32. Let's stop running from us

2.9K 123 61
                                    

¡Advertencia!El próximo capítulo presenta contenido explícito

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¡Advertencia!
El próximo capítulo presenta contenido explícito. Se recomienda discreción al lector.












La música retumbaba a todo volumen en el interior del auto, mientras Travis acelera a toda velocidad por las calles de la ciudad. Los paparazzis nos seguían de cerca, tratando de tomarnos una foto.

Me acurruque en el asiento del copiloto, sintiendo el viento en mi cabello y el corazón latiendo con fuerza. Travis conduce con destreza, esquivando los autos y las personas que se cruzaban en nuestro camino.

Me sentía protegida a su lado, pero también emocionada y excitada. La adrenalina corría por mis venas y no podía dejar de sonreír.

Travis me miró de reojo, una sonrisa en sus labios.

—¿Estás bien, mi cielo?— me preguntó.

Asentí con la cabeza, sin poder apartar la vista de sus ojos.

—Estoy bien—le dije en un suspiro—Estoy mejor que bien.

Travis acarició mi pierna con suavidad, y yo sentí un hormigueo en la piel.

—Me alegro—dijo sin apartar su mano de mí—No quiero que nos molesten está noche.

Seguimos conduciendo a toda velocidad, dejando atrás a los paparazzis. El motor del auto sonaba de manera abrumadora acercándonos más a nuestro destino, mientras yo me sentía libre y despreocupada.

Por primera vez en mi vida, me sentía realmente segura. Travis era mi refugio, mi protector, mi todo.

Los paparazzis se habían quedado atrás, y Travis comenzó a conducir con más calma.

Mire a mi alrededor y la ciudad se desvanecía a nuestro paso, y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo. Comencé a reconocer el camino al que íbamos y era el de su casa.

Me sentí emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Este día marcaría el inicio de todo en nuestra vida. Por fin, después de todo el mal que nos había sucedido, después de la depresión que nos había invadido a ambos, por fin estábamos juntos.

Por fin llegamos. Travis apagó el motor y, antes de salir, me miró profundamente a los ojos. Sus ojos azules brillaban con una intensidad que nunca había visto antes.

—No puedes imaginar lo feliz que me hiciste hoy —me dijo con una sonrisa.

—¿Por qué? —pregunté curiosa.

—Porque verte en el estadio apoyándome —me respondió con una sonrisa—Fue lo mejor de mi día. Era difícil de creer que estuvieras allí, pero cuando volví a mirarte, me di cuenta de que no era una ilusión. Estabas ahí para mí, como lo prometiste.

Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos, sintiendo cómo mi corazón comenzaba a latir con fuerza, como si quisiera salir de mi pecho. Necesitaba expresar lo que bullía en mi interior, lo que él significaba para mí.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now