CAPITULO|01

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01|¿Dejaremos de sufrir algún día?

Estoy gritando, quiero encontrar de eso que tanto aman al hablar.

NARRA JULIETTE

Había escuchado miles de frases de su parte que incluso podría repetir de memoria. 

Aunque me aburrían, el único lado positivo que tenía toda esta situación era lo atractivo de su físico. Podría mirarlo sin que pareciera una acosadora.

La profesora entra al salón. Acomoda su cabello hacia atrás quitándolo de su frente.

—Buenos días a todos.

Nadie respondió y solté una pequeña carcajada. 

—Buenos días a todos —Volvió a decir.

Me di el tiempo de detallarlo mucho mejor y me topé con sus ojos marrones. Mientras que todos saludaban a la profesora, incluyéndolo.   

—Isaac —llamó al raro del salón después de dejar todas sus pertenencias. Al sentarse acomodó su falda de tubo, y aliso el suéter arrugado de mangas largas que tenía de atuendo. Parecía un completo desastre. 

—Puedes comenzar con tu proyecto.

Este le regaló una sonrisa de labios cerrados y amontonó papeles en sus manos, pasándolo hacia su mesa.

El salón estaba envuelto en murmureos y nadie me estaba prestando atención. Necesitaba atención. 

—Cállense —dije y nadie me miró.

Exhaló sacando el aire retenido. 

—¡Callen, callen! El cristiano quiere dar su sermón —Cruzo mis piernas por debajo de la silla cuando tengo la atención que quiero y repiqueteo los dedos en la mesa del estudio de ensayo.

 —No sean groseros con Isaac —dijo la profesora advirtiendo al grupo de adelante. Que está conformado por Estefany, mi supuesta mejor amiga, Eduardo, mi mejor amigo y Adrián.

—Shhh —Me sigue Eduardo—, todos en silencio, vamos a escuchar con atención las locuras que dice nuestro querido prójimo.

El castaño nos observa detalladamente, y une las cejas, mirándonos con interés. 

—¿Qué pasa? —Estefany interviene—. ¿Tenemos algún demonio que quieras reprender?

Cruza los brazos en su pecho.

—Buenos días para ustedes también, bendiciones.

—Buenos días para ustedes también, bendiciones. —Repetí con burla.

Miro al castaño que comienza a recitar, no sé qué cosa sobre el amor y sobre un supuesto Dios, al que locamente defiende, y prometo que lo único que estoy intentando aguantar es la carcajada que quiere brotar de mis labios.

Intento detenerla. Prometo que lo intento; sin embargo, no puedo aguantarla.

Está retumba por toda la habitación y a esa se le suman las de mis compañeros/amigos.

—¡Juliette! —Exclama la profesora de artes escénicas y yo finjo un bostezo apartando los rulos de cabello castaño que caen sobre mis hombros—. Si vuelves a faltarle el respeto a tu compañero, Isaac, te anularé esta presentación y en la siguiente tienes tres puntos menos.

Mi sonrisa se congeló. 

—¿Es en serio? —respondí entre dientes, con incredulidad.

—¿Me ves riendo?

UN LLAMADO PARA VOLVER A CREER [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora