Capítulo 10: Intuición egoísta

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Jack, consciente de su incapacidad para defenderse en su estado actual, no dudó en entregarle a Amber el arma que llevaba. Confiaba en la valentía y la determinación de la joven para protegerlos a ambos. Sus ojos se encontraron en un breve instante de complicidad y confianza, y luego volvieron a centrarse en el entorno, listos para enfrentar cualquier amenaza.

—Alguien se acerca —susurró la mujer con voz temblorosa, sus ojos escudriñando la penumbra en busca de cualquier indicio de movimiento.

El bosque, con los últimos rayos de sol, parecía más impenetrable que nunca. Los sonidos nocturnos de la naturaleza comenzaban a preparar el aire, creando una cacofonía de ruidos desconocidos para ambos. La tensión era palpable, como una cuerda a punto de romperse, y cada latido de sus corazones parecía resonar en sus oídos.

Mientras aguardaban en la penumbra del bosque, ambos se dieron cuenta de que su destino estaba lejos de resolverse. La noche prometía ser larga y peligrosa, y debían enfrentarla superando cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. El dolor en la pierna de Jack le recordaba su vulnerabilidad, pero deseaba sobrevivir.

De repente, unas ramas crujieron en la distancia, alertando a Amber. Sus sentidos estaban en alerta máxima, tratando de identificar cualquier amenaza que pudiera estar acercándose. Las figuras oscuras amenazaban cada vez más, y la rubia tenía su arma preparada para defenderse.

 A medida que lo desconocido se acercaba, la tensión crecía y los nervios de la chica se disparaban. ¿Serían amigos o enemigos? ¿Podría confiar en ellos para ayudar a liberar a Jack y protegerlos a ambos?

La tensión en el ambiente se mantuvo en su punto máximo mientras Amber fijaba su mirada en la extraña figura que se acercaba. Su mano siguió aferrada al arma, preparada para disparar si la situación lo requería. Habían pasado por suficientes dificultades como para confiar ciegamente en cualquier desconocido, y la joven estaba decidida a proteger a Jack a toda costa.

La presión aumentaba mientras Amber se mantenía alerta, buscando la fuente del ruido que escuchó. De repente, apareció una figura en la distancia. No era un saqueador, sino una mujer con un atuendo extraño. La extraña mujer, vestida con ropas que parecían ser de otra época, continuaba su avance con cautela, consciente de la desconfianza que emanaba del dúo.

—Lo siento mucho, esto debe doler —dijo la extraña mientras observaba la trampa con pena, sus arrugados ojos reflejando empatía.

Sus palabras tranquilizadoras no parecían tener mucho efecto en Amber, cuyos sentidos seguían alerta ante cualquier amenaza potencial.

Jack, por su parte, continuaba luchando por liberar su pie atrapado en la trampa de osos. El dolor seguía martillando en su mente, pero su determinación no flaqueaba. La idea de ser rescatado de su agonía era un rayo de esperanza que le daba la fuerza para seguir adelante.

La extraña mujer finalmente llegó lentamente junto a ellos y comenzó a examinar la trampa. Amber no bajaba la guardia, pero sus movimientos eran menos tensos a medida que la desconocida mostraba preocupación genuina por la situación. La voz de la mujer, suave y llena de compasión, comenzó a disolver el hielo de desconfianza en el corazón de la chica.

Mientras tanto, Amber notó que la anciana no estaba sola. Había hecho una clase de señal a alguien, y pronto un anciano se acercó a toda prisa para unirse a la escena. Sus rasgos también estaban marcados por el paso de los años, con arrugas profundas y cabello canoso. Su mirada reflejaba preocupación y cuidado por la situación.

—¿Puedo ayudar de alguna manera? —preguntó el anciano incorporándose a la reunión, mirando a los jóvenes con sus ojos cansados pero amables.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now