CAPITULO|13 Pt1

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Ella dio su último suspiro y confío. Su reinado comenzó cuando dejó el orgullo, el temor y creyó verdaderamente en su creador. 

13| Que me perdone todas las veces que lo ignore cuando me llamó. 

NARRA JULIETTE.

El reloj sonaba en mi cabeza. Parecía que todo a mi alrededor comenzaba a pasar en cámara lenta. Mi enfoque estaba distorsionado, superaba toda barrera más allá de mi entendimiento.

10,

9,

Había oscuridad y el silencio del que quería alejarme se expandía como una nube en medio de una tardía lluvía. Ese silencio que no llenaba nada de mi corazón, llegaba. Incluso era perturbador, angustiante, difícil de mantener, era extremadamente asfixiante. 

Estaba orando hasta las tres y cuando me levanté sentía que nada podría alejarme de él. 

No me importaba el dolor en mis rodillas. 

Estar en su presencia era lo mejor que tenía. 

Hacía calor. Había demasiado calor incluso con el acondicionador encendido. 

8,

7,

Una gota de sudor recorría mi espalda, y otras varias recorrían mi frente. A diferencia de mis pies que estaban fríos, mis dedos parecían hielo al frotarlos con las pantorrillas de mis pies. 

Pensamientos recurrentes.

Dar vueltas en la habitación, probablemente abriendo un hueco en medio del lugar, era lo único que podía hacer para buscar una forma de alejar los pensamientos, esos pensamientos. 

 »Mátate. 

»Nadie nota tu existencia. 

»Ve a la caja y toma el pequeño paquete rojo. 

»Utilízalo.

»Sería el final de tu tormento. 

6,

Necesito dejar de pensar. 

Me repito por inercia. Pero, desesperada, aparto las sábanas de mi cuerpo y me encamino por la habitación dando vueltas y vueltas y miles de vueltas que me ayuden a alejarme de esta sensación. 

Vuelvo a la cama y me tiró sobre ella en seco. No puedo describir como me siento. Es desesperante, algo me está llamando y estoy luchando con todo lo que tengo.

No funciona. 

Respiro profundo, soltando un suspiro que hasta a mí me da lástima por lo tembloroso que se percibe y me tiró en el suelo dejando caer mi cuerpo sin cuidado. Creía que el impacto me haría reaccionar. No logré conseguir el efecto que quería. 

—Mami, ¿por qué la vida es tan dura? 

No podía abrir una bolsa de chucherías. 

—No me puedo comer mi galleta. —añadí aguantando las ganas de reír al ver el rostro de mi mami bañado en diversión. 

—Cuando seas grande lo entenderás, sabrás y aprenderás muchas cosas. 

—Yo quiero ser grande. 

—A veces no sabemos lo que pedimos. Pronto lo entenderás, mi amor. 

—Sigo queriendo ser grande.

UN LLAMADO PARA VOLVER A CREER [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora