30. Miss Americana & the Heartbreak Prince

2.4K 133 89
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.








Nos quedamos mirándonos por un largo rato sin decir nada. Sus ojos azules me miraban con intensidad, como si pudieran ver mi alma. Yo no podía apartar la vista de él.

—¿Segura?—preguntó finalmente.

Mi corazón latió con fuerza. Estaba segura de querer compartir mi vida con él, pero también sentía nerviosismo. Nunca antes había apoyado a una pareja en un evento público.

—Claro que sí—respondí, con voz firme. Quería que supiera que estaba allí para él, pase lo que pase.

—De acuerdo—sonrió, y su sonrisa iluminó toda la habitación.—¿Quieres que te acompañe a tu hotel?

Me sentí un poco decepcionada. Había esperado que me invitara a pasar la noche con él. Pero, por otro lado, entendía que era importante no aceleramos las cosas entre nosotros.

—No, gracias—dije con una media sonrisa—Me iré por mi cuenta.

—¿Estás segura?—preguntó Travis acercándose a mí—Has venido sola, no quiero que estés desprotegida aquí en Kansas.

—Estoy bien—respondí acercándome a la puerta—He viajado sola muchas veces antes.

Travis me miró a los ojos, y pude ver la preocupación en su expresión. Con pasos lentos se paró frente a mí, nuestros cuerpos estaban a pocos centímetros y pude escuchar los latidos de su corazón.

—Por favor, déjame acompañarte—suplicó—No quiero que te pase nada.

—De acuerdo—Saqué las llaves de mi bolso y se las extendí a Travis. Él las tomó con suavidad, y nuestros dedos se rozaron por un momento. Sentí un cosquilleo en la piel y mi corazón comenzó a latir más rápido—Vamos.

—Gracias—Travis sonrió mientras abría la puerta del departamento.

Nos dirigimos al ascensor en silencio. Travis se mantuvo a mi lado, y pude sentir su calor corporal. Me sentí protegida y amada a su lado.

El ascensor llegó a la planta baja, y salimos a la calle. El aire de la noche estaba fresco y limpio.

Caminamos juntos hacia la salida del edificio. Aunque estábamos cerca uno del otro, era como si nuestras manos se resistieran a tocarse. No sé si era por nerviosismo o por algo más.

Algunos inquilinos del edificio nos miraron sorprendidos. Se apartaron de nuestro camino con respeto, pero pude notar que sus miradas eran de curiosidad.

—¿Dónde dejaste el auto? —preguntó Travis cuando salimos del edificio.

—En un callejón cerca de aquí —respondí, con una sonrisa coqueta.

Travis frunció el ceño.

—¿En un callejón? —repitió—Eso no suena muy seguro.

—No te preocupes —le dije con tranquilidad—Es un callejón tranquilo, y mi auto está aparcado en un lugar seguro.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now