𝕌𝕟𝕔𝕒𝕟𝕟𝕪 /𝕁𝕒𝕤𝕡𝕖𝕣 ℍ𝕒𝕝𝕖

✧Capítulo 5✧

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—Lucy, toma— Bella la sacó de sus pensamientos. Miró a su melliza, quien le extendió una fotografía recién impresa.

—Gracias, Marie…— le regaló una brillante sonrisa a su melliza.

—"Feliz cumpleaños"— ironizó Bella, provocando las risas en ambas.

—Si…feliz cumpleaños— asintió Lucy negando con la cabeza. —¿Puedes creer que mamá me haya enviado una pelota firmada por Phil?— preguntó recordando cómo había empezado el día.

—Si…Esta vez se pasó de la raya— asintió Bella, pensando en lo impertinente que podía llegar a ser Renee a veces.

—Que no espere un regalo de mi parte para su cumpleaños— advirtió Lucy con una ceja alzada. —No. ¿Sabes qué?. Le enviaré una foto mía y se la firmaré— construyó el plan "maligno" en su mente. Soltando esa risa típica de los villanos de Disney. Bella carcajeó sin poder evitarlo por las ocurrencias de su hermana.

Lucy suspiró cuando la risa se terminó y miró el papel que la castaña le había entregado; era la foto que Alice había tomado unas horas atrás. Jasper y Lucy tenían sus frentes juntas y se sonreían como si nada más en el mundo fuera importante. Solo ellos dos.

La pelirroja no pudo evitar sonreír al verla, acarició con cariño el rostro impreso de Jasper. Cruzando los dedos para que se apareciera en su ventana más tarde. Quería asegurarle que todo estaba bien, ella y Bella estaban bien y no los culpaban en absoluto. Las mellizas saben bien cuánto les cuesta a los últimos miembros de la familia Cullen, pues ellos tuvieron una crianza distinta.

Carlisle lo mencionó mientras cosía las cortadas de las Swan. Lucy recibió 7 puntos en su rodilla y para Bella fueron 5. Feliz cumpleaños, mellizas Swan.

Al cabo de un rato cada una fue a su cama, con la intención de descansar. Pero la cabeza de Lucy no dejaba de pensar, sentía una gran preocupación apretándole el pecho.

No quería que Jasper se torturara con lo sucedido, no sabía cómo hacerle ver que todo estaba bien.
Esperó largas horas con la ventana de su habitación abierta, esperando a su compañero, pero nunca llegó.

Sus ojos ya estaban cansados de ver fijamente la pecera y alzó lindos peces nadar de un lado al otro, los alimentó una última vez y se dispuso a dormir con esa desagradable sensación en su pecho.

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Lucy conducía como una desquiciada, se habían quedado dormidas y la campana ya había sonado hace algunos minutos cuando la camioneta naranja se estacionó en la secundaria.

—¡Casi morimos!— exclamó Bella, sujetando con fuerza su asiento.

—Tú lo dijiste, "casi"— recalcó la palabra con burla en su voz. —Al menos llegamos a tiempo— buscó el lado positivo.

Era cierto, aún se veían a los adolescentes rezagados caminar a paso rápido para llegar a las primeras clases.

—Bueno, te concedo eso— asintió Bella bajándose del auto.

Lucy rodó los ojos divertida, bajó del auto e instintivamente buscó los autos de la familia Cullen. Grande fue su sorpresa cuando no los vió, ellos siempre llegaban temprano, probablemente no vendrían hoy a la escuela.