Capítulo 19: Hogar

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Amber se mantenía inmóvil, intentando controlar su respiración y mantener la calma. Cada vez que la bestia gruñía o lanzaba un arañazo al aire, sentía que su corazón se detenía por un instante. El miedo la paralizaba, la hacía sentir como si estuviera encerrada en una jaula con un depredador hambriento.

La criatura se movía con rapidez, dando vueltas alrededor de ella, buscando su presa. La rubia podía sentir su mirada clavada en ella, como si estuviera escaneando cada centímetro de su cuerpo. Cada vez que se acercaba, la joven cerraba los ojos, esperando el momento en que le arrancaría la vida.

Pero la bestia parecía estar confundida, como si no supiera por dónde atacar. Movía la cabeza de un lado a otro, olfateando el aire, intentando encontrar la posición exacta de su presa. La chica se mantenía quieta, apenas respirando, intentando pasar desapercibida.

La tensión en el ambiente era palpable. El sonido de las hojas secas bajo las patas de la criatura, el crujido de las ramas a su paso, y el rugido de su respiración acelerada, eran los únicos sonidos que se escuchaban en el bosque. Amber sabía que cualquier movimiento en falso podría significar su fin.

La joven se encontraba inmóvil en medio de la espesura del bosque, observando el aterrador espectáculo frente a sus ojos. El infestado que la había estado persiguiendo, en lugar de atacarla a ella, se encontraba devorando al anciano psicópata que había intentado hacerle daño. La sangre salpicaba en todas direcciones mientras esa cosa desgarraba la carne del hombre con sus dientes afilados y ensangrentados.

El alivio momentáneo que había sentido al ver que el comehumanos no la atacaba se convirtió en un horror paralizante. Amber lucho por contener las náuseas y el terror que la embargaban, quería apartar la vista de la escena macabra, pero a la vez no podía apartar los ojos de ese espeluznante espectáculo que se desarrollaba ante ella.

Mientras la criatura se concentraba en su inusual banquete, la rubia aprovechó la ocasión para moverse con sigilo y alejarse lo más discretamente posible. Cada paso que daba representaba una pequeña victoria, y cada metro que recorría la acercaba un poco más a la libertad que tanto ansiaba.

A pesar del miedo que la seguía persiguiendo, Amber supo que debía mantener la calma y la determinación. La bestia había demostrado ser impredecible, y no podía darse el lujo de hacer ruido o llamar la atención. Cada uno de sus movimientos era medido y calculado, como si estuviera bailando al borde de un abismo.

El bosque oscuro la rodeaba, y los sonidos misteriosos del entorno parecían susurrar secretos incomprensibles en su oído. El viento agitaba las ramas de los árboles, creando sombras que se movían como espectros en la penumbra. Amber sentía que estaba inmersa en un mundo de pesadilla, pero la urgencia de escapar la impulsaba a seguir adelante.

La criatura se movía con rapidez y se dejaba llevar por los leves sonidos, dando vueltas alrededor de ella, buscándola. Amber podía sentir su mirada clavada en ella, como si estuviera escaneando cada centímetro de su cuerpo. Pero la bestia parecía estar confundida, como si no supiera por dónde atacar. Movía la cabeza de un lado a otro, olfateando el aire, intentando encontrar la posición exacta de su presa.

Amber se mantenía quieta, apenas respirando, intentando pasar desapercibida. La tensión en el ambiente era palpable. El sonido de las hojas secas, el crujido de las ramas a su paso, y el rugido de su respiración acelerada, eran los únicos sonidos que se escuchaban en el bosque. Amber sabía que cualquier movimiento en falso podría significar su fin.

De repente, la bestia se detuvo en seco, como si hubiera encontrado lo que estaba buscando. Amber abrió los ojos con cuidado y vio que la criatura se había detenido frente a un arbusto cercano. La joven se sintió momentáneamente aliviada, pero su alivio se transformó en horror al ver lo que estaba sucediendo.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now