Capítulo 22: I Think About You

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                            Duff

Después de esa demostración de piano comencé a sentir algo especial. No sé si solo era yo el que lo sentía, pero el ambiente y mi corazón estaban de acuerdo. Solo me faltaba un impulso para ir directamente hacia sus labios y aquella fuerza que me pudiera encaminar a tomar esas riendas dejando de lado cada impedimento. Poco a poco sentí como esa fuerza se iba haciendo cargo de mi cuerpo, tanto que se comenzó a acercar cada vez más a ella.

Me pude sentir conectado a todo mi alrededor después de mucho, hasta que la conexión se rompió cuando se escuchó un portazo al abrirse la puerta: era Izzy quien había estado buscándome para unas cosas de la banda.

—¡Aquí estás! —mencionó y se quedó apenado cuando vio a Audrey —Perdón, no sabía que estabas ocupado.

—No te apures Izzy, ya me iba —se levantó tomando sus cosas de manera acelerada despidiéndose de nosotros hasta que salió por esa puerta.

Y pensar que estaba animándome a dejar mis miedos de la lado antes de ser interrumpido. No me gustaba que todo el tiempo tenga que pasar algo para que yo pueda probar de esos carnosos y brillosos labios, pero en parte creo es mi culpa por no ser directo a decirle lo que siento.

Izzy sabía que pudo haber pasado algo si él no hubiese llegado, lo sabía. Aun así, él estaba un poco consternado después de haberle dicho que no intentaría nada después de casi ver a Nikki y a Audrey darse un beso. A pesar del momento que había sido guardado en mi memoria, me era casi imposible mantenerme alejado. Era como si necesitara estar rodeado de su atención, que pronunciara mi nombre y sentir su cercanía para hacerme compañía. Necesitaba saber también qué es lo que ella siente, sí de verdad tiene un interés hacia Nikki, pero por dentro algo me decía que así era. No puedo guardar mi distancia, pero sí seguir cuidando de ella como siempre lo había estado haciendo.

A veces me sentía como un niño sin saber hacer las cosas, cuando en realidad si puedo. Así era como me había estado sintiendo desde el momento en el cual mi interior despertó y descubrió que el sentimiento que no había querido salir.

Recordaba que aun le debía algo por cumplir. Descubrir la ciudad en su totalidad era lo que faltaba. En este tiempo había estado cumpliendo por enseñarle ciertos lugares, pero había uno que presentía que le iba a encantar. Ya no podía continuar con los pretextos de incapacidad para no estar con ella, porque mi alma y yo no queríamos estar dejando de escuchar su risa, ver su mirada y disfrutar de su buena compañía.

No dudé en llamarle después de clases para invitarla al lugar que tenía planeado y que se me había ocurrido que podría ser excelente para estar a solas. Y así fue...

Fui por Audrey en coche hasta su casa lo más rápido posible antes de que la puesta de sol se pusiera. Quería verla con ella desde las alturas del cerro donde se encuentran las letras "Hollywood", la zona más linda para apreciar la ciudad.

—¿Slash? ¿Qué haces aquí? —mencionó Jamie desde la puerta de la entrada de su casa.

—Vine por Duff. ¿Dónde está? —preguntó Slash esperándolo.

—Él ha salido, pero me puedes decir a mí y yo le dejo el recado —estaba de brazos cruzados con una actitud negativa.

—No puedo, él me dijo que me acompañaría casi saliendo a carretera por unos instrumentos que hemos comprado. Aunque, dudo que tu quieras ir, ¿No es así? —Slash estaba en una posición un poco retadora.

—Mejor dile a René que te acompañe. Ella  debe ser mejor acompañante que yo.

—¡¿Celosa?!

—Eso quisieras —respondió tratando se estar desinteresada.

—Para tu información, René solo es mi alumna que se ha convertido también en una buena amiga. No debería por qué importarte, según tengo entendido tenemos hecho las pases aunque me odies. —rió un poco con cinísmo.

—No me importa en lo absoluto que hagas con René...

—Entonces acompáñame, si no te importa nada, sé mi acompañante esta vez. —ella quería negarse, pero le ganó más el ego que otra cosa para aceptar, así que lo hizo.

Cuando llegué por ella a su casa, sabía que algo diferente estaba por pasar. Algo dentro de mí me decía que Audrey iba a estar encantada por aquél lugar donde miraría cada parte de la ciudad y a la gente desde la cima mirándose tan diminuta e indefensa.
Sería ver cada detalle de la ciudad desde un punto distinto desde las alturas teniéndonos a nosotros dos de compañía.

—¿A dónde me llevas? —preguntó ella observando que estabamos lejos de la urbanización pero subiendo un cerro.

—Ya verás —sonreí a mí mismo mientras manejaba tratando de hacerme el interesante.

Al finalizar el recorrido, Audrey comenzó a  gritar de la emoción desde el momento en que estacioné el auto.

—¡No puede ser, Duff! Es hermoso —bajó del coche a observar para después dirigirse a mí para abrazarme.

En ese momento sentí como si mi cuerpo tuviera una descarga de estrés y estuviera entrando a un estado de relajación total, con mucha paz de por medio.

Cuando me soltó, volvió a mirar el bello horizonte que se formaba desde los rayos del sol ocultándose. Era el momento preciso para sentarnos y mirarlo desde nuestra posición; y así fue. Nos sentamos justo en donde las letras de Hollywood estaban y así tener un momento de paz que tanto nos había hecho falta.

Yo la miraba tan pensativa apreciando toda la vista, tanto que parecía que por su mente ocurría algo que no la dejaba del todo tranquila. Quizá pudiera ser imprudente o inoportuno sacar esa duda de mi cabeza, pero decidí preguntárselo. Ella me miraba diciendo que no era nada, pero que había sido tan bello detalle en decidir por un lugar tan encantador como este.

Nos sentamos justo donde estaban aquellas letras del barrio y ambos contemplábamos la bella vista hasta que de su boca salieron unas palabras envueltas de tristeza.

—Me ha agradado conocer toda la ciudad en un día. Verla desde lo alto me traslada a bellos momentos en Nueva York —sonreía mientras lo contaba.

Nunca me había atrevido a preguntarle el motivo de su mudanza aunque siempre tuve esa incertidumbre de conocer lo que en verdad había sucedido. Era muy extraño que alguien de otra ciudad se mudara cuando le faltan pocos meses de graduarse.

—¿Lo extrañas mucho, verdad? —Le cuestioné al fin y ella me miró con esa carita triste que jamás había visto.

—Te mentiría si te dijera que no. Me la pasé casi toda mi vida ahí y todo lo tenía ahí. Creo que puedes entenderme porque viajaste desde Seattle a una ciudad desconocida con gente que no conoces. Fue tan dificil. Luego pensar que probablemente no logres adaptarte ni encajar con nuevas personas, es lo peor.

—Pero lo lograste... Encajaste con nosotros. Todos estamos felices de tenerte aquí. —ella hizo media sonrisa mientras el viento volaba su cabello, en ese momento rompí el silencio y le pregunté con el mejor tacto posible —Nunca te había querido preguntar esto pero... ¿Qué fue lo que influenció para que tu familia decidiera mudarse a Los Ángeles?

Ella volteó a ver el horizonte en lo que suspiraba como si en su mente le estuvieran regresando esos recuerdos que parecían no ser tan buenos. Sus ojos brillosos casi queriéndose llenar de agua la delataban.

—Mi familia y yo vivíamos muy felices, éramos tan unidos como ahora pero disfrutábamos de cada momento. Yo vivía una vida normal con la gente que me rodeaba; mis amigos de allá también disfrutaban de la vida conmigo con mucha diversión hasta que de un momento a otro todo cambió. —me miró sonriéndo tratando de mostrar que no le dolía pero sus ojos llorosos mostraban todo lo contrario. —Unos tipos del trabajo de mi papá hicieron fraudes y lo señalaron a él. Después de eso, viene lo peor porque lo amenazan con hacerle daño a su familia y a él. Fueron momentos horribles, no pudimos más y él decidió mejor mudarse a otro lugar con otras oportunidades. Estuvimos en peligro y nosotros no queríamos que le pasara nada. Fue una decisión que se tuvo que tomar por el bien de todos.

Una lágrima se resbaló rápidamente desde sus ojos hasta su mejilla de la cual limpió de inmediato tratando de mostrar que era fuerte ante esa situación mientras me la contaba. Y me ponía triste mirarla llorar de nuevo una vez más, tanto que no pude evitar volver a ser su refugio de llanto, el hombro donde podía llorar si quería o el amigo con quien decida reír y distraerse las veces que sean necesarias.

No lo pensé más de dos veces para acercarme a ella y abrazarla. Para mí había sido un lindo detalle que tuviera la confianza para contarme algo tan fuerte de su vida. Yo sabía que el resto no estaba enterado y estoy seguro que ni Sixx tenía la información de la situación familiar de Audrey.

—Algún día podrás regresar, yo lo sé. Y cuando lo hagas, me gustaría acompañarte en esa aventura. —me miró ya más tranquila con los ojos llorosos, parecía agradarle la idea de ser yo quien lo acompañara.

—Oye Duff... ¿Recuerdas que en la mañana fui al salón de música a decirte algo? —asentí con la cabeza mientras le miraba esos bellos ojos — En realidad... yo quería decirte algo más.

—¿Qué pasa? —estaba un poco consternado.

—Yo... yo quería decirte que...

Me seguía mirando a los ojos cuando el tono de llamada de mi celular comenzó a sonar. Era la llamada entrante de un número desconocido.

—Perdóname...

—No pasa nada, contesta.

Contesté la llamada que recibí. Era una persona desconocida que preguntaba por mi nombre y mi apellido. Se me hizo tan extraño que estuvieran localizándome alguien de fuera.

—Sí, con él habla. —respondí con firmeza.

La señora desconocida del otro lado de la línea me dijo que no me preocupara tanto y que tratara de tranquilizarme.

—¿De qué está hablando? —pregunté extrañado.

—Jamie Mackagan y Saúl Hudson están en el hospital. Tuvieron un accidente automovilístico y se han salido de la carretera.

Shadow Of Your Love / (Duff Mckagan Y Nikki Sixx) Where stories live. Discover now