My thoughts... wander as we dance like this

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Vox le había asegurado a Angel que a pesar de todo lo ocurrido, ellos no estaban teniendo una relación con Alastor. Bueno, si era así, era Angel quien no estaba teniendo una relación con el Demonio de la Radio. Porque la rivalidad de Vox y Alastor eran muchísimo cosas menos algo basado en el odio. Esos dos llevaban juntos por muchísimo más tiempo de que Angel llevaba intentando conquistar a Vox. Toda esa rivalidad estaba llena de tecnicismos.

Maldita sea... Técnicamente era una palabra resbaladiza.

Angel odiaba cuando la gente tomaba esa palabra para justificar actitudes desagradables contra sus trabajadores. La Industria del Sexo estaba plagada de tecnicidades.

Pero una parte de Angel no podía dejar de pensar en el hecho de que Alastor lo había besado voluntariamente. En el cuerpo de Vox, sí, pero había sido Alastor y eso era lo que importaba. Más importante aún, todo el tiempo que llevaba conociendo a Alastor le había probado a Angel que el Demonio de la Radio no hacía nada por consideración. Alastor lo había besado porque había querido y fue corto, pero tan preciado y si bien podía vivir el resto de su existencia sin otro beso, Angel deseaba que fuese hubiese algo entre ellos, algo con un nombre, algo de ellos. Claro, él esperaría si eso era lo que Alastor querría.

Angel había tenido que aceptar que su necesidad era biológica. Controlable, por supuesto. Pero profundamente instintiva. Se sentía ridículamente bien cuando Alastor acariciaba su pelaje o estaba tan cerca que su aroma se impregnaba en Angel. En realidad, cuando Vox y Alastor habían vuelto a sus respectivos cuerpos, Angel había reparado que Alastor no se había cambiado de ropa cuando fue a aterrorizar la ciudad. Cualquiera que se cruzase en el camino de Alastor se imaginaría que Angel y él eran pareja.

Tal vez Alastor no lo besase otra vez, pero tal vez le daría una mordida y...

— Estás apestando mi bar. —Husk lo picó en la nariz—. Y tus marcas están brillando en exceso.

Angel le sacó la lengua de forma juguetona.

— Husky ¿no te han dicho que es grosero hablar de las feromonas de otros? —Angel agitó sus pestañas en su dirección— Es vergonzoso para alguien como yo.

— Sí, claro. —Husk giró los ojos y acercó la botella a su boca—. No creo que conozcas la vergüenza, niño.

— Oye... ¿Alastor te ha mordido? —Angel apoyó sus brazos inferiores en la barra y se inclinó en su dirección.

Husk escupió el licor en su dirección y él supo que se lo tenía bien ganado por hacer esas preguntas cuando otros tenían algo en la boca. Aun así, él arrugó su nariz ante el aroma a licor barato y se quitó la chaqueta para limpiarse con esta la cara y pecho.

— Tomaré eso como un sí. —Angel acusó entrecerrando sus ojos.

— ¿Qué tipo de pregunta es esa? —Husk dio un golpe sobre el mesón y se giró, ocultando su oscuro sonrojo— ¿Qué está mal contigo?

— Oh, muchísimas cosas, todo inició cuando nací dentro de una familia mafiosa ¿sabes? —Angel se rio y frotó más su pelaje.

Mon ange, que alegría verte aquí, aun en tan lamentable estado.

Angel casi cayó al suelo al oír la voz de Alastor a su lado de la nada. El Overlord logró sostenerlo del brazo y lo equilibró de regreso al taburete. Husk se rio entre dientes contra su botella y Angel le lanzó una mirada amenazante.

— Sonrisas... —Él ladeó su cabeza, sabiendo que sus marcas estaban ligeramente brillando—. Ya me conoces, estaba haciendo compañía a Husky.

— Por favor, llévatelo. —El felino rogó—. Se está aburriendo y está diciendo tonterías.

Virtue and ViceTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang