Taylor Souvage, una famosa cantante, se encuentra con Travis Kovac, un destacado jugador de fútbol americano, después de uno de sus conciertos. Travis se enamora profundamente de Taylor por su talento y personalidad, pero ella lucha con sus propias...
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Al bajar del avión, noté que el clima que nos recibía en Kansas era uno totalmente perfecto. El sol brillaba con fuerza, pero no hacía tanto calor como para estar incómoda. El cielo estaba despejado y el aire era fresco y limpio. Era un día perfecto para comenzar una nueva vida.
Subí a la camioneta y me senté en el asiento del copiloto. Observé cómo Travis comenzaba a dar indicaciones al personal de seguridad. Era evidente que él tomaría el control de todo en cuanto a mi seguridad. Ya no tenía que preocuparme por ello. Travis lo haría con gusto. Travis se sentó al volante y comenzó a conducir.
Mientras nos dirigíamos a la casa de Travis, noté que la camioneta estaba totalmente polarizada. Esto me hizo sentir protegida y segura. Sabía que Travis había elegido el vehículo pensando en nuestra comodidad.
En el camino, pude percibir cierta tensión en Travis. Aunque tenía curiosidad por preguntar, me pareció que la respuesta era evidente.
—Estamos a punto de llegar a casa —me comentó con una sonrisa mientras observaba distraídamente las calles.
—Está bien —le respondí, compartiendo su alegría.
—Solo necesito hacer una parada rápida en el supermercado para comprar algunas cosas para la comida —tomó mi mano y la acarició— ¿Te importa esperar en el coche?
—Claro que no, tomate el tiempo que necesites —le dije, con una sonrisa.
Travis me dedicó una mirada agradecida y estacionó la camioneta frente al supermercado. Mientras él se dirigía a comprar, aproveché para observar a través de los cristales polarizados a los equipos de seguridad que estaban posicionados estratégicamente para mantener la discreción que deseábamos.
Me sentía protegida y amada. Sabía que Travis haría todo lo posible para que yo estuviera a salvo.
—¡Listo! Ya estamos preparados para ir a casa—Travis cerró la puerta del auto y se dirigió a su asiento, colocando las compras en los asientos traseros —¿Estás lista? —preguntó con una sonrisa.
Asentí con entusiasmo, sin poder quitarle los ojos de encima.
—Me gustó tu baile —comentó Travis, sin mirarme directamente, pero pude notar cómo sus mejillas se teñían de un ligero rubor.
—¿En serio? —pregunté con un tono coqueto, mordiéndome el labio inferior.
Travis asintió, colocando su mano en mi pierna y apretando suavemente.
—Sí —dijo con sinceridad —Todo lo que haces me gusta —sus dedos trazaban pequeños círculos sobre mi piel, provocando un cosquilleo que me recorría todo el cuerpo.
Mientras esperábamos en el auto ante la luz roja del semáforo, Travis aprovechó el momento para acercarse un poco más a mí. Sus ojos se clavaron en los míos, y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. Se inclinó hacia mí y me besó con ternura, sus labios acariciando los míos con delicadeza.
