◈Capítulo 13◈

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Lucy y Bella se encontraban en la habitación de la menor, ambas recostadas en un como silencio. La mano de Bella jugueteaba con los mechones pelirrojos de Lucy, ambas perdidas en sus pensamientos, o mejor dicho, perdidas en unos ojos dorados.

Lucy por otra parte, sentía unos grandes nervios invadir su cuerpo. El día anterior, Jasper la invitó a conocer oficialmente a su familia luego de la escuela y posteriormente, le pidió que la acompañara a buscar algo que llegó a Seattle para el rubio.

La parte de acompañar a Jasper hasta Seattle no era el problema, si no la primera parte de los planes.

La pelirroja nunca tuvo problemas para socializar con gente adulta, de hecho, siempre pudo desenvolverse con facilidad en cualquier círculo social; su característico humor, inteligencia y personalidad, logra transmitir esa extraña seguridad que la mayor de las mellizas siempre desprendió a los extraños.

Pero hoy, conocería a los padres adoptivos del muchacho que le robaba el sueño desde que lo conoció. Conocía al Doctor Cullen, pero no a su esposa. Conocía a los hermanos adoptivos de Jasper, pero nunca convivió con ellos fuera de la escuela o ahora que era conocedora del gran secreto que guardaban.

—Desde aquí puedo escuchar los engranajes de tu cabeza maquinando sin parar, Lucy— Bella llamó su atención, acariciando la mejilla de su hermana, quien se quedó demasiado tiempo con los ojos abiertos y mirando un punto muerto.

—Tú estarás igual cuando Edward te presente a sus padres. Recuerda mis palabras— bromeó con voz tenebrosa y moviendo sus dedos, lanzando una especie de hechizo invisible.

—No tienes por qué preocuparte, Lucy. Ellos verán a la buena persona que eres— Bella ánimo dándole una pequeña sonrisa. La pelirroja sonrió con ternura antes de abrazar a la menor dejando su cabeza en el hueco del cuello de la castaña.

Bella Swan, a los ojos de muchas personas podría ser considerada alguien carente de sentimientos o demasiado seria para su edad. Pero en realidad, Bella era una de las personas más leales y hermosas que Lucy a conocido; sabía con toda la certeza del mundo que la castaña siempre estaría a su lado, ya sea siguiendo sus locuras, limpiando sus lágrimas o como ahora, dando palabras de aliento para darle seguridad a Lucy.

Bella y Lucy eran unas hermanas incondicionales.

El claxo de dos autos las sacó de su estado de acicalamiento, con movimientos perezosos se levantaron de la cama y juntas miraron por la ventana. Sonrisas adornaron los rostros de las mellizas, sobre todo el rostro de Lucy.

Jasper y Edward estaban frente a la casa Swan, apoyados contra sus respectivos autos en una pose de espera. Los ojos de Jasper encontraron los de Lucy a través del cristal y le fue inevitable sonreír al ver lo feliz que parecía por verlo. La risa de Edward interrumpió el momento.

—Cielos, nunca te imaginé tan azucarado, Tiburoncín— carcajeó al escuchar los pensamientos tan cariñosos y cursis que invadieron la mente de Jasper en cuanto vió a Lucy.

—No me digas así— habló recuperando su habitual tono y expresión seria. Miró amenazante al cobrizo, que no paraba de soltar risitas.

—¡Hola, Tiburoncín!— la voz cantarina de Lucy llamó su atención, se acercaba a paso rápido con alegría desprendiendo de cada poro.

—Chiqui…— saludó divertido, abrazó con fuerza (moderada) a la pelirroja, aspirando su dulce aroma y riendo cuando ella lo hizo. —Estas preciosa…— mencionó cuando vió su largo cabello amarrado en una linda trenza. Lucy lo miró con un leve tono rojo adornando sus mejillas, no lograba controlar esas sensaciones que solo Jasper podía provocar y eso le encantaba.

𝕌𝕟𝕔𝕒𝕟𝕟𝕪 /𝕁𝕒𝕤𝕡𝕖𝕣 ℍ𝕒𝕝𝕖Where stories live. Discover now