Capítulo 25: I Love You

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                       Duff

La vista espectacular desde las letras de Hollywood y una buena compañía era lo que más necesitaba. Ésta era perfecta si se trataba de mantener cercanía con la chica que me gustaba, siendo el momento indicado para poder estar más tiempo a su lado y quizá el momento para confesarle mis sentimientos.

Todo iba en buena dirección estando ahí; las conversaciones eran fluídas, el ambiente se tornaba romántico, pero en eso una llamada me llegó. Era la voz de una desconocida mencionando que mi hermana había sido parte de un accidente automovilístico donde ella había salido lesionada.

Esa noticia despertó mi alerta y yo no podía continuar con lo que estaba por hacer. Mi hermana era tan importante para mí, no podía estar tranquilo si ella no estaba bien, así que tenía que ver por su seguridad.

Me sentía mal porque las veces que quiero expresarme y decirle lo que siento a Audrey, nunca puedo ya sea por timidez o por circunstancias alternas. Sin embargo, de algo estaba seguro: quería reponer este tiempo a solas.
Cuando se recuperó mi hermana y Slash salió del hospital, me di cuenta que Audrey había sido también esa parte fundamental en mi vida, demostrándome todo el apoyo que necesitaba en esos momentos de vulnerabilidad. Gracias a ese apoyo incondicional que había recibido, se me había iluminado la cabeza en crearle algo especial. Para eso, necesitaba ayuda de alguien muy creativo y ese ser era mi propia hermana.

Su imaginación y creatividad me ayudaría para la idea que le tenía preparado. Por su puesto, no faltaron los cuestionamientos de su parte.

—¿Por qué tanta sorpresa? –preguntó con picardía para saber si me sacaba la información.

—Ella me contó que extrañaba Nueva York ¿Qué le ves de sorprendente? Solo quiero que se la pase bien.

Esperaba que Jamie se creyera ese cuento para no dar largas explicaciones. Esperaba que se lo creyera después de esa mirada sonriente y ese levantamiento de ceja.

Al preparar todo, le llamé a Audrey para pasar por ella a su casa. Se había sorprendido tanto por lo que le tenía preparado y lo supe cuando vi que sus ojos se tornaron llorosos al verlo.
Eso a mi me hacía sentir felíz y por supuesto, pensaba que mis esfuerzos para sorprenderla valían totalmente pena.

Durante la cena no paraba de sentir tanta felicidad dentro de mí. Tenía la necesidad de expresarle mi sentir y cada una de las emociones que me generaba al ver el más mínimo rasgo de su ser. No tenía las palabras exactas para definir esta seguridad y calma que me generaba su presencia; mi niño interior se sentía en refugio y en su hogar soñado, como en el paraíso iluminado resplandeciendo el arcoiris.

Por primera vez, mi vida tenía un motivo para ser mejor persona. Había descubierto el día en la oscuridad y la musa perfecta para dedicarle todas mis canciones. Tal vez no sea el mejor hablando directamente todo lo que siento, pero estaba seguro que con mis composiciones quedaría claramente detallado y escrito todo mi amor en cada una de sus letras.

Cuando la llevé a casa, me sentía pleno y contento de saber que había valido la pena cada uno de mis esfuerzos por verla felíz. Me conformaba con saber que le había encantado cada uno de mis detalles sin excepciones y aceptándolos sin juzgarlos.

No voy a perdonarme jamás por no haberme dado cuenta de la mujer que tenía frente mío. Su fortaleza, sinceridad, humildad y sencillez eran el combo perfecto para la mujer perfecta. ¿En qué estaba pensando antes de conocerla? Lo superficial era nada más que eso: superficial. ¿De qué le sirve a una persona tener el mejor físico, largas piernas y cabello rubio cuando por dentro estás podrido?

La verdad es que me moría de celos de saber que Nikki había sido quien probara sus labios antes. Me mataba el hecho de pensar que puede llegar a ser correspondido y que yo corriera tras un amor no correspondido. Me daba miedo no serlo. Supongo que era la principal razón por la cual no me atrevía a decírselo ni a demostrárselo.

Además, dentro de mí también me daba ess sensación de incomodidad y enojo de saber que el obsequio tan valioso que ella tenía se lo había regalado Nikki. Es uno de mis mejores amigos, pero no podía con los celos que me generaba saber sus verdaderas intensiones y que también estaba buscando la manera de sorprenderla.

Sinceramenre no quería que mis emociones me dominaran, pero si quería saber algo que llevaba mucho tiempo deseando saber. Necesitaba decifrar si ellos dos estaban intentando algo o si estaban empezando a salir. Mi cuerpo, mi mente y mi corazón me pedían a gritos obtener esa respuesta de manera inmediata. No buscaba las palabras y si dudé muchas veces en preguntarle, pero estaba seguro que quería oír ya la respuesta a mi duda. Ella me respondió sin rodeos que Nikki y ella eran amigos nada más, pero también quería conocer algo más:

—Y... —pensé las palabras correctas para preguntrarle mis dudas, hasta que la miré seriamente para decirle —¿El beso que te dió significó algo para ti?  —volteó a verme fijando su mirada en mí quedándose inmóvil sin emitir ni una sola palabra.

Ella reaccionó y me preguntó nerviosa de dónde había sacado esa información, pero le admití que yo los había visto ese día del concurso.

Me ponía mal pensar que sentía emociones fuertes por Nikki y no por mí. Pero de esto dependía mi decisión de continuar con todas las intensiones de conquistarla.

Parecía que no quería contestar y evadía cada pregunta que le hacía sobre eso. ¿Entonces si lo amaba? No quería hablar del tema aunque se lo volviera a preguntar. Tanto así era que prefirió darse la media vuelta para empezar a caminar hasta la puerta de su casa.

—¿De verdad no sabes por qué construí Nueva York para ti? ¿El esfuerzo que he estado haciendo con tal de sorprenderte y que estés bien? ¿Querer estar más tiempo contigo?

Ya no podía más. No podía continuar ocultando mi verdadero sentimiento que llevaba ocultando desde hace mucho. El corazón de Duff Mckagan era el que estaba hablando, no su cuerpo ni su mente. Al fin se había apoderado tomando el control de mí para gritarle esas palabras que tanto me rehusé a decir.

—¿Acaso no te das cuenta? —hice una pausa tomando aire para respirar profundamente y soltar pronunciadamente lo que sentía—Estoy enamorado de ti.

Mi ser sentía un alivio por decirlo, ahora solo quería hacer una cosa más.

Me dirigí caminado hacia ella sin pensarlo y le tomé el hombro para tratar de darle la vuelta y así poder besarla. Y así fue. La tomé de su rostro mientras mis labios encontraron los suyos y en automático sentir el sabor de su boca.

Nunca me había sentido más vivo y más felíz en toda mi vida que en el momento que sentí las mil vibraciones y conexiones que se desplazaron hasta mi cerebro al rozar sus labios por primera vez.

Shadow Of Your Love / (Duff Mckagan Y Nikki Sixx) Where stories live. Discover now