20. Anywhere

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En mi hogar de New Jersey, la nostalgia me invadía. Era tan difícil despedirme de Travis, pero solo sería por unos días. Pues iba a acompañar a mis queridos amigos Jack y Maggie en su boda de este fin de semana.

Deseaba que Travis me acompañara a la boda de mis amigos, pero por ahora habíamos acordado no salir como pareja al público. Queríamos que estuviera concentrado en su carrera, y sabía que la atención mediática sería una distracción. Yo estaba acostumbrada a eso, pero no sabía cómo él reaccionaría a toda la presión. 

A pesar de la distancia, Travis y yo habíamos encontrado formas de mantenernos conectados. En su tiempo libre, organizamos videollamadas que duraban horas. Mientras uno de nosotros estaba haciendo su rutina, el otro podía ver y escuchar al otro. Era como si estuviéramos juntos.

En mi habitación, me comencé a vestir con el mejor vestido que pude encontrar. Mientras me miraba al espejo, saqué la hoja con el discurso que había preparado para la ocasión. Lo repasé una y otra vez, pero algo no me convencía.

Sabía que tenía que ser perfecto, pues era la madrina del novio y mi discurso era uno de los más importantes de la noche. Pero, por mucho que lo intentaba, no lograba encontrar las palabras adecuadas.

Dejé el papel a un lado y me concentré en mi aspecto. Quería estar presentable para la ocasión, pero también quería estar cómoda y segura de mí misma.

Después de un rato, me sentí lista. El vestido me quedaba perfecto y me sentía guapa y radiante. Sonreí ante mi reflejo. 

Mientras nos dirigimos a la cena de ensayo, George comenzó a hablar por teléfono, pero sonaba furioso.

—Señorita, hay un problema. En las afueras de la casa hay multitudes congregadas. ¿Qué quiere hacer?

¿Qué debía hacer? ¿Cómo era posible que la gente supiera dónde se llevaría a cabo la cena?

Maggie y Jack habían deseado mantenerlo en privado y nos habían pedido a cada uno de los invitados que fuéramos cautelosos con la información de la ubicación. Yo, por mi parte, había cumplido con su solicitud. Entonces, ¿qué estaba sucediendo?

Mi mente comenzó a dar vueltas. Por un lado, sabía que si iba, las multitudes crecerían. Los paparazzi estarían allí en un abrir y cerrar de ojos, y la boda de Maggie y Jack estaría en el ojo público.

Por otro lado, si no iba, ¿no estaría decepcionando a mis amigos? ¿No estaría rompiendo una promesa?

—Quiero ir —dije con firmeza. George frunció el ceño. 

—Pero, señorita, ¿Está segura? —preguntó.

—Muy segura —le respondí—Quiero estar allí para mis amigos. 

—De acuerdo —dijo George—Pero me encargaré de que nadie la vea.

Asentí, pero todavía estaba preocupada. No sabía cómo mi equipo iba a mantener alejadas a las multitudes.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now