Taylor Souvage, una famosa cantante, se encuentra con Travis Kovac, un destacado jugador de fútbol americano, después de uno de sus conciertos. Travis se enamora profundamente de Taylor por su talento y personalidad, pero ella lucha con sus propias...
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Narrado por Travis.
Mientras disfrutamos de la película, me sentía profundamente feliz de compartir ese momento con ella. Su mano entrelazada con la mía, sus suaves caricias en mi brazo... todo ello me hacía sentir que estaba en el lugar correcto, en el momento adecuado.
La abracé con ternura, queriendo transmitirle todo el amor que sentía por ella. Mi corazón latía con fuerza, y mi respiración se aceleró. Quería que supiera lo mucho que significaba para mí.
De repente un pequeño ronquido invadió mis oídos, noté que se había quedado dormida. Apoyaba su cabeza en mi pecho, con los labios ligeramente entreabiertos. Un hilo de saliva se deslizaba por su mejilla, ensuciando mi camisa.
No pude evitar sonreír ante esa escena tan tierna. La mujer de mis sueños descansaba en mi pecho, confiada y segura. Me sentí dichoso y afortunado de transimtirle esta sensación.
Le di un beso suave en la frente, y luego la llevé con cuidado a su habitación.
Con sumo cuidado, le quité los zapatos y la acomodé entre sus almohadas, cubriéndola con su suave edredón. Rápidamente se acomodó y no pude apartar la mirada mientras dormía. Su rostro sereno, sus pestañas largas y oscuras, sus labios ligeramente entreabiertos... todo era tan hermoso. No pretendía ser un observador invasivo, pero verla descansar era algo a lo que podría acostumbrarme fácilmente.
Bajé por las escaleras para apagar la película y recoger el desorden que habíamos dejado. Limpié la cocina y me aseguré de que todo quedara en orden, no quería ser un invitado-sorpresa descortés.
Aunque habíamos hablado de nuestro amor y nos habíamos besado, no quería asumir que tenía la libertad de poder dormir con ella. Por el momento, éramos solo amigos, pero yo anhelaba algo más.
Cuando terminé de limpiar, volví a la habitación. La miré por última vez, sonriendo. Luego, salí de la habitación y me dirigí a una de las habitaciones de invitados.
Mientras me vestía para dormir, el olor de su perfume se impregnó en mi camisa. La tomé en mis manos y la acerqué a mi nariz. Un suave aroma a flores y vainilla se apoderó de mis sentidos.
Cerré los ojos y dejé que el aroma me llevara a otro lugar. Me imaginé a ella, sonriente y radiante, como siempre.
Su perfume me hipnotizaba. Me hacía sentir feliz, era como un hechizo que me mantenía cautivo. Suspiré profundamente y me despedí de ella en mi mente. Luego, coloqué la camisa sobre la cama y me acosté.
En lo que el sueño lograba apoderarse de mí, no podía apartar de mi mente ese beso que le había robado y que ella había dulcemente aceptado. Su beso me había robado el aliento y la imagen de su rostro angelical me hacía suspirar.
Me imaginaba a los dos juntos, enamorados y felices. Ella es la mujer de mis sueños, y esperaba que momentos como ese se repitieran en el futuro.
Deseo de todo corazón que lo mío con Taylor sea eterno, o al menos dure mientras la vida nos permitiera estar juntos.
