CAPITULO|11

5.3K 402 37
                                    

Le he dado todas las razones para que Dios quiera dejarme, pero siento que mientras más intento cambiarlo, más me demuestra que es imposible.

11|Soledad.

[Dos meses después]

NARRA JULIETTE

Tengo en la mente incógnitas que por una razón u otra no salen de mi cabeza. Están clavadas tan profundas que aseguraría que tales no vienen de la mente, sino de mi corazón.

Respiro.

Me paso las manos por el rostro desesperada, por quitarme la sensación que tengo en la piel. 

Vuelvo a respirar.

Entonces, exhalo.

El timbre de mi teléfono comienza a taladrar lo profundo de mi ser.

—¿Quién está molestando? —Esa mañana no estaba de humor. Estaba tan cansada de lo mismo. No necesitaba una pelea mañanera, mucho menos, antes de terminar el semestre en la universidad.

Mordí el interior de mi mejilla. Suspirando. 

—Hola, cariño —Su voz era suave y cálida—, quería saber cómo estabas y cuando volverías a la universidad.  —Por algún motivo quería llorar al escucharlo.

Quería gritar. 

Jugaba con el llavero de las llaves del auto y la balanceaba distraídamente. —Estaba bien hasta que llamaste —respondí toscamente, a pesar de todo. Lo cierto es que, me estaba volviendo loca—. Dime rápido que carajos quieres y apúrate,  no tengo tiempo que perder contigo.

Las preguntas seguían dando vueltas a mi cabeza.

Rumbo a la universidad limpio las lágrimas que descienden de mis ojos por el término soledad que se clava en el centro de mi pecho. 

Me pregunto: 

¿Qué haría si no despierto mañana? 

Sé que tal vez, dicha pregunta sea muy común para todos, sé que en las películas, y en las series, se vuelve una forma de establecer un hilo de conector hacia el público, pero si lo vemos en otra dirección, toma un significado diferente cuando realmente llega a tus pensamientos en la vida cotidiana. 

¿Habría cumplido todos mis sueños? 

Me pregunto si logre lo suficiente para dejar esta vida por iguales. 

—¿Qué quieres? —pregunté nuevamente y mi paciencia estaba llegando al límite.

—Por los momentos no quiero nada —respondió su voz comenzaba a agitarse, no pregunte por ello.  

Chasquee la lengua, mordiendo el interior de mi mejilla. 

Respire antes de volver a hablar.

—¿Quién dijo que yo te daré algo si me lo pides? Ademas, seguramente no necesitas nada de mi, nunca te soy útil ¿no?—respondí levantando la ceja.

—Nunca has podido negarme algo, Juliette.

Su respuesta llego tan rápido que sentí rabia. 

Solté una pequeña sonrisa que lastimosamente Adrián no podía ver por medio de la línea. Ese chico creía que seguiría con la misma dinámica y que yo sé la aceptaría después de darme cuenta que realmente no me quiere.

—Cariño —suspire pausadamente para que pudiera escucharlo—, ¿que quieres perder?

Carraspea por la línea. Supongo que al darse cuenta que, realmente no estoy jugando.

UN LLAMADO PARA VOLVER A CREER [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora