las horas en aquella habitación, Kaburamaru siempre se encontró contigo acompañándote, e Iguro también solo que este a diferencia de su Serpiente estaba a fuera de la casa ya que no podía entrar.

Este estaba sentado en el suelo observando la luna, la cual lo hacia relajarse, pero, entonces alcanzo a ver a su cuervo volar hacia el, ante esto rechisto molesto rezando que no fuera una misión.

¡KAWWW, KAWWW, TIENES UNA MISION IGURO OBANAI, KAWW! — Rezar no sirvió de nada al parecer.

Carajo. — Maldijo el pelinegro en voz baja para después levantarse.— Espero que Kaburamaru cuando termine vaya a mi finca... — Obanai miro a su cuervo. — Guíame a la misión.

El cuervo asintió, para después comenzar a volar hacia la misión del pilar, el cual lo perseguía por el suelo.

Mientras tanto, tu estabas en aquella habitación terrorífica, acariciabas a Kaburamaru con felicidad, te hacia calmarte de una manera muy bonita, su textura era muy cómoda y algo extraña pero linda.

Repentinamente, esta se aleja de tus caricias, la miraste confundida.

¿Que pasa....? — Le preguntaste algo triste al ver como esta se arrastraba hacia la ventana. — Oh....ya entiendo, te tienes que ir.....

Esta asintió con la cabeza.

Por favor, ven a visitarme mañana y sácame de aquí... — Le pediste con una leve sonrisa, unas lágrimas se escaparon de tus ojos.

Ante eso Kaburamaru asintió también con tristeza, se arrastro hasta el borde de la pequeña ventana donde una vez ahí salió de la habitacion.

Cuando se fue, miraste a tu alrededor y sentiste un vacío realmente insoportable al mismo tiempo que tu estómago comenzaba a doler.

Mhh... — Soltaste un leve quejido de dolor.

Segundos después, comenzaste a sollozar en el suelo de tristeza, no te gustaba estar ahí, querías a alguien que te acompañará o que al menos haya luz, porque tu padre te encerró en una habitación completamente oscura y vacía, lo único que te acompañaba eran las telarañas.
Deseabas con tu ser que aquel chico del pueblo llegara y te salvará, ya no aguantabas esta vida de mierda....

Mientras tanto afuera, Kaburamaru cuando no vio a su dueño, simplemente empezó a arrastrarse hacia su finca sabiendo que el estaba en una misión.

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En un bosque, se podía observar a dos demonios corriendo con toda su velocidad, a los dos les faltaban los brazos y tenían muchas heridas en todo su cuerpo.

¡Maldita sea, es un pilar! — Grito uno bastante asustado.

¡Nos agarro desprevenidos, tenemos que huir para regenerarnos! — Propuso el otro también corriendo.

De mi propiedad | Iguro Obanai yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora