Tu infancia nunca fue fácil, tus padres no te querían, te golpeaban todos los días, simplemente un infierno.
No fue hasta que tú padre decidió venderte, pero jamás esperaste que en el pueblo ambos se toparan con un pilar quién está decidido a salvar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚠️EL SIGUIENTE CONTENIDO PUEDE SER TRAUMÁTICO PARA LA MAYORÍA DE PERSONAS, ADEMÁS DE CONTENER +18 VIOLENTO, Y ESCENAS O PALABRAS QUE PUEDEN INCOMODAR O OFENDER AL LECTOR, RETIRARSE O SALTARSE ESTA PARTE SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO, CUALQUIER COMENTARIO OFENSIVO SERÁ ELIMINADO ⚠️
Todo tu cuerpo tembló de forma exagerada al ver frente a ti a Iguro, casi no lo podías ver debido a la oscuridad del bosque, pero sus ojos de diferente color temblaban en la oscuridad y eso hacía que tu corazón latiera más rápido lleno de miedo.
Por instinto trataste de soltarte de aquella pequeñas serpientes que se mantenían enrolladas en tus extremidades y te inmovilizaban contra el árbol, pero esto solo empeoró pues te apretaron con más fuerza haciendo que sueltes un quejido de dolor, el mayor se detuvo justo enfrente de ti y te tomó de la barbilla, mirándote detalladamente.
— Hace mucho que no veía tu lindo rostro...— Se acercó a tu oído donde dio una lamida en este haciéndote estremecer.
— P-Por favor no me hagas n-nada.... — Le rogaste con lágrimas cayendo por tus ojos, a lo que él pelinegro solo las limpió con uno de sus dedos.
— Es tu culpa en cierta parte, mi linda Suyen.... — Acarició tu mejilla con delicadeza, observando tus labios, ojos y cuerpo temblar. — Te dije que te haría sufrir si decías algo de lo que te hice a los demás..... y eso hiciste, me desobedeciste, así que ahora no te hagas la que no hizo nada. —
Apretó con algo de fuerza tu mandíbula, al punto que te hizo sollozar, tú solo negaste con tu cabeza rogando que todo esto fuera una pesadilla como la que tuviste, pero todo daba indicios que no, no lo era, eso te aterraba más.
Las manos del demonio se dirigieron al cuello de tu kimono donde comenzó a bajarlo comenzando a desnudarte lentamente, como si quisiera que todo pasara tan lento para que fuera una tortura para ti, algo que le funcionó pues el hecho que solo podías ver todo te daba impotencia, mucha.
Mientras te desvestía, jalo tu cabello hacia atrás dirigiendo tu mirada hacia la noche, sentiste sus filosos colmillos comenzando a enterrarse en tu cuello a lo que al instante te tensaste, tu cuerpo se congelo ni siquiera podías moverte.
— Si te tensas te dolerá más, estoy haciendo que esto no sea tan doloroso para ti pero no colaboras. — Agregó, antes de tomar tu cuello al escucharte sollozar aún con más dolor y fuerza.
Te estremeciste llena de escalofríos cuando tu kimono se fue deslizando por tus piernas hasta caer al suelo dejándote desnuda, la fría brisa del aire estampó contra tu cuerpo, hacía frío, mucho.
Pronto sentiste una pequeña serpiente enrollarse en tu estómago, y otras dos en tus muslos, la piel de estos animales era fría a lo que esto solo empeoraba todo, tu cuerpo temblor aún con más fuerza.
Soltaste un grito desgarrador cuando los colmillos de Iguro profanaron la débil piel de tu cuello, al instante comenzó a chorrear demasiada sangre la cual se deslizó dejando varios caminos por tus pechos, sentiste como el demonio empezó a chupar a la vez que lamía la que se caía, te mordiste los labios, tratando de aguantar aquel tortuoso dolor pero te era insoportable, demasiado.
