34. Will we be happy?

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Los días transcurrían con una normalidad envidiable, o al menos eso parecía para mí

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Los días transcurrían con una normalidad envidiable, o al menos eso parecía para mí. Mi presencia en el estadio había desatado un furor tal que incluso eclipsaba el mismísimo partido de fútbol. A Travis, lejos de incomodarle, le divertía la situación; disfrutaba de que nuestra relación acaparase la atención, fuese por el medio que fuese.

Mis padres, por su parte, estaban encantados con mi nueva relación. Mi padre, en especial, se había tomado la molestia de dedicarnos más de una hora de su valioso tiempo para hablar sobre este nuevo paso que estábamos dando.

—Chicos, estoy muy feliz por ustedes, pero a partir de ahora tienen que tener cuidado con quién conviven, qué dicen y, sobre todo, qué es lo que hacen... Taylor, —me habló serio—Tú más que nadie sabes cómo será su vida a partir de hoy. Así que, por favor, solo recuerden que en cada tropiezo su amor debe prevalecer.

—¿A qué se refiere?— murmuró Travis mostrando una sonrisa a través de la pantalla.

—Luego te explicó —le dije sosteniendo su mano.

Posteriormente todo comenzó a encajar en nuestras vidas, él había hecho traer desde casa a mis pequeños con la esperanza de que lograrán adaptarse a Travis y a sus pequeños. Aunque fue complicado en un principio solo tardó unas cuantas horas para que ambos grupos se llevarán de maravilla.

Por las mañanas siempre me encontraba sola dado que Travis siempre se iba temprano a sus entrenamientos y en esos pequeños instantes de soledad los aprovechaba para componer nueva música.

Las tardes se convertían en nuestro refugio, un oasis de palabras y sonrisas después de la tormenta del día. No importaba si el entrenamiento había sido agotador para Travis, siempre llegaba con una sonrisa radiante, listo para fundirse en un abrazo conmigo y disfrutar de las horas que nos quedaban.

Travis, con esa ternura que me enamoraba cada día, se ponía manos a la obra para preparar la cena. Un ritual sencillo, pero lleno de amor, que convertía la cocina en un espacio mágico.

Para cerrar la noche, nos acurrucábamos en el sofá con una película. Aunque, entre risas y susurros, rara vez llegábamos al final. Lo importante era compartir ese espacio íntimo, abrazados bajo una manta y con la respiración acompasada.

Esas noches eran un oasis en el tiempo, un refugio donde el amor florecía en cada palabra, en cada gesto, en cada mirada...

—Amor, ¿de verdad no puedo ir contigo a Nueva York? —pregunté con un puchero en los labios mientras sus brazos me rodeaban por la cintura.

—Claro que me encantaría que estuvieras a mi lado —respondió él con una sonrisa traviesa—Pero creo que es mejor que nos encontremos allá. No quiero que te sientas incómoda durante el vuelo tan largo.

Me pregunté si lo que me comentaba era debido a aquella noche en la celebración en el bar.

Decidí no dejar que la incertidumbre me dominara. Tomando las riendas del asunto, planeé un viaje a New York por mi cuenta. Quería que Travis conociera a mis amigos, así que preparamos una cena especial para la ocasión. También aproveché para reencontrarme con mis amigas y compartir con ellas las emociones que inundaban mi corazón en este mes y medio tan intenso.

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⏰ Terakhir diperbarui: Apr 06 ⏰

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